Mamá psicóloga -
Capítulo 123
Capítulo 123:
POV Lucas
Me pongo en pie antes de ayudarla a ponerse en pie también.
Camino con ella hasta la sala de estar y después de tomar las llaves del auto, junto con su bolsa.
Caminamos hasta el coche listo para marcharnos.
Conduzco hasta su tienda porque, aunque preferiría que ella se quedara en casa, insiste en irse directamente hasta su trabajo.
Le pido llamarme si siente algún malestar y pienso seriamente si debería o no ir al hospital, pero algo mejor se me ocurre, así que salgo una vez más a la carretera.
Las dos horas de viaje no son suficientes para pensar si realmente esto que estoy haciendo es o no una buena idea.
Me detengo en el primer control frente a la cárcel estatal donde no he estado en los últimos años ni una sola vez y permito que los oficiales chequeen mi coche.
Conduzco dentro de esta antes de solicitar una visita con mi tío.
Me siento en la grisácea sala de espera frente a la cabina de cristal perforada con unos cuantos agujeros para poder hablar y escucho las rejas, abrirse más allá del vidrio unos cinco minutos después.
El hombre en silla de ruedas que se acerca ayudado de un oficial es sin duda el rostro que me persigue en mis pesadillas, el mismo que me arruinó la vida y que incluso ahora luce arrogante y libre de cualquier culpa.
“Miren lo que trajo el carcelero”
Se burla sarcástico.
“¿Qué viniste a ver qué tan lejos estoy?”
“Realmente vine a ver si realmente estabas enfermo”.
“Lo estoy”, sonríe antes de que un ataque de tos lo haga cubrir sus labios con un pañuelo.
“Mis días están contados”
Lo veo lanzar el pañuelo ensangrentado al suelo, trato de controlar mi rabia mientras siento un poco de lástima por él porqué después de todo, incluso ahora sigue teniendo esa aura oscura que realmente pensé habría disminuido después de todos estos años.
“Pensaba que era mal de mi parte sentirme mal por no importarme que murieras, pero sigues siendo un desgraciado”.
“¿Un desgraciado?”, bufa.
“Por favor, te di un final feliz, tienes una familia que te quiere”, responde.
“Tus padres, los de verdad nunca lo hicieron, así que deberías estar agradecido”
“Tú no sabes nada de mi familia, tú me arruinaste la vida”, le digo.
“Y me alegra que seas un desgraciado aún ahora”, soy sincero.
“Así no me sentiré más mal por no estar a favor de que mis padres hagan una obra de caridad con un pobre moribundo como tú”.
“¿Obra de caridad?, ¡No soy una obra de caridad!”, gruñe.
“Tú y tu hermana la trastornada, sí que lo son, yo solo estoy residiendo un poco de lo que me pertenece”, responde.
“Porque esa empresa, esa casa donde vienen y todo lo que tus padres, ambos me quitaron eran míos”.
Cierro mis ojos un minuto, agradezco el cristal porque realmente podría matar a este desgraciado con mis propias manos sin ningún remordimiento y me pongo en pie para marcharme antes de que pierda la cabeza.
“Eres una basura, vas a morirte en una clínica”, asiento.
“Es verdad, pero más solo que el uno y vas a sufrir, puedes tener por seguro que vas a sufrir, pero supongo que eso es lo que merecen las personas como tú.
POV Beatriz
Después de hablar con los chicos de la tienda y calcular cuantas cosas debo reponer, me permito sentarme en una de las mesas vacías de la tienda con mis pies doliendo como el infierno.
Paso una mano distraídamente por mi v!entre mientras una de las chicas, limpia las mesas a unos pasos de mí.
“¿Quiere que traiga algo jefa?”
“No, no te preocupes”, respondo.
“Solo estoy descansando un poco”.
Coloco mi mano sobre la mesa antes de mirar por la ventana hacia la concurrida calle más allá del cristal.
Mi mente vuelve a pensar en la propuesta de Lucas, mi corazón se mueve de forma extraña mientras intento no sonrojarme, sin embargo, dudo que lo consiga.
Me digo que realmente no tengo mucho que perder en esta situación, que lo más probable es que no reciba una propuesta tan buena de alguien más, pero sigo pensando que el matrimonio es algo más que un simple negocio.
¿Qué debería hacer?
No quiero que mis hijos realmente vivan sin un padre, siempre pensé que tendría una buena familia, pero eso terminó cuando Ben me engaño, me hizo sentir como una pecadora e incluso ocasionó que mi familia me tirara a la calle.
Alejo esos recuerdos moviendo ligeramente mi mano, me dije que no volvería a pensar en ellos como le prometí a Lucas.
Él es tan encantador, tan dedicado y amable que estoy muy agradecida, alzo mis ojos cuando una de las chicas coloca lo que parece un refresco frente a mí, lo acompaña con un pan dulce que realmente no pedí.
La chica me guiña antes de correr a saludar a unos nuevos clientes que acaban de llegar.
Una vez más se pregunto si hay alguien con quien pueda hablar, pero realmente no tengo amigas, rebusco en mi celular alguien con quien hablar de algo tan serio, pero solo tengo el número de la hermana de Lucas, sé que ella sabe realmente cómo fue nuestro acuerdo, así que quizás sea una buena idea hablarle.
Marco su número después de pensarlo unos minutos, el móvil es respondido después de unos segundos, escucho lo que parecen los sonidos de los autos más allá de su bastante desanimada voz al teléfono.
“¿Hola, sucede alguna cosa?”
“Oh, hola soy Beatriz, la amiga de…”
“¡Oh!, hola hermosa”, responde la chica.
“¿Qué sucedió? Pensé que estaban en la casa de campo”.
“Oh, es que volvimos”
Jugueteo con los hielos de mi refresco.
“Y quería hablar con alguien, así que pensé que si no estabas ocupada podríamos charlar”.
“Mmm, comprendo, estoy regresando de una cita, supongo que puedo pasarme por tu casa”, responde.
“¿En unos diez minutos?”
“Oh, estoy cerca del hospital, en mi trabajo”, le respondo.
“¿No puedes venir aquí?”
“No lo sé… yo…”, suspira.
“Vale, mándame tu dirección, estaré ahí en unos minutos”
“Oh estupendo”.
Ambos nos despedimos, bebo mi refresco mientras como el pan dulce y cuando termino me acerco a la cocina para pedir un par de cafés y un poco de galletas para cuando llegue la hermana de Lucas.
Lucía no tarda en hacerlo, estaciona su coche junto a la acera, su ropa bastante llamativa capta la atención de los diez clientes que tenemos ahora en la tienda.
Camino hasta ella cuando se congela en medio de la tienda y puedo notar el pánico de su cuerpo cuando mira alrededor.
Maldigo antes de sonreírle.
Le doy un pequeño beso en los labios antes de hablarle con comprensión.
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