Capítulo 71:

Xavier se quedó mirando fijamente a Drake por un momento, sus pensamientos se aceleraron y las emociones se agolparon en su pecho. Los recuerdos de su pasado con ella se amontonaron en su mente, reviviendo momentos de amor, dolor y traición.

Sentía una mezcla de furia y temor ante la idea de volver a verla. Laurent había sido la mujer a la que había amado con todo su ser, pero también había sido la persona que lo había lastimado más que nadie.

Su amigo asintió con preocupación, sabiendo el efecto que Laurent tenía en Xavier.

Tras unos instantes de tenso silencio, Xavier finalmente logró articular palabra.

“No me interesa verla Drake. ¿Por qué apareció justo ahora? ¿Por qué te buscó a ti?”. Preguntó con voz firme, aunque su interior estaba lleno de turbulencias emocionales.

Drake se encogió de hombros con una expresión preocupada en su rostro, temía que esa mujer regresara a dañar la vida de su amigo.

“No estoy seguro, ella vino directamente a mi despacho buscándome y me pidió que organizara un encuentro contigo. Parece decidida a recuperarte y me dijo que tiene planes para cambiar el rumbo de sus vidas”. Respondió Drake.

Xabier observó a su amigo con una expresión indecisa y finalmente habló: “¡Está loca! ¿Acaso cree que soy el mismo chico de veinte años que ella dejó? ¿Qué mi vida quedó en pausa esperándola y qué tiraré todo a la basura por ella? Creo que se está sobrevalorando”.

“Ella al parecer está muy segura de lograrlo ¿Qué piensas hacer para impedírselo?”. Preguntó su amigo mientras se acercaba para poner una mano reconfortante en su hombro.

Xavier suspiró profundamente y cerró los ojos por un momento antes de responder con firmeza.

“Laurent es mi pasado y yo estoy comprometido con mi futuro. No voy a dejar que ella entre en mi vida de nuevo y arruine todo lo que he estado construyendo con Tamara. Es cierto que la amé, que tal vez hubo un tiempo en que si hubiese regresado habría abandonado todo por ella, pero ya no, no estoy enamorado de Laurent. Tendría que estar loco para volver a la oscuridad que ella representa, ahora mi futuro y la mujer que amo es Tamara”. Declaró Xavier con convicción, mirando directamente a los ojos de su amigo para demostrar que hablaba en serio.

Drake asintió, deseando que cada palabra de Xavier fuera verdad, sabía que su amigo estaba luchando con su pasado y que no sería fácil enfrentar a su ex. Pero también sabía que, si no lo hacía, Xavier nunca podría avanzar hacia un futuro mejor. A su criterio, era necesario que él la enfrentara para darse cuenta de que la había superado y cuán grande era el amor que realmente sentía por Tamara.

“Entiendo cómo te sientes, Xavier, pero piensa en esto como una oportunidad de cerrar círculos… por mucho tiempo tu relación con ella marcó tus relaciones con las mujeres que tuviste después, te convirtió en un mujeriego y en un insensible con el se%o opuesto”. Declaró su amigo y él asintió.

“Es cierto, pero también influía que no había aparecido la mujer correcta hasta que llegó Tamara a mi vida. Fue ella quien despertó sentimientos que nunca había sentido, ni siquiera por Laurent, así que no tengo duda de a quien amo”.

“Me alegra escucharte decir eso, porque por un momento pensé que la bruja podía embaucarte”.

“No te preocupes, eso no pasará, gracias por informarme, Drake. Ahora necesito tiempo para pensar en cómo abordar esta situación. Te agradezco que hayas venido personalmente a decírmelo”. Dijo Xavier con gratitud.

Drake asintió comprensivamente y le dio una palmada en el hombro antes de alejarse. Xavier se quedó solo en su oficina, con la mente llena de pensamientos y emociones en guerra.

Por un lado, recordaba la intensidad de su relación con Laurent, al igual de cómo había terminado de manera abrupta y dolorosa. El amor que alguna vez sintió, primero se había convertido en desconfianza y resentimiento, peo ahora le era indiferente. Xavier no estaba seguro de querer verla, no porque pensara que podía caer con ella, sino porque no deseaba verla, además temía que eso le causara problemas con Tamara.

Ya no le importaban sus explicaciones porque estas llegaban con más de una década de retraso.

En ese instante decidió salir de su oficina para ir al restaurante donde se encontraría con Tamara, la mujer que amaba y la madre de sus hijos. De tan solo pensar en ellos, su corazón saltó en su pecho emocionado. Debía contarle lo de la aparición de Laurent para evitar cualquier malentendido, aunque debía encontrar el momento correcto.

Por su parte, Tamara se dirigió al restaurante donde iba a encontrarse con Xavier. Se sentía un poco incómoda por no decirle exactamente qué había sucedido, pero sabía que debían compartir todos los detalles cuando se reunieran cara a cara.

Cuando llegó al restaurante, enseguida notó un aroma delicioso de comida, recorrió el lugar buscando con la mirada a Xavier y lo encontró sentado en una mesa cerca de la ventana. Sonrió al verlo y se acercó lentamente.

“Perdón por la tardanza, tuve un pequeño accidente en el camino”. Dijo Tamara mientras se sentaba frente a él.

Xavier la miró con preocupación, notando su agitación.

“¿Estás bien? ¿Qué sucedió?”. Preguntó con voz suave.

Tamara respiró profundamente, tratando de dejar atrás el incidente y enfocarse en el momento presente.

“Tuve un accidente menor, venía conduciendo para acá cuando una mujer irresponsable se saltó una señal y chocó contra mi auto…”. No siguió hablando porque Xavier la interrumpió.

“¿Cómo te sientes? ¿Estás bien?”. Preguntó Xavier, luego se levantó de su asiento y fue a revisarla para ver si le había pasado algo. Mientras tanto, ella no podía contener la risa.

“Amor estoy bien, afortunadamente nadie salió herido, los testigos y las grabaciones dejaron claro quien eran la responsable porque la mujer me culpó a mí. Hasta me amenazó que la familia de su marido era muy poderosa y que se encargaría de hacérmelo pagar, pero yo le dije que ella tampoco sabía quién era yo y que no le tenía miedo”. Explicó mientras intentaba relajarse.

Xavier asintió con una sonrisa, aliviado de que Tamara estuviera bien. Extendió su mano sobre la mesa y tomó la de ella, brindándole un gesto reconfortante a la vez que acercaba más su asiento.

“Me alegra que estés bien, lo más importante es tu seguridad. Y en cuanto a esa loca, la familia más poderosa en toda Eur%pa son los Ferreri. A menos que sea la esposa de uno de mis primos, cosa que dudo porque esas mujeres no andan pregonando el poder de sus esposos, seguro se trata de una charlatana. No te preocupes, porque ahora lo único importante es que estamos juntos”. Expuso con dulzura, mientras se llevaba la mano de la joven a la boca y la besaba.

Tamara sonrió, sintiendo la tranquilidad que le transmitía Xavier. Sabía que podía confiar en él para apoyarla en los momentos difíciles.

Durante el almuerzo, Tamara y Xavier compartieron risas junto a algunas conversaciones profundas. Hablaron sobre sus planes futuros, sus deseos y sueños.

“Tamy, quiero que conozcas formalmente a mi familia, aunque sé que ya conoces a las mujeres, quiero hablar con mamá para que organice una comida. No quería tomar una decisión sin saber tu opinión”.

“Me parece una estupenda idea, ¿Puedo llevar a Freya? Es que así me sentiría más respaldada”. Hizo una pausa y agregó con timidez: “Es que las mujeres Ferreri pueden ser bastante intimidantes”.

Xavier soltó una carcajada.

“Claro que puedes llevarla, siento que es más que una amiga, es una hermana para ti. ¿Te digo algo?”. Ella asintió: “Las mujeres de mi familia piensan eso mismo de ti, que eres intimidante. Dicen que eres de carácter firme y que no te importa expresar tus pensamientos, ellas te admiran”. Respondió Xavier ante la sorpresa en el rostro de Tamara.

“¿De verdad?”. Preguntó por incredulidad.

“Claro que sí amor, es que eres una mujer excepcional y única, la mujer perfecta”. Se acercó y besó con suavidad sus labios. Pero, aunque se tratará de un beso leve, su interior se incendió desatando la pasión de su cuerpo.

“Tamy ¿Puedes reconsiderar tus condiciones?”. Comenzó a decir y ella lo miró con duda.

“¿Cuáles exactamente?”. Interrogó con curiosidad.

“La de dormir juntos”.

“No hay restricción para dormir juntos”. Expresó malinterpretando sus palabras a propósito.

“Tú sabes a qué me refiero, no es en el estricto sentido de dormir, sino de hacer el amor”. Replicó él mientras la miraba con intensidad y el rostro de ella se sonrojaba.

“Señor Sebastini, tendrá que convencerme”. Pronunció y él se acercó más a ella volviendo a capturar sus labios.

Después de la comida, salieron del restaurante justo cuando una mujer se quedaba observándolos haciendo un gesto de molestia.

Entretanto, la pareja decidió ir a visitar un par de las casas que Xavier estaba considerando comprar. Caminaron tomados de la mano, explorando cada habitación e imaginándose cómo sería su vida juntos en ese lugar.

Mientras recorrían la segunda casa, Xavier no podía dejar de pensar en su deseo por Tamara. Cada vez que sus miradas se cruzaban o sus cuerpos se rozaban cuando caminaban, chispas de pasión parecían saltar entre ellos.

Finalmente, cuando llegaron a la habitación principal de la segunda casa, Xavier no pudo resistirse más. Agarró a Tamara por la cintura y la empujó hacia la cama, cayeron los dos juntos y él no tardó un segundo en devorar su boca con un beso apasionado.

“Necesito tenerte”. Susurró con voz ronca”. Mira cómo me tienes”.

Le dijo restregando su miembro en el regazo de Tamara, mientras ella daba un g$mido de placer, porque precisamente en ese momento su cuerpo estaba tan encendido como el suyo.

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