Capítulo 744:

Alexis se despertó temprano por la mañana.

Sin embargo, Leonel se adelantó a Alexis en despertarse. Tanto él como Evelyn ya estaban abajo puesto que Evelyn necesitaba una extracción de sangre en ayunas.

En consecuencia, optó por saltarse el desayuno con ella.

Ollie los observaba intermitentemente mientras consumía la comida de su perro.

Al darse cuenta, Alexis sugirió amablemente: «Vayamos al hospital y comamos juntos más tarde».

Sin embargo, Leonel declinó, optando en su lugar por preparar un vaso de leche y un sándwich para que Alexis los consumiera durante el trayecto en coche.

Evelyn miró a Alexis con expectación.

Leonel levantó a Evelyn, plantándole un beso en la mejilla. «¿No es suficiente que me quede con hambre contigo? Tu madre es otra historia.

Si ella tiene hambre, no tendremos un nuevo bebé».

Evelyn expresó su deseo de tener un nuevo hermano.

Scott presumía constantemente de que pronto tendría una hermana pequeña.

Observando la barriga de Alexis, Evelyn susurró a Leonel: «Papá, ¿puedes hacer que ocurra antes? Me gustaría tener un hermano menor antes que Scott».

Leonel se quedó momentáneamente sin habla.

Al saber del embarazo de Laura, se dio cuenta de que Evelyn no podría tener un hermano antes que Scott.

Además, no podía dejar embarazada a Alexis con sólo chasquear los dedos o algo así. No era tan sencillo.

Al notar la expresión de Leonel, Evelyn hizo un mohín y comentó: «Bueno, el padre de Scott parece ser mejor que el mío».

El orgullo de Leonel recibió un golpe.

Colocando a Evelyn en el asiento trasero, miró a Alexis y se aclaró la garganta. «Esforcémonos un poco más esta noche, asegurándonos de no quedarnos demasiado rezagados con respecto a Edwin».

A Alexis le pareció infantil la comparación de Leonel y cuestionó su pertinencia.

A pesar de ello, Leonel, muy animado, sonrió. Sentado en el asiento del conductor, puso en marcha el motor del coche.

Treinta minutos más tarde, el coche llegó al hospital, donde ya tenían una cita programada con el médico.

Evelyn recibió una inyección y le sacaron sangre.

La niña, sensible al dolor, acurrucó la cabeza en los brazos de su padre, resistiéndose a emerger.

Se le llenaron los ojos de lágrimas al recibir la inyección intramuscular.

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