Capítulo 834:

Marcus parecía preocupado.

Su mirada permanecía fija en los números rojos descendentes de la pared del ascensor.

El ascensor llegó a la primera planta, pero Marcus evitó el contacto visual con Melissa.

Salió a grandes zancadas y se dirigió al aparcamiento.

«Marcus».

Una voz suave le llegó al oído.

Marcus aminoró el paso gradualmente, hasta detenerse. Se dio la vuelta y miró fríamente a Melissa.

Agarrando la bolsa de comida para llevar, Melissa sintió una sensación de inquietud.

Dio un paso adelante y se colocó frente a él, con el semblante pálido.

Marcus rompió el silencio y la miró como a una extraña.

Sin embargo, sus palabras iban dirigidas a Sylvia. «Esta persona ya no tiene nada que ver conmigo ni con el Grupo Fowler. No le permitas la entrada en adelante».

Sylvia suspiró pesadamente en su interior.

Antes de que pudiera pronunciar una palabra, Melissa tomó la palabra.

Haciendo acopio de un inmenso valor, Melissa agarró el brazo de Marcus y le suplicó: «Marcus, ¿aún me quieres?».

Marcus fijó su mirada en Melissa.

Finalmente, se le escapó una risita, como si encontrara divertida una broma.

Contraatacó: «¿Por qué iba a desear a alguien tan voluble? ¿Por qué querría a alguien que alberga sentimientos por otro hombre? ¿Tan poco pretencioso soy? ¿O está otra vez en apuros económicos, señorita Brown?».

Luciendo una refinada sonrisa, añadió: «Disculpe, pero hoy no estoy de humor. No tengo ningún interés en comprar a una mujer».

Sin darle importancia a la bolsa de comida para llevar que llevaba en la mano, que contenía su comida favorita, mantuvo una actitud plácida. Comentó: «Eres excelente encantando a los demás, pero esta vez estás dirigiendo mal tus esfuerzos».

Procedió a coger la bolsa y tirarla despreocupadamente a una papelera cercana.

Negándose a soltarlo, Melissa lo agarró del brazo con firmeza, suplicándole con cautela: «¿Podemos hablar, por favor?».

Marcus inclinó la cabeza y su mirada se posó en el lugar donde los dedos de Melissa se aferraban a su brazo.

Quizá fue el frío de sus ojos lo que hizo que Melissa retrocediera.

Sin embargo, armándose de valor, volvió a hablar.

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