Mamá psicóloga -
Capítulo 18
Capítulo 18:
POV Jeremías
“Sí, está bonita”, respondo.
“Lucía se ve bien en ese vestido tan… blanco”.
“¿Y mamá?”
Insiste mi hijo tomándome de la mano.
Lo miro durante un segundo tratando de adivinar como salir de esta situación, pero no creo que tenga una manera.
Así que decido decir la verdad.
“Tu madre también se ve…”
“¿¡Jeremías!?”
La voz en el recibidor de mi madre me hace mirar hacia mi espalda.
Agradezco que fuera tan oportuna antes de caminar rápidamente en dirección a ella y mientras la empleada toma su abrigo trato de sonreírle porque después de todo es la primera vez que me visita en seis meses.
“¡Hola madre!, ¿Cómo estás?”
“Decepcionada”, comenta sacando los guantes de sus manos.
“En especial porque ni siquiera me invitaste a tu boda”.
“Fue un evento íntimo madre”, miento.
“Además no creo que estuvieras de acuerdo, así que…”
“Preferiste mantenerme al margen, sin darme ninguna oportunidad de opinar, como has hecho desde hace años ¿Verdad?”
“No lo digas así madre, este era un asunto que no necesitaba tu consentimiento yo…”
“¿No necesitabas mi consentimiento?”, ella niega.
“Jeremías, soy la cabeza de familia, que tengas el control del grupo, no te da derecho a olvidarte de que sigo viva”.
Esas palabras me molestan.
Observo a mi madre odiando que ni siquiera sea capaz de ser un poco más agradable después de que hace tanto tiempo no me ve, pero me digo que soy un iluso por seguir esperando algo que simplemente no tiene mi madre.
Al menos ya no lo está en ella.
“Tú te olvidas de que yo sigo vivo, madre”, respondo.
“Te olvidas de que tus nietos siguen aquí y solo apareces cuando te dan tus ataques de nostalgia”.
“Dije que no hablaríamos de esto nunca más, Jeremías”, gruñe ella haciendo sus labios una línea.
“Ahora preséntame a esa mujer, tu tío debe estar por llegar”.
No tengo tiempo de afirmar o negarme.
Mi madre sube al pasillo que conduce hasta la sala de estar y llego justo detrás de ella al salón.
Mis hijos corren emocionados a verla.
Me quedo en silencio mientras Lucas la besa ligeramente y Lucía sonríe antes de besarla en la mejilla.
“Cielos, cada día lucen más como su padre”, murmura acariciando a Lucas.
“Los extrañe tanto que…”
Mi madre mira a la mujer de pie con las manos en la espalda junto al sofá.
“¿Tú eres la nueva mujer de mi hijo?”
“Sí, señora, me llamo Lizbeth y es un gusto…”
“No pareces estar tan mal como pensaba”
Mi madre la mira con detenimiento.
“Aunque se le nota que no tiene el dinero necesario para comprar ropa que valga la pena, ¿Sabes quién soy?”
“No señora, yo no…”
“Me llamo Laurence Mark Davis”
Noto el orgullo en su voz.
“Soy la creadora de la marca Ludevis, ¿Como puede ser que no lo sepas si vas tras el dinero de mi hijo y mi familia?”
“¡Mamá!”
“¿Dinero?”
Lizbeth se burla.
“Esto explica de dónde sacó su hijo esa molesta necesidad de pensar que todo lo que a las personas les importa es el dinero”
“¿Disculpa?”
Mi madre la mira incrédula.
“¿Qué estás queriendo decir?”
“Ella no quiere decir nada madre”
Trato de remediar la situación.
“Así que no trates de buscar alguna excusa para discutir, vinimos a tener una cena familiar”, le explico a ella.
“En eso tiene razón Laurent”
Sonrío ante la voz de mi tío.
“Vamos a tener una cena como hace años no lo hacemos, ¿Vale?”
“Anthony”
Camino rápidamente para abrazarlo.
“Ha sido un largo tiempo”.
Mi tío sonríe abrazándome de vuelta.
Luego da un rápido beso a la mejilla de mi madre y su sonrisa desaparece por un instante cuando ve a mi esposa.
Le da la mano ligeramente antes de mirarme con extrañeza.
“¿Quién es esta chica?”
“¡Nuestra mamá!”, responde Lucas haciendo que el ceño de mi tío se frunza.
Camino hasta Lizbeth con una sonrisa en los labios e intento explicar las cosas.
“Ella es mi esposa tío”
Miro a Lizbeth.
“Él es el hermano de mi difunto padre Lizbeth”, explico.
“Lamento no decirte sobre la boda, pero todo fue muy repentino”.
“¡Demasiado diría yo!”, refunfuña mi madre.
Mi esposa extiende la mano una vez más en dirección a mi tío, pero este tarda un segundo en tomarla.
Le da una rápida sonrisa antes de soltarla y por alguna razón el ambiente se vuelve incomodó en la sala de estar.
¿Acaso debí realmente consultarles mi boda?
POV Lizbeth
Trato de centrar mi atención en los niños sentados a mi lado para no sentirme fuera de lugar o mejor dicho incómoda.
La mujer frente a mí me mira.
No puedo creer que esa mujer que no me conoce de nada tan descortés como para decirme que iba tras el dinero de su hijo.
Corto un poco del bistec en mi plato ignorando el hecho de que a pesar de que estoy haciendo esto por los niños, también he ido tras el dinero de Jeremías.
Lucia trata de tomar su vaso de agua y me apresuro a ayudarla.
POV: Lizbeth
La mirada constante que viene desde el otro lado de la mesa me hace carraspear.
Termino de ayudar a la niña para que continúe comiendo antes de acariciar cariñosamente la cabeza de Lucas.
Cuando la mujer del otro lado de la mesa carraspea alzo mis ojos en su dirección.
“¿Y dígame, señorita?”
La forma en que dice esas palabras no me agrada.
“¿A qué te dedicas exactamente…?”
“Estoy terminando mis prácticas para ser psicóloga, especialista en trastornos infantiles”
Tomo mi copa de vino incómoda.
“¿No le parece bien?”
“No, no me parece bien”, gruñe.
“¿Por qué metes a una mujer sin un trabajo fijo en la vida de mis nietos?”
“Madre, ella tiene un trabajo fijo”, comenta Jeremías.
“Trabajará en nuestro hospital después de terminar sus prácticas, así que por favor deja de decir esas cosas”
“Bien”
La mujer vuelve a mirarme.
“¿Qué edad tienes?”, me cuestiona.
“¿Piensas tener un hijo para amarrar a Jeremías o tienes otro plan?”
“¡Madre!”
Mi esposo trata de mantener la voz calmada, pero su mirada demuestra que no lo está.
“Deja de cuestionarla, no vez que trata maravillosamente a mis hijos, eso es lo importante”, explicó.
“Jeremías tiene razón, Lau”
El tío de mi esposo intercede.
“No sabemos nada de esta chica que parece encantadora, no debes juzgarla así”.
Mi suegra me mira un momento, más sus ojos pasan de mi rostro hasta sus nietos y toma su propia copa de vino para beber.
Vuelvo a concentrarme en mi plato cuando ella no dice nada más.
El ambiente incómodo sigue moviéndose alrededor de la mesa por el resto de la noche.
Después de servir el café para los adultos y un ligero postre para los niños, mi marido se marcha a la oficina con su tío.
Me quedo a solas con mi nueva suegra en la sala de estar, paso una mano por mi rostro mientras me ocupo de jugar con los chicos para entretenerlos.
Mi suegra carraspea sentándose en el sofá junto a mí.
Se cruza de brazos con suficiencia antes de hablarme una vez más con firmeza.
“¿De verdad estás cuidando bien a mis nietos?”, ella achica sus ojos en mi dirección.
“No sé si lo sabes, pero ellos sufrieron unos momentos muy oscuros hace un tiempo y no quiero que una relación sin futuro o con un oscuro objetivo en medio”.
“Señora, no estoy haciendo esto con ningún motivo más allá que el de ayudar a los niños”
Soy sincera en esta parte.
“Me encariñe con Lucas antes de realmente conocer a Jeremías”.
“No puedo creer eso, pero voy a hacer lo que dijo mi cuñado y esperaré a ver cómo van las cosas muchacha, pero créeme, si haces algo que perjudique a mis nietos, no vas a ser capaz de levantar cabeza en tu vida, ¿Entendido?”
Hago mis manos un puño.
Me digo a mí misma que definitivamente tengo una mala suerte con mis suegras o simplemente debo aceptar que todas estas mujeres se creen las reinas del mundo.
Me pongo en pie tratando de sonreírle cuando lo único que quiero es mandarla al demonio por su actitud.
“Le prometo que lo último que quiero es hacer más difícil las cosas para sus nietos, así que por favor si me disculpa voy a ocuparme de ellos porque me necesitan”
Tomo a Lucía en brazos antes de hacerle un gesto a Lucas, para que me dé su mano.
“Tenga buen anoche”.
“¿Piensa dejarme sola en la sala de estar?”
“Sí”, alzo una ceja.
“¿Acaso usted quiere seguir viendo mi rostro?”
“Por supuesto que no quiero”.
“Entonces ahí tiene su respuesta”
Camino hacia las escaleras.
“Voy a poner a sus nietos en la cama”
Salgo de la habitación con prisas.
llegamos al final de la escalera y me siento agradecida de poder estar lejos de la familia de Jeremías una vez más.
Me quedo pensando en el comportamiento de los niños con su tío.
Le pido a Lucas colocarse el pijama mientras ayudo a Lucia a hacerlo y trato de investigar porque lo rechazan de esa manera.
“¿No te agrada tu tío?”
La niña niega mientras abotono su pijama rosa.
le doy una rápida sonrisa antes de preguntar con signos una vez más.
“¿Te ha hecho algo malo?”
Trato de no pensar en lo peor.
“Si quieres hacerlo puedes decírmelo cariño”.
“Mi tío no me gusta”, gesticula ella.
“No me ha hecho nada malo, pero no me gusta”, aleja los ojos de mí.
Lucas dice que tampoco lo quiere.
“Oh cariño, pero es familia”
Le doy un rápido beso.
“A veces pensamos que las personas son malas, pero no lo son”, sonrío.
“Su tío parece quererlos mucho”
Ella no dice nada.
Me da un rápido beso en la mejilla antes de meterse a la cama y una vez la tengo lista para dormir me cercioro de que Lucas suba a la suya también.
Arropo al pequeño antes de intentar irme de su lado, pero él me lo impide tomando mi mano.
“¿Puedes quedarte hasta que me duerma mamá?”
Él me mira con anhelo en su mirada.
“No quiero quedarme solo en la oscuridad”.
No puedo negarme.
Me siento al borde de la cama infantil del niño que sigue sujetándome del brazo.
La niña de la cama contigua sube a la cama de su hermano también.
Me descalzo rápidamente antes de acostarme en medio de los dos dentro de la demasiado corta cama para mi cuerpo adulto.
La niña me abraza con sus manitos mientras Lucas la imita y miro las estrellas brillantes en su habitación.
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