Mamá psicóloga
Capítulo 52

Capítulo 52:

POV Jeremías

“Tu nieto está mejor, sé que no te importa, pero mis hijos”, le advierto.

“Esos que te duele ver felices por primera vez en todo este tiempo están hablando y si quieres llevar esto más allá de lo personal, voy a hacerlo madre”, soy sincero.

“Porque entre tus absurdas suposiciones y los niños, ellos me importan más”.

“Tu hermano nunca haría algo como esto, él nunca…”

“¡Mi hermano murió!”, exploto.

“Sé que debí contestarle la maldita llamada cuando lo hizo, pero tenía mis propios asuntos y no hay nada que hacer ahora”, la miro.

“Yo sigo aquí madre, sigo amargándome la vida día con día al ver esa acusación en tus ojos, pero ya he tenido suficiente. Así que piensa bien si estás haciendo lo correcto porque te juro por los cielos que las cosas van a cambiar si sigues adelante con esta demanda para alejarme de mis hijos, porque son mis hijos, madre”.

Salgo del pasillo harto de mirarla, pero mi tío entra por la puerta justo en ese momento y tomo la otra carpeta tirada sobre el suelo antes de lanzarla contra él.

No tengo la paciencia para escucharlo, así que simplemente le digo directamente lo que pienso.

“¿Crees que unas cuantas firmas van a sacarme de mi lugar?”, niego.

“¿Crees que el estúpido apoyo de mi madre puede hacer algo en mi contra?”, niego.

“Soy el único hijo, el único dueño del Grupo Mark y te juro por los cielos que estoy tratando de mantener la calma, Antoni, pero estás rebasando mi límite, ¿Escuchaste?”

“Hablemos Jeremías, estoy haciendo esto por tu bien, para que mis sobrinos…”

“¡Mi bien, mi bien!”, grito.

“¿Sabes cuantas veces he escuchado eso, deja de decirlo?”, digo.

“Ya no te creo una palabra”

Señalo la carpeta que le entregué.

“Porque esto es traición tío”, advierto.

“¿Sacarme de la presidencia? como podría ser eso mi bien”.

“Porque tus hijos te necesitan”, me dice.

“Porque tú estás perdiendo el sentido por una mujer que…”

“¡Para con eso!”, grito.

“No sé qué infiernos te ha dado con Lizbeth, pero es mejor que todos los médicos que recomendaste, mis hijos han hablado por primera vez del accidente y…”

“¡Hablaron!”, la voz de mi tío se tensa.

“¡Lucas no tuvo un ataque, Lucia dijo algo!”

“No es tu asunto, pero será mejor que te apartes de mi camino porque estoy dispuesto air hasta las últimas consecuencias”.

“Jeremías, hablemos como personas decentes, si los chicos están mejorando nosotros…”

“No hay nosotros aquí”, advierto.

“Tú y mi madre pueden demandarme, pueden intentar quitarme a los niños o la empresa, pero no lo van a conseguir porque a mí me importa mi familia”, le advierto.

“Me importa cuidar de lo que mi hermano dejó sobre mis hombros y que me prometí cuidar”

POV Lizbeth

Estoy tan preocupada por la actitud de Jeremías que simplemente no puedo irme a la cama después de acostar a los niños.

Me siento en la sala de estar después de hacerme un té y pienso en lo que Lucas dijo en la tarde sobre su madre.

Me digo que es un tema en el que realmente no debo inmiscuirme, pero no puedo evitar imaginar qué tipo de mujer pudo ser la esposa de Jeremías o mejor dicho con qué tipo de mujer tuvo a sus hijos porque él definitivamente no se casó con ella.

Muevo mi mirada al anillo de boda en mi dedo, esa zozobra que ha comenzado a mezclarse en mis pensamientos cuando recuerdo que esto es un contrato que incluso si aún no ha acabado tiene ya fecha de vencimiento.

Suspiro ante la idea de que no podré ver más a los niños o a su… su padre.

Dejo caer mi cabeza hacia atrás en el sillón mientras me advierto que no debería pensar mucho en lo que Jeremías me hace sentir, o en las cosas que provoca su cercanía en mi cuerpo.

Me advierto que es un terreno peligroso en el que solamente estoy de paso.

No importa cuán dulce luzca o cuan bueno sea conmigo.

Estamos destinados a tomar caminos diferentes en el futuro.

Así que quizás pueda apoyarme en él, quizás pueda pasar un buen rato en sus brazos, pero no puedo dejar que vaya más allá.

No me puedo permitir querer más de lo que puedo tener porque sufrir es algo que me prometí no volver a hacer.

La puerta de la sala se abre de golpe.

Me pongo en pie con prisas y mi esposo entra furioso, lo observo golpear una de las paredes con rabia mientras camina de un lado a otro del pasillo.

No ha notado mi presencia, así que me pregunto qué fue lo que le sucedió en casa de su madre para que regrese de esta forma.

Jeremías respira hondo una última vez antes de mirar en dirección a la sala, nuestros ojos se encuentran y puedo ver la rabia, la angustia y muchas más emociones mezclarse más allá de su mirada.

“¿Sucedió algo?”, cuestiono dando un paso en su dirección.

Él me mira un momento más antes de salvar la distancia entre los dos y abrazarme contra su cuerpo.

Mi corazón se acelera.

La tensión en su cuerpo me hace querer calmarlo, así que simplemente nos quedamos en silencio, abrazados entre el pasillo y la sala de estar.

“¿Estás bien?”, cuestiono.

“¿Por que estás…”

Mis ojos ven sus nudillos sangrantes.

“¿¡Que sucedió!?”

Lo aparto con prisas.

Luego tomo su mano entre las mías y me aterra pensar en que pudo hacer que mi esposo se destrozara los nudillos de esa forma.

Tomo su mano sana para llevarlo conmigo escaleras arriba, sus ojos me miran mientras rebusco entre mis cosas el kit de primeros auxilios para cuidar de su herida.

“¡Dime que pasó!”, pido.

“De verdad, no puedo imaginar que fue tan grave como para que hicieras esto con tu mano”.

“Mi madre quiere quitarme a mis hijos”, dice amargamente después de un momento.

“Ella y mi tío se pusieron de acuerdo para demandarme, ¿Puedes creerlo?”

“Ellos no pueden hacer eso, Jeremías”, digo genuinamente molesta.

“¿Por qué tu madre haría eso? Eres un buen padre, tú eres…”

“Ella dice que estoy perdiendo la cabeza”, gruñe.

“Me acusa de estar pensando solo en mí y olvidarme del bien de mis hijos, no entiendo cómo puede decir eso después de todos estos años”.

Me siento culpable, pero tampoco entiendo exactamente que tienen en mi contra, es verdad que dejé al hijo de p$rra de David en el altar.

Es verdad que mi vida no es de alta clase.

Es verdad que estuve a punto de perder mi futuro, pero eso no influye en la crianza de los niños.

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