Mamá psicóloga -
Capítulo 24
Capítulo 24:
POV: Lizbeth
“¿Quieres que Lucas y Lucía crean que no vas a volver a casa?”.
Pensar en los niños me hace sentir un poco infeliz.
Me digo a mí misma que solo necesito dos meses para terminar la carrera.
He presenciado este tipo de tratos de los doctores con los pasantes, lo he vivido más de una vez, así que organizar estas carpetas o transcribir documentos es simple.
“Puede decirles a los niños que tuve que quedarme un poco más”, lo miro.
“Además, Lucas dijo que quería ir al parque de atracciones, usted podría llevarlos”.
“Podemos ir juntos si termina pronto”, responde él haciendo que no pueda evitar mirarlo a los ojos.
Su sensual rostro no muestra ninguna expresión, pero por algún motivo mi absurdo corazón late irregular ante la idea de ir con este se%y hombre por ahí mientras cuido de sus pequeños niños.
¡Exactamente, cuidar de sus hijos!
No le agrado, él no me agrada y sería una absurdez pensar que podría haber algo más aquí que un trato comercial.
Niego con mi cabeza para que esos absurdos pensamientos desaparezcan, pero el hecho de no haber comido se hace presente.
Avergonzándome cuando mi estómago gruñe sonoramente en la silenciosa habitación.
“¿Tienes hambre?”, murmura el hombre a mi lado cuando ambos miramos a mi estómago.
No sé qué decir.
Así que simplemente me encojo de hombros como si no tuviera importancia.
“No he tenido oportunidad de comer desde la mañana, pero puedo esperar un poco más”.
“No debería dejar de comer”, murmura poniéndose en pie.
“Traeré algo para usted y cuando termine la llevaré a casa”.
“No es necesario, además, si lo ven entrar aquí podría haber rumores y tengo suficiente con que me odie el hombre que me dará una puntuación”.
“No hay casi nadie en esta área, solo iré a la máquina expendedora al final del pasillo”.
“Solo vaya a casa Señor Mark”, respondo.
“Realmente no necesita esperarme”.
“No quiero que la única persona que ha hecho a mi hijo ser menos ermitaño, se enferme”, dice.
“Además, le prometió a los niños que cenaríamos juntos y si se desmaya de hambre no podré llevarla a casa”.
Sale de la oficina sin decir nada más y me cuestiono porque me decepciona un poco que solo me vea como algún tipo de píldora para el tratamiento de sus niños.
Agrupo las carpetas que mi esposo ordeno una sobre la otra en el orden correcto y cuando regresa solo quedan diez carpetas por organizar.
La bolsa con demasiados bocadillos que me entrega me hace pensar que mi esposo probablemente no sabe conseguir solo lo necesario.
Rebusco entre los paquetes dentro de la jaba y sonrío tomando una bolsa de papas fritas.
“Tenga”, le ofrezco la bolsa.
“Terminaré esto y podremos irnos”.
Escucho a mi jefe sentarse una vez más a mi lado.
Ignoro el olor que desprenden las papas cuando son abiertas por la otra persona en esta habitación.
Mi estómago ruge una vez más, pero antes de que pueda excusarme una papa está frente a mis ojos.
“Tenga”
Mi jefe mueve la papa frita frente a mi boca.
“No quiero escuchar su estómago, cuando tiene dinero para comprar un simple bocadillo como este”.
Miro a mi esposo durante un momento.
Siento que quizás solo está siendo amable con la nueva mascota que adquirió y cuando él abre vuelve a vibrar en mi estómago simplemente me inclino hacia delante para comer la papa frita que está ofreciéndome.
Por accidente mis labios tocan sus dedos.
Mi corazón da un vuelco mientras me alejo casi al instante y mientras siento mi rostro volverse rojo.
Mi esposo se pone en pie de un salto, deja el paquete de papas abierto a mi lado antes de desajustar su corbata.
Evita mirarme a los ojos mientras hace sus manos un puño.
“La esperaré afuera”, me dice.
“Y supongo que puede comer por su cuenta”.
“Mmm, sí”, respondo al instante imitando su tono.
“Soy perfectamente capaz de comer sola, así que deje de distraerme”.
“¿Distraerla?”
Mi esposo chasquea la lengua.
“Si, distraerme”
Él sale por la puerta.
“No pierda más el tiempo y apresúrese”.
Me quedo sola en la consulta médica.
Llevo una mano a mi pecho y golpeo ahí para decirle a mi corazón que está siendo absurdamente tonto solo porque he tenido un momento bastante extraño con ese hombre que después de todo es un insoportable.
Me enfoco en terminar mi trabajo antes de comer las papas fritas.
Después de unos diez minutos salgo de la consulta con mi bolsa.
Mi esposo está ahí, sentado con el móvil en su mano.
Camino hacia él, carraspeando para llamar su atención.
Él alza sus ojos en mi dirección, haciéndome sentir una vez más extrañamente nerviosa e intento mirar a cualquier lugar que no sea él.
“Ya podemos irnos a casa”, le informo.
“Y gracias por las papas, estaban muy… buenas”.
“Genial”, responde él poniéndose en pie de un salto.
“Eso es…
Su voz muere cuando quedamos a una distancia demasiado corta.
Mi marido chasquea su lengua antes de ir hacia la izquierda y hago mismo nerviosa.
Esta vez soy yo quien carraspea, e intento ir a la derecha, pero él me sigue haciendo todo más incómodo.
“Yo voy primero”, dice él un momento después.
“Para que no nos ven salir juntos de… de aquí”.
“Oh, si”, digo peinando mi cabeza nerviosa.
“Esperaré dos minutos más para irme detrás de… usted…”
POV Jeremías
¿¡Qué me está pasando!?
Me reprocho una y otra vez mientras conduzco en silencio hacia la casa.
Se supone que me mantendría lejos de esta mujer, que estaría al margen de todo, pero termine dándole de comer con mis propias manos.
“Deberíamos comprar algo para los niños”, dice de repente la mujer a mi lado.
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