Mamá psicóloga -
Capítulo 54
Capítulo 54:
POV Jeremías
“Por favor pídale a su esposa que sea también una mujer coherente, según pude ver su madre no está de acuerdo con su relación”.
“Mi madre está siguiendo los consejos de mi tío”, admito.
“Dudo que ellos realmente le importen”
“No diga eso, Señor Mark, su madre solo…”, trata de excusarla.
“Ha perdido a muchas personas”
“Pero nosotros seguimos aquí y hasta ahora no les importó, así que dejemos a un lado el sentimentalismo”.
“Comprendo”, el abogado sonríe ligeramente.
“Entonces, juntaré a mi equipo legal para reunir pruebas de todo lo que has estado haciendo estos años y me gustaría poder hablar con tu mujer y los pequeños para tener también algunas pruebas claras de su convivencia”.
“Bien, dejaré esto en mis manos, tengo asuntos con mi tío también”.
“Ese hombre es algo distinto, Señor Mark”
El abogado de mi familia parece disgustado.
“Debe tener cuidado, su padre siempre decía que era capaz de todo por conseguir lo que quería”, duda un instante.
“Y aunque hasta ahora se ha mantenido al margen siempre he visto ese deseo de tener mucho más que la cadena farmacéutica”.
“Nunca lo había visto de este modo”, soy sincero.
“Siempre fue bastante agradable tanto con mi hermano como conmigo, pero ha comenzado a hacer cosas que definitivamente no me agradan, cosas que me hacen dudar”
Mi abogado se pone en pie.
Se despide con un apretón de manos después de hablar un poco más del grupo en general y cuando la tarde ya está por caer.
Recibo la llamada del investigador.
La cifra que envía en el mensaje de texto es bastante alta, pero no dudo en pagar.
“Así que Antoni Mark”, murmura.
“Bueno, digamos que es toda una joyita, ¿Qué le interesaría saber primero?”, me cuestiona.
“Sobre los desfalcos, sobre las farmacéuticas fantasmas o sobre el sospechoso contacto que tiene con una empresa acusada de vender productos adulterados y vencidos en países de economía decadente”.
“¿Qué acaba de decir?”
“Esa persona que quiere investigar es un estuche de sorpresas, realmente hacía tiempo no encontraba a alguien tan exageradamente relacionado con lo ilegal, así que le enviaré simplemente los documentos”.
La llamada se corta.
Aparto el móvil de mi rostro tratando de asimilar todo lo que acaban de decir y cuando el fax en mi oficina comienza a recibir documentos me doy cuenta de que el tipo que contraté sin duda alguna es un buen investigador porque en ningún momento le di mi nombre, mi dirección o mi número de fax.
POV Lizbeth
“¿Mamá porque nos vamos de casa?”
El niño sentado a mi lado en el asiento trasero lleva una mano hasta mi brazo.
“¿Por qué papá no viene?”
“Vamos a hacer un pequeño viaje”, digo acariciando su mejilla.
“Papá irá cuando tenga tiempo, pero mientras lo esperamos”, le guiño.
“Vamos a divertirnos los tres, ¿Ok”
El niño asiente.
Paso una mano por el cabello de la niña dormida en mis brazos y puedo notar como Lucas mira por la ventana hasta casi la mitad del camino.
Trato de estudiar un poco de mis apuntes mientras salimos de la carretera principal, pero cuando el niño que antes miraba por la ventana clava la mirada en la alfombrilla del coche me pregunto si algo está mal.
Lucas no dice una sola palabra, pero puedo notar que sus pequeñas manos han comenzado a temblar sin ningún motivo, acomodo a Lucia sobre mi regazo antes de acariciar el cabello de mi hermano.
“En dos meses empezarás la escuela”, le digo.
“Y la semana que viene podrás visitar al doctor que vimos en el parque de juegos, ¿No te emociona?”
“¿De verdad iremos mamá?”, el chico duda, pero al final contesta:
“¿Podré jugar con él un poco más?”
“Claro que sí cariño”, admito.
“De ahora en adelante él será tu médico y quizás el de Lucia también”.
“Mi hermana sería muy feliz mamá”, admite.
“Lulu, se siente muy sola a veces”.
Sé que mi pequeño niño está extremadamente preocupado por su hermana.
Me parece fascinante que después de todo lo que el mismo está sintiendo se preocupe tanto por alguien más.
Sin duda alguna Jeremías ha hecho un buen trabajo como padre y no pienso dejar que su madre le quite a los niños solo porque no me considera digna de su familia.
“¿Mamá?”
Lucas me mira.
“¿No va a dejarnos papá, verdad?”, suspira.
“¿Tú tampoco vas a irte? Eres la única mamá que quiero para mí y para Lu”.
¡Cielos como puede ser tan tierno!
Me cuestiono dándole un rápido beso en la frente, no puedo decirle que realmente no estoy segura de si me iré o no.
Tampoco puedo prometerle algo que como que me quedaré o estaré con ellos toda la vida.
Independientemente de cómo me sienta o si alguna cosa pasara entre mi esposo y yo, este contrato terminará.
Terminará y no tengo idea de cómo seguirán las cosas en el futuro.
Tardamos casi cuatro horas en ver algo más que solo árboles o cultivos de algún tipo que no me molesto en preguntar.
El chofer dobla una última vez antes de que pueda ver dos inmensas puertas enrejadas de metal.
El chofer se baja del coche, lo observo abrir las puertas antes de regresar al auto y Lucas vuelve a mirar hacia el exterior.
No sé por qué todo el silencio que nos rodea me hace sentir extraña o por qué motivo el pequeño niño a mi lado comienza a destilar esa aura solemne.
La casa aparece en mi campo de visión después de unos diez minutos más de bosque, el camino se hace bastante angosto antes de llegar a casa y siento la brisa refrescante en mi rostro cuando el chofer abre la puerta para nosotros.
Despierto a Lucia antes de bajar con ella aún medio adormilada, Lucas baja desde el otro lado del auto aún con esa extraña expresión en su rostro y se queda de pie frente a la inmensa casa de dos plantas construida con rocas frente a los dos.
“Qué bonito lugar”, digo llamando su atención.
“Nunca había estado en una casa así”.
“Es bonita…”, admite.
“Hacía mucho que no veníamos aquí…”
Este lugar se sentía extraño.
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