La segunda oportunidad en el amor -
Capítulo 643
Capítulo 643:
El llanto de Evelyn se intensificó.
Leonel le bajó suavemente las pantimedias para revelar una rodilla magullada, con el corazón doliéndole de compasión.
«¿Te pongo una medicina?», sugirió suavemente.
Evelyn respondió sollozando, y sus rasgos le recordaron mucho a los de la joven Alexis. «Eres tan sensible al dolor como tu madre», susurró.
Con Evelyn aferrada a su cuello y Ollie en la otra mano, Leonel regresó a casa.
Su villa estaba inusualmente tranquila, sin sirvientes.
Acomodó a Evelyn en el sofá antes de coger un botiquín y ponerse en cuclillas para curarle la herida.
«¿Te duele?», le preguntó con delicadeza.
Evelyn lo miró y negó con la cabeza. «Ya no me duele, señor Douglas. Tiene los ojos enrojecidos», dijo, acercándose para tocarle la cara.
Leonel, conmovido por su preocupación, la llevó arriba. Hacía poco había encargado a su secretaria que comprara ropa y pijamas para niños.
Teniendo en cuenta su pierna herida, eligió un pantalón cómodo y una blusa para vestirla, asegurándose de que estuviera cómoda.
La ropa era suave y ajustada. En voz baja, Evelyn preguntó: «¿Por qué eres tan amable conmigo?».
Leonel, mientras la ayudaba con los zapatos, hizo una breve pausa. «Porque me importas».
El afecto de Evelyn por Leonel era evidente, sobre todo desde que le había regalado el cachorro. Se aferró a él, reacia a marcharse.
Ensimismado en sus pensamientos, Leonel la llevó escaleras abajo, con la mente puesta en cocinar para ella.
Sus dotes culinarias eran impresionantes; los platos que preparaba eran a la vez deliciosos y visualmente atractivos. Evelyn devoró una gran porción de puré de patatas con queso y pidió más con impaciencia.
«Es suficiente por ahora», aconsejó
le aconsejó Leonel, acariciándole suavemente la barriga llena y el hombro, sus emociones complejas.
Antes, Evelyn había sido más una extensión de su amor por Alexis.
Su afecto por ella estaba entrelazado con sus sentimientos por Alexis.
Sin embargo, conocer la enfermedad de Evelyn y su lucha diaria había cambiado su perspectiva.
Era su padre y sentía un nuevo deseo de cuidarla él mismo, no sólo como parte de su amor por Alexis.
Después de un día de juegos en su casa, Evelyn se durmió. Le quitó los zapatos y la metió en la mullida cama, sentándose en silencio a su lado durante un largo rato.
La responsabilidad de cuidarla era delicada, reflexionó.
¿Había asumido Calvin un papel semejante antes?
Evelyn se removió en sueños, abrazando al cachorro y murmurando el nombre de Calvin.
Una sombra pasó por los ojos de Leonel. Acarició suavemente su rostro y luego volvió su atención a los asuntos de negocios en su ordenador portátil. Hacia las cinco de la tarde, Alexis llegó a buscar a Evelyn.
Al ver a Alexis, la actitud de Leonel se enfrió. «Te has tomado tu tiempo. ¿Tan absorbente es tu vida con Calvin que hoy te has olvidado por completo de Evelyn?».
Los labios de Alexis se tensaron ligeramente.
Calvin estaba en el hospital, aquejado de un deterioro de salud que requería un tratamiento de diez días.
Alexis no sintió la necesidad de explicar la situación de Calvin a Leonel. Simplemente preguntó: «¿Dónde está Evelyn? He venido a llevarla a casa».
Leonel no prestó atención a su pregunta.
Se dirigió tranquilamente a la cocina, se sirvió un vaso de agua y se bebió la mitad. Se volvió hacia Alexis y siguió sin decir nada.
A Alexis se le aceleró el corazón.
En voz baja, Leonel preguntó: -Estás tan distante. ¿Ya no sientes nada por mí?».
Alexis se quedó sin palabras.
Leonel miró el agua que quedaba en su vaso, con una suave sonrisa en los labios. «Si no amas a alguien, ¿cómo puedes intimar con él? O sólo se trata de buscar la emoción y la satisfacción física, señorita Fowler?».
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