Mamá psicóloga -
Capítulo 131
Capítulo 131:
POV Lucas
“¿Vas a tener más trabajo?”, gruño enfadado.
“¿Acaso, Paulo no vio lo embarazada que estás?”.
“Solo voy a dar las órdenes”, responde ella golpeando ligeramente mi pierna con su mano.
“Te prometo que no voy a hacer nada más que eso”.
“No me gusta que sigas trabajando, podrías estar en casa, solo faltan un par de meses para que tus bebés estén aquí Beatriz”.
“No quiero que hagas más de lo que has hecho por mí hasta ahora”, me dice.
“Además, estar fuera de casa es agradable, me hace no pensar en todas las cosas que están mal”.
“¿Las cosas que están mal?”, respondo mirándola por un segundo.
“¿Qué está mal Beatriz?”
“No me malentienda Lucas, es solo que me criaron de un modo y viví de esa forma, creyendo esas cosas toda la vida y ahora todo eso se fue”, niega.
“Soy feliz contigo, me encanta vivir junto a ti, pero todo este asunto de mis padres, de estarle mintiendo a tu madre aun sobre mis hijos todo esto es…”
“No estás mintiendo a nadie Beatriz, mi madre no ha preguntado y ya podremos contarle más adelante”
Entro a la propiedad de mis padres.
“Con respecto a tus padres, tienes a mi familia, te has adueñado de ella, así que disfrútala”
Detengo el auto antes de besarla en la frente.
“Vamos dentro y deja de pensar, me prometiste que no te sentirías más triste por esas cosas, estamos empezando una nueva vida, juntos, yo y tus bebés somos ahora tu familia”.
Mi esposa asiente, rodeo el auto para abrir su puerta y la ayudo a subir las escaleras lentamente, mientras siento que todo mi mundo ahora se reduce a esta maravillosa mujer, una mujer que merece más felicidad de la que incluso yo puedo darle por eso voy a hacer todo lo que pueda para verla sonreír cada día de su vida.
Entramos a casa de mis padres y me topo con esa emocionada mujer que llamo madre, ella sonríe arrebatando a Beatriz de mis brazos mientras toca su panza redondeada con emoción.
Pienso que mi madre realmente es una mujer extraordinaria y que quizás por eso es que fue capaz de ayudar a alguien tan desagradable como mi tío abuelo
“¿Qué tal la clínica Lucas?”
“Todo en orden, papá”.
Mi padre sonríe cuando lo lleno de esa manera.
Me ofrece un trago en su oficina y después de darme cuenta de que mi mujer no va a prestarme la más mínima atención, decido acompañar a mi padre.
Él sirve un trago para ambos antes de sentarse a mi lado en el sofá de su oficina, lo veo dar un sorbo a su trago antes de que me mire con seriedad.
Una seriedad que reconozco como el indicio de una conversación importante.
“He pensado en irme de viaje con tu madre”, comenta.
“Claramente después de que Beatriz dé a luz y ustedes se casen”, advierte.
“Pero necesito que te hagas cargo de la empresa, después de todo tú eres el legítimo director del grupo”.
“Papá yo no…”
“Por favor hijo, lo eres, tú y tu hermana son los hijos de Darwin, sabes que solo hago esto porque no has querido tu lugar, así que solo piénsalo”.
“No puedes solo seguir siéndolo tú”, digo bebiendo de mí vaso.
“Créeme, no me interesa en lo más mínimo, incluso puedes hablar con mi hermano para…”
“Sabes que él no tiene ningún interés en vivir en esta casa, en esta ciudad o simplemente encargarse de una empresa”, suspira.
“No sé qué quiere de esta vida, pero supongo que cuando lo descubra nos contará”.
“¿Entonces estás diciendo que tengo que tomar el control?”
“De apoco sería lo ideal”, responde.
“Estoy cansado y quiero pasar más tiempo con tu madre, últimamente está más sensible”, sonríe.
“Incluso podría comprarle un perro si sigue hablándome de bebés y cuanto extraña tener un niño corriendo por aquí, ¿Qué tal si te mudas aquí?”
“No, por supuesto que no, soy un hombre adulto ya”.
“Supuse que dirías eso, así que solo te queda tomar tu lugar como corresponde en la empresa”.
“No lo sé papá nunca he querido realmente…”
La puerta de la oficina se abre.
Mi madre entra para pedirnos ir a la mesa y mi padre apura su trago antes de salir tomando a mi madre de la mano.
Camino tras ellos pensando en que me gustaría vivir eso en unos años más con Beatriz.
“¡Oh, tenemos una invitación para la exposición de tu hermana!”, dice mi madre una vez estamos todos en la mesa.
“No podemos faltar, mi bebé merece todo nuestro apoyo”.
“Claro que iremos”, responde Beatriz sin siquiera mirarme.
“Lulu estará muy estresada con todo esto de la exposición”
“Beatriz, no deberías hacer planes”, respondo.
“La exposición es en dos meses y ese es justo el tiempo que te queda para dar a…”
“¡No seas tan malo Lucas!”, me regaña mi madre.
“Verás que Beth podrá ir a la exposición y al día siguiente tendremos dos lindos bebés a punto de darle la bienvenida a este mundo que voy a encargarme de hacer más seguro y bonito para ellos”.
Mi mujer sonríe, tomo su mano antes de besarla en ella, miro a mi madre agradecido con todas las atenciones que ha tenido con Beatriz. Enfoco mi mirada en ella para darle un pequeño, gracias con la mirada y cuando la empleada sirve la cena me digo que debo conservar estos momentos.
Hacer que se repitan mucho más porque no pienso dejara Beatriz sola, no pienso permitir que se aparte de mí jamás y aunque es un poco difícil de decirlo creo que estoy un poco enamorado de mi esposa.
POV Beatriz
“Realmente preferiría quedarme aquí contigo Beth”
Mi esposo me ayuda a colocarme el vestido.
“Estamos a punto de salir de cuentas, así que lo ideal debería ser quedarnos en casa y esperar que…”
“¿Esperar que mis bebés quieran conocer el mundo?”, sonrío volteándome en sus brazos.
“Tu hermana lleva dos meses preparando la exposición, incluso cambió la fecha para que no estuviese tan cerca del parto, así que no vamos a hacerle ese desplante”.
Sé que Lucas ha comenzado a ponerse frenético, ni siquiera me deja ir al trabajo y debo admitir que asistir a la exposición de mi cuñada es sin duda alguna una oportunidad.
Sé que caminar es bastante cansado, que mi pansa llega a pesar demasiado cuando llevo diez minutos de pie, pero estar acostada y sola en este departamento es un problema.
“Quiero llevarte a un lugar antes de la exposición”
Mi esposo suspira.
“Ya que no estás dispuesta a escucharme, al menos puedo aprovechar esta oportunidad para mostrarte algo”.
“¿Algo?”
Miro curiosa al hombre que ha terminado de ajustar su corbata.
“¿Qué quieres mostrarme?”
“Es un regalo”, dice antes de acercarse a mí para acariciar mi v!entre.
“Un regalo para los niños, pero debemos darnos prisas o llegaremos tarde”
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