Mamá psicóloga
Capítulo 76

Capítulo 76:

POV Jeremías

La lluvia que cae hace que vea borrosamente como mi mujer se marcha.

Mi hijo llora desesperado a mi lado mientras sostengo a Lucía que sigue llorando desconsolada.

No puedo creer que por primera vez en cuatro años ella…

“¡Mamá, no te vayas!”, grita Lucia mientras ella enciende las luces del auto.

Trato de calmar a la niña, pero no puedo hacerlo.

Mi hijo me mira entre llantos y no necesita decir nada para saber que me está culpando.

Lucia se aferra a mi cuello, suplicándome que vaya por su mamá, pero no puedo hacer nada.

Escucho al perrito que mi madre les regaló, ladrar a la nada y ni siquiera me doy cuenta hasta que veo a Lucas correr bajo la lluvia.

Maldigo dejando a mi hija sobre el suelo.

Corro tras mi hijo bajo la lluvia y él intenta apartarme pataleando cuando lo cargo lejos del suelo.

“¡Déjame!”, grita.

“Quiero a mi mamá se fue por tu culpa”

Él me empuja

“Esa mujer mala le dijo cosas, todo es tu culpa, papá, todo”

El niño llora mientras lo abrazo.

Corro bajo la lluvia para volver al portal y siento que mi mundo se ha hecho pedazos cuando veo a mi hija llorar.

Dejo a su hermano en el suelo e intento abrazarlos a ambos para calmarlos.

No sé qué infiernos hizo Elena, pero consiguió confirmarme dos cosas.

Es un monstruo sin escrúpulos y la segunda que estoy completamente enamorado de mi mujer.

Llevo a mis niños adentro, Lucas no dice una palabra mientras lo baño y le cambio de ropa.

Lo meto a la cama antes de hacer lo mismo con mi hija que no ha dejado de llorar, pero cuando estoy por meterla a la cama ella lleva sus manitas a mi rostro.

“Mamá se fue porque no dije nada”, murmura.

“Yo no quería que se fuera, pero mi mamá y el hombre malo dijeron que debía estar callada”

Ella esconde su rostro en mi hombro.

“Esto es mi culpa papá”

Mi hija sigue llorando.

Cierro mis ojos tratando de clamarla y la arropo.

Lucas sigue sin decirme nada, así que le pido ser buen niño en silencio.

Salgo de la habitación después de apagar la luz, me tomo unos minutos antes de bajar las escaleras.

La tormenta ha amainado un poco, así que camino rápidamente ayudado de un paraguas hasta el coche y regreso con las cosas que traje de la casa de Lizbeth.

Me digo que mañana trataré de resolver las cosas con Lizbeth, que ahora necesito encontrar las razones que pudieron haber para que mi hermano fuera asesinado por mi tío.

Necesito pruebas para ir donde él para asumir la responsabilidad.

Busco entre las cosas de la oficina algún cargador para el móvil que sigue apagado.

Dejo la carpeta sobre la mesa, subo las escaleras para tomar una ducha mientras espero a que el móvil se cargue y después de unos veinte minutos regreso a la oficina.

Tomo el móvil que ahora está en un veinte por ciento y trato de encenderlo.

Mi pecho se siente extraño cuando lo veo encender sin ningún problema.

Me sirvo una copa de vino sintiendo que mi mundo cada vez está más al borde de un precipicio.

Necesito traer a Lizbeth de vuelta y necesito solucionar todo este lío con mi tío.

Mi cabeza duele, mi pecho se encoge cuando veo la foto familiar donde mi hermano está con los niños y su mujer embarazada.

Doy un trago a mi vaso abriendo fácilmente el celular y mis ojos se mueven por los iconos en la pantalla.

No sé qué hacer exactamente ahora, así que solo voy directamente a las llamadas y la culpa me llena cuando veo las llamadas que me hizo, más de veinte llamadas antes de la última, que es un número que conozco demasiado bien y que además tiene en nombre de mi tío para identificarlo.

Salgo del registro de llamadas para ver los mensajes.

Una vez más veo todos los mensajes de texto que envió a mi número y voy directamente al chat de mi tío.

No hay mucho que realmente sirva ahí para incriminarlo, pero me resulta muy extraño un chat que solo tiene un mensaje en borrador, entro al chat y mis ojos leen rápidamente el mensaje.

[Grabación, llamada]

Salgo del icono de los mensajes al entender lo que significan esas palabras, voy directamente a los archivos y mi respiración se detiene cuando veo un solo audio guardado en la carpeta.

Trago antes de pinchar dicho audio y siento que los remordimientos regresan cuando escucho la voz de mi hermano.

“Porque sigues llamándome…”, Darwin suena molesto.

“¡Dije que lo sé todo, no tenemos nada que hablar tío!”

“No seas estúpido Darwin, vuelve aquí y hablemos, podemos llegar a un trato”

“No quiero un trato con un corrupto como tú y no voy a darte la empresa, así que no tenemos nada que hablar”.

“Te vas a arrepentir, debería importarte más tu familia, Darwin”.

“¡No me amenaces más!”

“No debiste llevarte a los niños, ahora todos van a morir por tu culpa”

La grabación termina.

Dejo el móvil sobre la mesa tratando de asimilar lo que estoy escuchando y el dolor de cabeza crece aún más.

Abro la carpeta que traje de casa de Lizbeth y veo los informes de entrega y venta de medicamentos caducados.

Hojeo rápidamente los documentos.

Me doy cuenta de que tengo todas las pruebas que necesito, pero cuando veo lo que parece un chip de grabación entre las hojas envuelto en una bolsa sé qué hay mucho más aquí.

Dudo realmente si quiero ver qué hay en su interior, pero Darwin no me perdonaría no mirarlo y dejar las cosas como están.

No después de lo que le hicieron.

Prendo el computador de mi oficina bebiendo otro trago, esta vez directamente desde la botella y una vez inserto el chip en el adaptador para tarjetas me arrepiento.

“Te dije que te quedaras en casa…”, gruñe mi hermano.

“Te dije que no vinieras o traerás a los niños. Por un infierno lo que…”

“¿Cómo iba a quedarme en casa Darwin? Ese tipo me amenazó con matar a los niños, con matarte”

“Mi tío no va a hacer nada, yo no voy a permitírselo”

Le entrega el móvil a su esposa.

“Llama a Jeremías, necesita saber esto”.

“¡A tu hermano no le importa nada de esto!”, grita mi difunta cuñada en la pantalla.

“Lo único que quiere es complacer a esa molesta de Elena que no lo ve como algo más que una tarjeta de crédito”.

“¡Dije que lo llames, maldición! No estoy para tus chismes o críticas ahora”

“Mami tengo hambre”, escucho la voz de Lucia.

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