Mamá correcta, papá equivocado -
Capítulo 66
Capítulo 66:
Tamara levantó la vista, sorprendida por la presencia de Xavier y su padre en ese lugar tan inesperado. Sin embargo, estaba tan preocupada que no prestó atención a las palabras del hombre.
Cuando sus ojos se encontraron, pudo ver la intensidad de la preocupación y el amor en los ojos de Xavier. Su corazón se llenó de emociones encontradas mientras intentaba procesar lo que estaba sucediendo.
“Papá, Xavier, esto es un error, se los juro. No sé por qué me acusan de algo que no he hecho”. Dijo Tamara entre sollozos, con la voz cargada de angustia.
Tamara corrió hacia Xavier, su corazón palpitando de emoción y alivio al verlos allí.
Al mismo tiempo, Xavier se acercó a ella y sin dudarlo la abrazó con fuerza.
“Tranquila, mi amor. Estoy aquí”. Susurró Xavier, acariciando su cabello con ternura.
Lorenzo extendió la mirada, viendo de manera acusatoria y retadora a su futuro yerno como diciéndole ‘Vamos, quiero ver cómo vas a salir de esa situación’ Mientras se cruzaba de brazos y se sentaba relajado a ver la escena como si estuviera en una sala de cine.
“Lástima que no me traje unas palomitas de maíz, de haber sabido las traigo”.
Tamara se aferró al abrazo de Xavier, olvidando por un momento que quería huir de él y sintiendo un ligero consuelo en medio de la pesadilla que estaba viviendo. El calor de su abrazo le recordaba que no estaba sola y que tenía a personas a su lado dispuesta a defenderla.
Antes de que pudiera pronunciar palabra, él la detuvo con un gesto al mismo tiempo que se pasaba la mano por la cabeza sin poder controlar sus nervios.
“Tamara, mi amor, antes de que digas algo, hay algo que necesito confesarte”. Dijo Xavier con seriedad en su voz y su mirada fija en la de ella.
Tamara frunció el ceño, confundida por la seriedad en el rostro de Xavier. ¿Qué deseaba decirle? ¿Qué más podría empeorar la situación?
“Xavier, no entiendo. ¿Qué necesitas confesarme? ¿Hay algo más que deba saber?”.
Xavier tomó una profunda respiración, preparándose para revelar la verdad de lo que acababa de ocurrir.
“Tamara, cuando tu padre me dijo que estabas a punto de abordar el avión, sentí un miedo y una desesperación que nunca había experimentado antes. No quería perderte, Tamara, no podía soportar la idea de que te alejaras de mí”. Confesó Xavier, su voz estaba llena de sinceridad y vulnerabilidad.
Tamara lo miró, con sus ojos llenos de asombro y desconcierto.
“¿Qué estás diciendo, Xavier? ¿A qué te refieres?”.
Xavier tomó sus manos suavemente, buscando transmitirle su amor y arrepentimiento.
“Hice algo que nunca imaginé que sería capaz de hacer. Me valí de algunos contactos que tengo en el aeropuerto para crear una situación ficticia, una acusación falsa para que no te dejaran marchar y te detuvieran como ladrona, nada de esto era cierto, Tamara. Lo hice para detenerte, para que no te alejaras de mí”.
Tamara sintió un torbellino de emociones dentro de ella. La incredulidad, la decepción y la ira luchaban por apoderarse de su ser.
Levantó sus manos y comenzó a golpear fuertemente el pecho de Xavier, dejando escapar toda su frustración.
“¡¡¡¿Cómo pudiste hacerme esto, Xavier?!!! ¿Cómo pudiste manipular una situación de esa manera? ¿No te pusiste a pensar de qué manera todo esto me iba a afectar? ¿Cómo me sentiría mientras me sacaban de ese avión como una ladrona ante la mirada de mucha gente que me grababa y me miraba con desprecio?”.
Xavier agarró sus manos en el aire, deteniendo su próximo golpe. Sus ojos reflejaban arrepentimiento y remordimiento.
“Tamara, lo siento, sé que fue un acto egoísta y desesperado de mi parte. Pero no encontré otra alternativa, siempre sales corriendo, no me escuchas y das por sentado lo que ves en los medios sobre mí. ¡Me equivoqué! Pero si tuviera oportunidad lo haría de nuevo. No podía permitir que te marcharas sin luchar por nuestro amor, sin intentar hacer todo lo posible para que te quedaras”.
Tamara retiró bruscamente su mano de la suya como si temiera contagiarse de alguna enfermedad, mirándolo con intensidad.
“No puedes retener a alguien de esa manera ¡¿Acaso enloqueciste? Tampoco puedes manipular una situación de esa manera. Es una falta de respeto hacia mí, hacia mis decisiones, me expones ¿Cómo puedo confiar en ti? Me has lastimado profundamente con lo que hiciste”.
Xavier se pasó de nuevo la mano por el cabello, se sintió avergonzado por su comportamiento.
“Lo sé, Tamara, lamento sinceramente haberme dejado llevar por el miedo y la desesperación, pero es que te ibas y no quería que te alejaras de mí”.
“Si crees que voy a perdonarte esto, estás equivocado, lo que me provoca es quitarme el tacón y darte de taconazos, porque tu bromita fue de muy mal gusto… debería demandarte por el mal rato. Además, ¿Para qué me quieres en tu vida si tienes a despampanante rubia?”. Expresó cruzándose de brazos muy molesta.
“Eso no es así ¿Recuerda cuando la prensa te dijo que te reconciliaste con tu ex?”. Inquirió y ella no respondió: “Yo me fui corriendo y tú me reclamaste por no haberte escuchado”.
Y eso le dio armas a Tamara para atacarlo.
“Claro, lo recuerdo perfectamente, porque era mentira y te fuiste con tus amigos a un crucero, donde te fotografiaron con tres mujeres y no rezando precisamente, cada vez que te has alejado de mí es para andar de…”. Se quedó buscando una palabra y como no encontró ninguna decente, les dijo las indecentes que se les ocurrió: “Z%rro, p%to… tú caso y el mío son diferentes”.
Una risita se escuchó a un lado, era Lorenzo que se reía y hasta palomitas de maíz había conseguido con uno de los agentes policiales que se sentó a su lado mientras le daba una bolsita.
Pero Tamara estaba bastante molesta, se giró hacia él y lo reprendió.
“¡Y tú no te rías, papá! ¡Qué eres su cómplice! Después que termine con él voy a arreglar asunto contigo”. Expresó con firmeza.
La tensión en el ambiente era palpable. Lorenzo contuvo la risa porque su hija estaba en modo arpía, se dio cuenta de que había llegado el momento de intervenir y hacer valer el papel de padre, antes que Tamara lo acusara con Isabella.
“Tamara, cariño, creo que es momento de que todos nos sentemos y aclaremos las cosas con calma. Esta no es la mejor manera de resolver este problema, busquemos un lugar privado o vayamos a la casa”. Expuso Lorenzo, intentando calmar los ánimos.
Tamara miró a su padre con furia, pero finalmente accedió y se sentó en una silla aparte cruzando los brazos y mirando fijamente a Xavier. Quien también se sentó, visiblemente afectado por la situación.
Lorenzo tomó asiento frente a ellos, tomando un respiro antes de hablar.
“Lo que hizo Xavier estuvo mal, no hay duda al respecto. Manipular una situación de esa manera no es la forma correcta de resolver los problemas en una relación, pero también es importante que ambos escuchen lo que tiene que decir y decidan qué camino quieren tomar a partir de aquí”.
Tamara se removió incómoda en su asiento, aún herida por lo que él le había hecho Xavier. Sin embargo, una parte de ella quería escuchar sus explicaciones, necesitaba entender por qué había tomado esa decisión.
“Xavier, tienes la oportunidad de explicarte, pero asegúrate de que tus palabras sean sinceras y que yo pueda entender tus acciones”. Dijo Tamara con voz firme, mirándolo directamente a los ojos.
Xavier asintió, con su mirada llena de arrepentimiento.
“Tamara, la chica con la cual me tomaron fotos se llama Kat y es mi mejor amiga, nosotros no tenemos nada. Ella está enamorada de mi hermano”.
“Para estar enamorada de tu hermano le encanta tomarse fotografías contigo y salir fotografiados en poses bien comprometidas”.
“¿Estás celosa?”. Inquirió en tono divertido.
Tamara hizo una mueca de incredulidad ante la pregunta de Xavier.
“No se trata de celos, Xavier. Se trata de que no eres confiable, ni fiel y que no quiero estar lidiando con un mujeriego… voy a dedicarme a mis hijos, tendrás posibilidad de verlo cuando desees”.
“¡Estás cerrada! No quieres creerme, entonces usaré medidas extremas”. Entonces tomó su teléfono y llamo a Kat.
“¿Qué piensas hacer?”. Preguntó con una expresión dubitativa.
“Llamar a Kat y aclarar todo”.
“No hagas eso”. Dijo tratando de quitarle el celular, pero ya era demasiado tarde, Kat ya había respondido al otro lado de la línea.
“Xavier Sebastini ¿Sabes qué hora es? No creo que mis sobrinos trillizos estén naciendo porque les falta mucho tiempo. A menos que sea para decirme que Evans te confesó que me ama, no me explico para qué me estás llamando a estas horas”. Respondió bostezando al otro lado de la línea.
“Tengo problemas con Tamy, se fue y me dejó”. Dijo mientras todos se mantenían en silencio.
“¿Qué le hiciste a la pobre chica para que se fuera molesta? Ay, Dios Xavier ¡Eres un bruto!”. Expresó la chica con impaciencia.
“No hice nada, cree que tengo algo contigo”. Respondió Xavier y al otro lado de la línea pareció que Kat se quedaba sin aire.
“¡¿Qué?!l ¿Acaso no le explicaste que somos como hermanos? Serás mi cuñado… ¡Ay no! Si necesitas que viaje para hablar con ella, solo dime”.
En ese momento las miradas de Tamara y Xavier se cruzaron, ella se veía mortificada por lo que pudiera decir.
“No es necesario, tranquila. Luego te cuento lo que ocurra”. Se despidieron y luego la mirada de los dos se encontraron.
“¿Ahora estás dispuesta a escucharme?”. Inquirió Xavier: “¿O debo traerla para que te explique personalmente que no tengo nada con ella?”.
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