Capítulo 669:

El calor de su mano hizo que su cuerpo se tensara aún más.

La mirada de Leonel se desvió hacia la carita de Evelyn. Sin embargo, sus labios seguían tan cerca de la oreja de Alexis que ella podía sentir el calor de su aliento. «Ya te lo he dicho. Esta es nuestra noche de bodas», le recordó.

Ya era muy tarde y Alexis no quería armar jaleo por miedo a despertar a Evelyn.

Bajando la voz, le dijo: «¿No te acababan de operar?».

Leonel no dijo nada y permaneció callado. Sin embargo, sus largos dedos seguían recorriendo el cuerpo de ella, sin dar señales de detenerse.

A Alexis le resultaban insoportables sus caricias y la voz le temblaba. «No…

Aquí no».

Leonel sonrió satisfecho mientras ambos se dirigían a la sala de estar exterior, cerrando la puerta tras de sí.

Al otro lado de la puerta estaba Evelyn, mientras en el salón, Leonel inmovilizaba a Alexis contra la pared y la besaba profundamente.

Era hábil besando, levantándola como si estuviera sentada en su regazo. Siguió besándola hasta que Alexis no pudo más.

Entonces bajó el ritmo y se giró hacia un lado para abrir el equipo de música.

La canción que sonaba era una de las favoritas de Alexis en el instituto.

La luz amarillenta creaba un ambiente romántico mientras ella se sentaba en su regazo.

Aunque ya se habían casado, ella seguía sintiéndose incómoda cerca de él después de años de estar separados.

No se sabía lo que Leonel estaba a punto de hacer. En ese momento, parecía decidido a coquetear con ella. Hundió la cabeza y acercó los labios a la oreja de ella. «Realmente extraño esto», le susurró.

No sólo se lo dijo, sino que le hizo sentir su deseo.

Alexis, a pesar de su actitud habitualmente abierta, no pudo soportarlo. Su rostro enrojeció ligeramente y apartó tímidamente la mirada de él.

«Acaban de operarte. No te andes con tonterías», le dijo.

En respuesta, Leonel rió entre dientes.

La sujetó suavemente por la cintura y balanceó su cuerpo de un lado a otro. No le importaba qué tipo de baile hicieran; sólo quería tenerla cerca.

Poco a poco, todo su cuerpo quedó envuelto en su abrazo.

Alexis no se resistió; en una noche como aquella, quizá ya no tenía fuerzas para resistirse.

Apoyó la barbilla en su hombro y se dejó llevar.

De vez en cuando, Leonel la besaba, dejando que sus labios permanecieran sobre los de ella unos segundos antes de apartarse.

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