Madre correcta, padre equivocado -
Capítulo 30
Capítulo 30:
Freya suspiró, sabía que había cometido un error al ocultarle la verdad a su amiga, pero no quería que su juicio se viera nublado por el estatus social de Xavier. Sabía lo que ella pensaba que, a excepción de los hombres de su familia, la mayoría de quienes tenían dinero eran patanes. Quería que se diera una oportunidad con él, le pareció un hombre demasiado interesante.
Tomó una respiración profunda antes de responder.
“Lo siento mucho, no quise engañarte, pero te juro que no lo hice para hacerte daño. Quería que tuvieras la oportunidad de conocerlo tal como es, sin prejuicios. Sé lo que opinas de los hombres de dinero y no quería que encasillaras a Xavier allí, me parece galán y respetuoso”. Expresó Freya con sinceridad.
“Pero ya ves que no estuve equivocada en mi apreciación ¿Acaso no viste su comunicado? Cree que iré corriendo detrás de él ¿A cuenta de qué piensa que lo haré? Ojalá y sea verdad que no me busque, mejor cambiemos de tema. Por favor prepara todo que en dos semanas estaré en R%ma para presentar la demanda de divorcio”.
“Me parece perfecto, no veo la hora de que libres de ese desgraciado”.
“Hay algo que me preocupa ¿Qué pasa si la inseminación da resultado o si de la última vez que estuvimos juntos, resulto embarazada?”. Dijo con preocupación: “¿Qué voy a hacer? ¿Te imaginas? Aunque siempre he querido tener un hijo, en este momento sería mi mayor desgracia”.
“Eso sería un poco conflictivo porque Joel seguramente se valdría de allí para no darte el divorcio y habría que esperar que el niño naciera. Del resto sé que no habría ningún problema porque tus padres y todos quienes te queremos te apoyaríamos, porque sabemos cuánto has deseado tener un hijo”. Expresó Freya.
“¿Y él? ¿Qué pensaría? ¿Será que aceptaría estar con una mujer que está embarazada de otro hombre?”. Interrogó ella.
“¿Qué te puede importar su opinión? Después de todo ni siquiera te gusta, ¿Acaso no es eso lo que me dijiste?”. El silencio al otro lado de la línea le mostró a Freya que su amiga se estaba engañando a ella misma: “¿Si te gusta? No lo niegues”.
Un suspiro se escuchó al otro lado de la línea.
“Si me gusta, me hizo sentir tan genial, nunca había sentido ese incendio devorándome en mi interior, fue algo que jamás imaginé que podía suceder… y tuve por primera vez un org$smo”. Al darse cuenta de sus palabras se calló, mientras que Freya no pudo evitar sorprenderse ante su confesión.
“¿Acaso la porquería de Joel ni para eso servía? ¿Nunca te dio un org$smo?”. Inquirió incrédula.
Tamara sentía que se ponía roja hasta la raíz del cabello y agradeció que su amiga no estuviera frente a ella.
“No, jamás había sentido uno”. Dijo sintiéndose avergonzada.
“Madre de Dios, qué polvo tan malo resultó ser Joel, quizás el imbécil tiene los renacuajos muertos ¿El médico no le hizo análisis?”. Inquirió su amiga con sospecha.
“Claro que se los hizo y todo salió bien”. Respondió Tamara.
“Entonces solo es un huevo frio y mal polvo, en contraposición cuéntame ¿Qué te hizo sentir Xavier?”.
Tamara se enfrascó en una conversación donde su amiga la escuchó atentamente. Mientras ella le contaba todo lo que había ocurrido en su habitación, Freya de vez en cuando gritaba emocionada.
“No puedes dejar ir a ese hombre Tamara, no sé cómo vas a hacer, pero si no le importaras no se iba a aparecer en una serenata después de que Joel fuera. Es que si tú dejas escapar a ese hombre yo voy a darte la sacudida de tu vida”.
Siguieron hablando por un tiempo más y Tamara se sintió más tranquila.
La joven pasó las dos semanas siguientes, siendo cuidada y consentida por su familia. Sin embargo, no dejaba de recibir mensajes y llamadas de Joel pidiéndole perdón. Mientras tanto, no recibió ni una llamada, ni mensaje de Xavier… eso la hizo sentirse utilizada y pensar que él solo había querido burlarse de ella.
“Creo que era mentira que yo le gustaba, seguramente solo quería acostarse conmigo”. Dijo Tamara con tristeza hablando con su madre.
“O quizás esté esperando que te divorcies para poder buscarte”. Expresó Isabella.
“Pero es que ni siquiera me ha hecho una llamada para preguntarme cómo estoy… no sé mamá, lo mejor es que ni siquiera piense en eso”.
“Bueno, mejor vamos a encender el televisor mientras preparo unos pudines que tu abuela me enseñó, quizás con eso también aprendes a hacerlos ¿Qué te parece?”. Interrogó su madre y ella sonrió feliz.
“Me parece una genial idea”. Dijo Tamara.
Cuando su madre encendió la televisión, enseguida se vio el rostro de Xavier Sebastini.
Cuando Isabella lo vio quiso apagarlo, pensando que su hija no lo había visto. Pero ya era tarde, si lo vio.
“No la apagues, vamos a ver que opinan los programas de chisme respecto a la celebridad italiana”. Expresó con sarcasmo.
“Xavier Sebastini es uno de los jóvenes más emblemáticos de los Sebastini como de los Ferreri. Pero bueno, es que todos los hombres de esa familia son destacables, pero definitivamente él es de los más hermosos, deseables y difíciles de atrapar”.
“Si es el más mujeriego, vamos a recordar la cantidad de mujeres que ha tenido, desde actrices, modelos, políticas”.
“Hasta nobles, recordemos que una vez estuvo vinculado con una de las nietas de la Reina de Noruega”.
“Yo pensé que Tamara Castelli, hija de uno de los empresarios más importantes de la moda en It$lia, sería su próxima víctima”.
“Al parecer fue un falso rumor, por lo menos no les gustan las casadas… bueno el chisme que les traigo es que se vio en Est$dos U en una discoteca, con una de las hijas de un importante magnate. Tenemos las imágenes en exclusiva”.
Mientras las mujeres hablaban, Tamara se quedó en silencio hasta que vio las imágenes de un vídeo de Xavier y una mujer rubia. Ambos estaban bailando y hablándose al oído mientras no paraban de reír.
Tamara suspiró, no quería seguir escuchando más chismes sobre Xavier y su comportamiento.
“Lo mejor será que apagues ese aparato”. Dijo con un tono de tristeza sin poder ocultar su decepción: “Después de todo resultó que mi instinto no me falló, Xavier es un hombre mujeriego que no vale la pena… mejor sigamos haciendo nuestro pudin y no vuelvas a hablarme de él”.
Isabella sintió tanta tristeza por su hija, no sabía por qué las cosas no le salían bien en el amor, cuando siempre había sido una buena chica.
Tamara se dio cuenta de la preocupación en el rostro de su madre y la abrazó.
“Tranquila mamá, voy a estar bien, después de todo dicen que nadie muere por amor”.
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