Mamá psicóloga -
Capítulo 44
Capítulo 44:
POV: Lizbeth
“Mamá necesita descansar un poco más del… “, carraspea.
“Viaje que hicimos al salón de juegos”.
“¿Esta enferma mamá?”, comenta Lucas mirando en mi dirección.
Trato de sonreír para no preocuparlo y mantengo las manos en mi regazo intentando controlar el temblor en mi voz.
“No cariño, solo… necesito un minuto, ve a ver si ya está la cena, por favor…”
“¡Sí, mami!”, grita antes de tomar a su hermana y desaparecer una vez más por el pasillo.
Mi esposo me mira durante un momento con este extraño silencio flotando entre los dos.
“No deberíamos hacer esto aquí”, comento.
“Quiero decir, los niños…”
“Tienes razón, deberíamos continuar más tarde”, corta mis palabras.
“En mi habitación”
Mis ojos se mueven por su cuerpo y noto un bulto en su pantalón.
Él parece darse cuenta de que estoy mirándolo.
“Iré a darme una ducha”, me informa.
“Volveré para cenar en unos minutos”, sus ojos se mueven por mi cuerpo.
“Aunque de repente he tenido el deseo de probar otro tipo de postres…”
Mi rostro se siente aún más caliente.
Cubro mis ojos avergonzada con lo que acaba de decir y una ligera risa de emoción se mueve por mis labios ante el tentador sentido de esas palabras.
¡Realmente quiero hacerlo con él!
¡Realmente quiero dormir con mi esposo!
POV Jeremías
Tengo que tomar una ducha fría de más de diez minutos para calmarme.
Me coloco rápidamente una camiseta y unos pantalones antes de caminar hacia el comedor.
Mi cuerpo se despierta, una vez más apenas veo a la mujer sentada en el lado derecha entre Lucas y Lucia.
La empleada me observa y sale del comedor rápidamente, me dejo caer en la silla en la cabecera de la mesa e intento no mirar directamente a la mujer que deseo realmente tener entre mis brazos.
Ella sonríe ligeramente mientras este extraño silencio se mueve entre los dos.
“¿Papá porqué la abuela estaba gritando?”
Lucas rompe el silencio con su palabra.
“Abuela nunca grita, pero estos días está siendo mala”.
Hago mi mano, un puño.
Luego miro mis ojos sin saber exactamente qué responderle, mis hijos no pueden ni deben saber que su abuela es una mujer egoísta.
Agradezco que la empleada del servicio aparezca para servir nuestra cena y mi esposa les pide rápidamente a los niños comenzar a comer.
Me da una mirada rápida antes de hacer lo mismo y me siento demasiado lejos de ellos en esta parte de la mesa.
Me pongo en pie para caminar hacia la silla a un lado de Lucas.
Mi hijo sonríe ante esto, paso una mano por su cabello para después de sentarme.
Tomo un bocado de mi plato mientras observo a mi esposa ocuparse de ayudar a Lucía a comer.
Mis sentimientos se sienten aún más extraños cuando observo la íntima cena entre los dos.
El cansancio del trabajo se aleja de mí.
Las malas sensaciones de la discusión con mi madre también son aplastadas por esta agradable armonía.
Lizbeth realmente se preocupa por mis hijos y eso me hace sentir todavía más atraído por ella.
Me concentro en comer mientras mis hijos hacen lo mismo.
Después de unos diez minutos terminamos de cenar y mientras mis hijos dicen que irán a lavar sus dientes, tengo a la chica asustada que intenta escapar de mí sosteniéndola de la mano.
Ella me mira con esa extraña expresión entre emoción y temor que me hace sonreír ligeramente.
“Sobre lo que hablamos hoy”, sonrío.
“Acerca de los niños y el colegio, ¿Podríamos hablar sobre eso?”
“Oh, solo sobre eso”, ella muerde su labio.
“Pensé que querías…”
“Podemos hablar de eso arriba”
Admito acercándola ligeramente.
“Aunque planeo darte un poco de tiempo para pensar, aunque si no lo necesitas podemos…”
“¡No!”, ella casi grita las palabras.
“Quiero decir, yo… si necesito tiempo para… para…”, cierra los ojos durante un minuto.
“Hablemos sobre el colegio de los niños”.
No puedo evitar llevar uno de mis dedos hasta su mejilla, acaricio ligeramente la sonrojada Zona y no suelto sus manos mientras caminamos hacia mi oficina.
Lizbeth observa en silencio alrededor con curiosidad.
Camino en silencio hacia mi mesa y cuando me siento detrás del escritorio mi esposa se sienta en una de las dos sillas frente a esta.
“¿Crees realmente que Lucas y Lucia se beneficiarían de ir al colegio?”
Mi esposa se inclina un poco sobre la mesa genuinamente interesada en la conversación y trato de ignorar el delicado escote del vestido que me desconcentra ligeramente.
Me regaño mentalmente diciéndome que debo concentrarme en lo importante ahora que no es más el futuro de mis hijos.
“Pienso que si hablamos con algunos de los profesores y conseguimos el colegio adecuado sería bastante productivo”, alza un dedo en mi dirección.
“Oh, también podría hacer más fácil que Lucas tolere hablar o estar en contacto con el tema de su trauma”.
Pienso en sus palabras.
Interiorizo si realmente podría ayudar a mis hijos y la mirada de seguridad en mi esposa me hace sentir seguro.
Lizbeth no es la doctora de Lucas, es verdad, pero sin duda ha hecho todo lo posible en este pequeño tiempo que lleva con él.
“Pienso que podríamos mirar algunos colegios”, termino por decirle.
“Pero quiero que estén cerca del hospital o la sede del Grupo Mark”.
“¡Pienso que eso sería buena idea!”, mi esposa sonríe.
“Investigaré alrededor en mi hora de almuerzo y si encuentro un buen lugar podremos hablar con la directora».
“Podemos hacerlo juntos”, digo poniéndome en pie.
“Si vas a tomar el tiempo del almuerzo para esto podemos hacerlo juntos”
Me siento frente a ella y muevo su silla un poco más cerca de mí.
“Podremos ir a comer juntos mientras vemos los colegios”.
“No necesitas hacerlo”, dice ella algo nerviosa.
“Puedo encargarme, ya que es mi idea y sé que estás muy ocupado, así que…”
“Quiero pasar más tiempo contigo”, admito.
“Sé que necesitas tiempo para aceptar o no mi propuesta, pero quizás tomar el almuerzo juntos te ayude a tomar una…”
Mi esposa no responde a mis palabras.
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