Mamá psicóloga -
Capítulo 106
Capítulo 106:
POV Beatriz
“¿Qué pasará si arruino algo?, Te metería en un problema”.
Él niega.
Luego se inclina sobre la mesa antes de extender una de sus manos hasta mi rostro y mi corazón revolotea cuando limpia un poco de crema de la comisura de mis labios.
“Estoy segura de que puedes y Paulo es un buen hombre, su esposa también es encantadora”, me dice.
“Así que si te gusta este lugar puedes hacerlo”.
No sé qué decir, muerdo el bollo cremoso una vez más y me encojo de hombros, realmente me gustará trabajar aquí.
Creo que es un lugar bastante pintoresco.
El sueldo sin duda me ayudará a ahorrar suficiente para el momento del parto, pero sigue preocupándome que cometa algún error y arruine todo.
“Entonces está decidido”, responde él ante mi silencio.
“Comenzarás a trabajar aquí, ¿Qué tal si lo celebramos?”
“¿Celebrar?”, pregunto curiosa.
Él sonríe, se pone en pie antes de extender su mano en mi dirección, miro la mano antes de ver su sonrisa resplandeciente.
Una vez más siento que estoy frente a un ángel guardián que está cuidando de mí ahora que todos me han abandonado.
Tomo su mano sin dudarlo, me pongo en pie con toda esta sensación que no comprendo moviéndose a nuestro alrededor y mi respiración se detiene mientras lo miro.
Él me besa, sus labios rozan tiernamente los míos justo como hizo en la mañana, pero esta vez más sensual, más extraño, mucho más confiado.
Mis manos se mueven sobre sus hombros, su aroma se mueve por mis sentidos mientras su lengua tienta tentadora mis labios y debo admitir que incluso cuando besé por primera vez a mi ex no me sentí de esta forma, no creo que realmente hubiese besado a alguien de este modo, pero mi cuerpo parece saber exactamente qué hacer.
Mis labios se abren, él explora mi boca inundando con el sabor dulce de su bebida y los rastros del sabor de la crema en el bollo que comí. Mis piernas comienzan a debilitarse, esa sensación nueva en mi v!entre se mueve lentamente por mis venas, mientras es parte de mí que me hace una mujer comienza a latir con fuerza.
No sé cómo decirlo, no sé cómo explicarlo, pero se siente diferente, mi cuerpo arde en llamas cuando mi trasero golpea ligeramente el borde de la mesa, me aferro al hombre que ha profundizado aún más el beso.
Sus dientes mordisquean cuidadosamente mis labios y decido imitarlo.
Esto parece gustarle mucho mas porque sus labios se mueven mas aprisa, una de sus manos se aferra a mi cadera antes de bajar ligeramente hasta mi trasero.
Siento que esto no está bien o al menos eso piensa esa parte de mí que aún se aferra a lo que me han enseñado mis padres, pero ese pensamiento es aplastado por lo reconfortante y fornido que se siente su cuerpo bajo el traje que lleva el día de hoy.
Me parece que el negro le queda maravilloso, todo él me parece maravillo en realidad y es tan agradable que no quiero dejar que las cosas arruinen nuestra amistad o lo que sea esto.
Lucas aparta sus labios de los míos cuando necesita respirar, su mirada ni se despega de la mía mientras la sangre en mis oídos no me permite escuchar.
Trago el nudo en mi garganta, mientras intento juntar mis piernas para calmar ese latir ardiente en mi intimidad.
Lucas baja su mirada por mi cuerpo.
Mis ojos se mueven hacia la tela de mi vestido siendo apuñalada por mis pezones y el calor en mi rostro aumenta cuando trato de cubrirlos con mis manos.
Lucas mueve sus ojos hasta los míos.
Sus dedos se mueven hasta mi mejilla antes de sonreír con ternura.
“No creo que sea buena idea que siga besándote, Beatriz”
Sus palabras me hacen sentir por un instante mal.
“Porque para ser sincero deseo hacer mucho más que eso”
Pasa una mano por su cabeza antes de alejar su mano de mí.
“Tú eres una mujer que merece un amor verdadero, una historia verdaderamente perfecta y yo tengo demasiados problemas para dártelo”
Noto la tristeza en su voz mientras aparta la mirada de mí.
“Eres demasiado hermosa para mi seguridad”.
No puedo dejar de mirarlo, no sé si realmente tiene razón o si solo debería guardarme mis propios pensamientos, pero siento que él está de algún modo igual de lastimado que yo.
Tomo una de sus manos haciendo que sus ojos se muevan a mi rostro.
Tomo su mano entre las mías y digo lo que pienso con sinceridad.
“Eres un hombre encantador, Lucas, yo… yo jamás conocí alguien como tú y sé que esta relación que tenemos es algo de mutuo apoyo, pero…”
Trago grueso ante la pena de lo que estoy a punto de aceptar.
“Me gustaría haberte conocido antes, estoy segura de que las cosas serían diferente para mí y no importa que tantos problemas tengas, pero yo realmente desearía poder ayudarte más, me encantaría que fueras… que tú fueras realmente el padre de mis bebés”.
“No digas esas cosas Beatriz”, me pide tomando mi rostro entre sus manos.
“No si no quieres que vuelva a besarte hasta que no podamos respirar”
Me mira con firmeza.
“Me gustaría hacerte mucho más, así que eso me preocupa”.
“¿Por qué?”, musito antes de darme cuenta de que realmente lo estoy diciendo.
Él solo sonríe, se inclina hacia mí y deposita un pequeño beso en mis labios como única respuesta, una respuesta que solo hace que mi corazón se acelere mucho más.
POV Lucas
¿Por qué?
Cómo puede preguntarme eso, después de besarla, paso una mano por mi cabeza, camino rápidamente hasta la puerta del local e intento que el aire fuera de la pastelería calme mis propios sentimientos.
La mujer que atormenta mis pensamientos se mueven hasta donde estoy, me da una pequeña sonrisa nerviosa y me entrega mi chaqueta.
“Quieres ir a comer, ¿Verdad?”.
Ella afirmo nerviosa.
“Vayamos a un lugar bonito que conozco”.
No dice nada.
Tomo el chaleco antes de seguirla hasta el auto de mi hermana, Beatriz sube tranquilamente hasta el asiento del copiloto y mis ojos se encuentran con los de ella una vez más.
Mi falsa novia los aparta casi al instante, puedo ver ese ligero sonrojo en sus mejillas y me maldigo internamente porque la deseo.
Salimos hacia la avenida principal en completo silencio, Beatriz conduce por casi toda la ciudad hasta la zona sur y llegamos a un barrio bastante concurrido, estaciona el auto a un lado de la carretera antes de abrir su puesta.
Me saco la corbata antes de bajar del auto antes de reunirme con Beatriz en la acera.
Su radiante sonrisa me hace sentir mucho mejor, me toma del brazo y me hace seguirla rápidamente hacia uno de los concurridos callejones más allá de la acera, llegamos a una fila bastante notable en medio del callejón.
Ella me pide esperarla en la fila y la veo acercarse a la entrada del lugar.
Mis ojos la siguen, incluso cuando ella le sonríe a alguien mas, me molesta verla besar al hombre que sale del restaurante.
Charlan por un momento antes de que ella me haga un gesto para acercarme.
No lo dudo mucho y cuando al fin estoy frente al chico que habla con Beatriz me doy cuenta de que no tengo ningún motivo para enfadarme, aunque tampoco tengo ningún derecho o motivo para sentirme de esta forma.
POV Lucas
“Así que este es el hombre que te ayudó mi niña”
El chico toma mis manos en las suyas.
“Usted de verdad está ganándose el cielo, mi querida Bea no merece todo lo que le ha pasado”.
“No tiene que darme las gracias, quiero ayudarla”
“Estaba tan preocupado por ella”, dice el chico tocado su cabello con tristeza en su mirada.
“Incluso fui por ropa a la iglesia porque su madre apenas le dejó llevarse una maleta”.
Miro a la mujer a mi lado ante esas palabras.
El odio por su familia crece un poco más, e intento ignorar el pequeño empujón que da al chico frente a los dos este carraspea, nos invita a pasar a su local y termino sentado en una mesa junto a un agradable ventanal que me deja ver la ciudad atardeciendo más allá de los dos.
“Sobre lo que dijo mi amigo…”
Ella trata de justificarse.
“Realmente no me importa, la ropa de la iglesia es más buena de lo que parece y ya compraré algo cuando reciba mi primer salario”.
Ella se oculta tras la carta, pienso detenidamente en sus palabras y dejo que las cosas fluyan por su cuenta mientras nos sirven la comida.
Debo admitir que el lugar es bueno, mucho más de lo que pude esperar debido a que no es un sitio tan elegante, pero eso es lo de menos si la comida es deliciosa.
Después de terminar, pago la cuenta a pesar de que el chico no quiere cobrarnos, le arrebato las llaves a la mujer a mi lado y le doy una sonrisa antes de conducir el auto directamente hacia la zona oeste de la ciudad.
“¿No vamos a casa?”, dice Beatriz cuando nota el cambio de dirección.
“¿Necesitas hacer alguna cosa?”
“No, iremos de compras”, le informo.
“También compremos algo para los bebés, uno intentes negarte”, advierto.
“No pienso aceptar un no por respuesta y mucho menos que quieras pagar algunas cosas, este es mi primer regalo para ti y los bebés”.
No la dejo negarse.
Ella asiente antes de encogerse de hombros con resignación.
Estaciono el auto media hora después en un bastante despejado bulevar en medio de la ciudad, bajo del auto, notando la incomodidad en mi acompañante y la tomo del brazo para descubrir qué está sucediendo.
“¿Te sientes mal?”
“No, no, yo… Solo estoy apenada, todo esto es demasiado y yo no sé si podré pagarte en… en… algún momento”.
Niego haciéndola avanzar.
Ella camina a mi lado sin parar y entro en la primera tienda que encuentro, pero me arrepiento en el justo momento que veo toda la ropa interior que decora los alrededores.
La mujer a mi lado jadea, sus ojos se salen de sus orbitan antes de que su rostro se tiña de rojo.
“¿Qué necesitan, parejita?”
La chica que se acerca solo hace todo más incómodo, toma las manos de Beatriz .
“¿Creo que un rojo intenso te sentaría maravilloso, nena?”
Beatriz me mira.
Trato de no imaginar lo que la tendera sugirió.
Fracaso rotundamente, así que solo dejo que mi subconsciente tome el control.
“Quiero todo lo que tengas en ese tono”, carraspeo.
“Esperaré justo aquí mientras consiguen la talla”.
Beatriz me suplica ayuda, pero es arrastrada por la empleada con ojos brillantes ante la gran comisión que recibirá por esto, Alguien me sirve un café que bebo durante veinte minutos y luego de esto una muy enrojecida Beatriz se acerca con seis bolsas de tono carmesí en sus manos.
“Vamos a la siguiente”.
Es lo único que digo después de pagar camino rápidamente hasta la siguiente tienda, que gracias a cielos si es una de ropa normal, entrego mi tarjeta a la vendedora antes de dejar a mi acompañante en sus manos.
No quiero que use mas esa ropa que consiguió en la iglesia, no quiero que ella siga recordando lo mala que ha sido su familia.
Ella merece ser feliz, paso una mano por mi rostro cuando el móvil en mi bolsillo suena, me pongo en pie de un salto al ver el número de la clínica.
“¿Dígame?”
“Lamento molestarlo doctor, pero su paciente Lilit está de parto y necesitamos que esté aquí ahora mismo”.
“¿Qué tan preocupante es?”
“Tiene dilatación en grado tres desde hace una hora”.
“Maldición, estaré ahí en un segundo”.
Camino rápidamente hasta los vestidores de la tienda y ni siquiera pienso demasiado antes de abrir la cortina.
La mujer semidesnuda en el interior del cambiador jadea.
Trata de cubrirse con el vestido que lleva, pero he logrado ver su ropa interior, he logrado ver mucho de su piel.
“Lamento entrar así, pero necesito irme”, digo tratando de no bajar mis ojos de los suyos.
“Dejaré el auto en el mostrador, compra algo para los bebés o me enfadaré”
Lo pienso detenidamente antes de inclinarme para besarla en los labios.
Me marcho de ahí antes de seguir mis deseos y volver a entrar al probador diciéndome que necesito atender a mi paciente.
POV Beatriz
Me siento conmocionada por lo caro que cuesta todo lo que ahora está depositado en la parte trasera de mi auto.
Cierro mis ojos durante un minuto, desvío la mirada hacia la bolsa de color sosa que dejé sobre el asiento del copiloto y realmente tengo ganas de llorar ahora.
Son dos diminutos pares de zapatitos a juego, lo primero que le he comprado a mis hijos y me hace sentir tan abrumada y feliz que no puedo controlarme.
Alzo la mirada hasta una tienda a unos dos metros de donde tengo el auto estacionado, bajo de este una vez más y camino con prisas hasta la puerta de la misma.
Paso una mano por mi rostro antes de entrar en dicha tienda.
A diferencia de las otras, en este lugar no hay una tendera que trate de venderme todo, sino que puedo mirar alrededor con tranquilidad.
Es algún tipo de basar con todo tipo de cosas, me muevo por las estanterías observando todo y me detengo en el expositor de relojes y corbatas casi al final de la tienda.
Me doy cuenta de que los relojes son clásicos, usados en su mayoría, pero sin duda alguna lucen como un regalo muy especial.
Las corbatas, por su parte, lucen también bastante exclusivas, cosa que el precio justifica para mi parecer.
Muevo mis ojos hasta la estantería incrustada en la pared.
Me muevo hasta ella rápidamente tomando el objeto que ha llamado mi atención más que el resto y tomo el reloj de bolsillo colgando de esta.
Lo tomo en mis manos para pasar mis dedos por la diminuta frase en escrita en la parte frontal de la tapa, comprendiendo completamente el significado
‘Semper et in aeternum’
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