Mamá psicóloga
Capítulo 77

Capítulo 77:

POV Lizbeth

“¿Podemos ir de regreso con la abuela ahora?”

“No, ahora cierra la boca”.

“No le hables así”, grita mi hermano.

“Cariño, cuando llegamos a casa comeremos algo”.

Veo a la niña comenzar a llorar.

Mi cuñada maldice gritándole una vez más que se calle y luego un fuerte golpe deja la pantalla en blanco por un segundo.

El video desaparece, pero puedo escuchar el audio perfectamente.

“¡Oh, cielos!”.

Esa voz…

“¿¡Se encuentran bien!”

“Los… los niños…”

La voz de mi hermano es agonizante.

“Ayúdeme a…”

“Señor está en un acantilado, no se mueva, el auto podría caer”.

Escucho algo que no se puede entender.

Los lloriqueos infantiles me hacen beber mucho más de mi trago y la voz de mi hermano se escucha después de unos minutos.

“Entregue esto a la policía”, dice.

“Gracias por sacar a mis hijos del coche, gracias por sacarme del coche”.

“La policía estará aquí en un minuto, su esposa…”

El sonido de un coche llena la pantalla.

Mi corazón se detiene cuando mi hermano le pide a la chica correr.

Un grito se escucha antes de que el sonido se llene una especie de interferencia.

Escucho la respiración de mi hermano agitarse hasta que todo comienza a escucharse mucho menos claro.

Es como si la grabadora hubiese sido movida de lugar.

“Te dije que ibas a morir”

reconozco la voz de mi tío.

“Pero fuiste tan terco como lo era tu padre, ¿Verdad?”

Mi hermano jadea.

“Al menos salvaste a esos niños, pero tú, tú vas a morir ahora Darwin”.

“Jeremías lo sabrá, él va a…”

“Tu hermano no sabía una m!erda y tú vas a morir en vano porque el Grupo Mark será mío ahora”.

“Eso no va a…”

El silencio llena la grabación por unos instantes.

Luego escucho la voz de mi tío una vez más.

“Escúchame bien niñita, si dices una sola palabra voy a matarte a ti y a tu hermano como a tus papás, así que mejor quédate callada”

La grabación se detiene.

Mi respiración se detiene con ella y siento tanto dolor que ni siquiera me doy cuenta de que me metí tan profundamente en lo que estaba haciendo, que no vi a mi sobrina en la puerta de la oficina.

“Mamá y papá murieron porque hable”, dice con voz temblorosa.

“Mi nueva mamá se va a ir también, ¿Verdad papi…?”

“No, mi niña”

Corro hasta ella para consolarla.

“Tú no tienes culpa de nada y voy a traer a mamá de vuelta”, prometo.

“Ahora todo estará bien, te lo prometo mi vida”.

POV Lizbeth

Ni siquiera tengo el valor de ir a casa de mi madre, me siento una vez más como si el mundo se hubiese acabado y ahora estoy aquí, en el cuarto de un hotel que solo me hace sentir más miserable.

Estoy aún en shock sobre lo que dijo Jeremías.

Mi corazón duele tanto que no puedo respirar al recordar una y otra vez la forma en que Lucía gritó que no me marchara.

Cierro los ojos cubriéndome con esta fría sábana de hotel.

Quiero volver.

Quiero estar con los niños y apoyar a Jeremías, pero no soy capaz de hacer eso, me siento lastimada por lo que hizo.

También mi mente sigue diciendo que después de todo esto es lo mejor porque después de todo esto terminaría.

Quizás más adelante les haría más daño y eso es exactamente lo que no quiero.

Duermo durante demasiadas horas.

Me despierto cuando alguien toca en la puerta de la habitación y aunque no tengo muchas ganas de salir del cuarto.

Le permito a la empleada del hotel hacer sus deberes mientras voy por algo de comer a la tienda más cercana.

La noche se ha tornado más fría.

Camino por la acera, sin saber exactamente qué hacer ahora o mejor dicho, sin querer aceptar lo que tengo que hacer ahora.

Llego a un pequeño parque, me siento en uno de los bancos con la bolsa colgando de mi mano.

Las lágrimas caen de mis ojos sin que pueda detenerlas mucho más y oculto mi rostro en mis manos mientras lloro desesperada una vez más.

Lloro hasta que no me quedan lágrimas, me pongo en pie dándome cuenta de que no creo poder recuperarme de esto de ahora en un buen tiempo, tomo una respiración profunda antes de caminar de regreso al hotel e ignoro las llamadas de mi madre para seguir consumiéndome en mi propia desesperación.

Pasan alrededor de dos días antes de que me sienta lo suficientemente bien para regresar a la casa de mi madre.

Dudo un momento mientras me mantengo de pie en medio de la puerta, pero abro la puerta porque después de todo no tengo otro lugar donde ir.

El olor familiar de mi madre me destroza.

Trago profundo después de dejar las maletas junto a la puerta, subo las escaleras sin muchas ganas realmente y mi madre aparece en el pasillo antes de que llegue al final.

“¿Cariño?”

Mi madre me mira.

“¿Oh, Liz, que está sucediendo?”

Mi madre corre hacia mí.

Luego me abraza consoladoramente y siento que mis lágrimas ya no pueden ser detenidas.

Lloro en los brazos de mi madre hasta que ella me pide ir abajo, me sienta en una de las sillas de la cocina y siento que he vuelto en el tiempo solo que ahora.

No tengo las manos inmovilizadas.

“Le dije a Jeremías que no te dijera sobre lo del accidente”, comenta mi madre.

“No puedo creer que lo hiciera, no debí darle las cosas”.

“¿Las cosas?”

Miro a mi madre confundida.

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