La segunda oportunidad en el amor -
Capítulo 603
Capítulo 603:
Levantando la mirada, Alexis contraatacó: «¿Y tú? Tú tampoco has comido, ¿verdad?».
Una sonrisa adornó el rostro de Leonel.
Propuso: «Nos prepararé dos platos de fideos».
«Está bien».
Alexis lo observó mientras se arremangaba y se dirigía a la cocina. Sus anchos hombros le impresionaron.
En su mente, pensó que su relación era perfecta, tal como era.
En menos de treinta minutos, Leonel preparó dos cuencos humeantes de fideos, acompañados de una sabrosa sopa.
Alexis seguía disfrutando de su comida cuando él terminó la suya.
«¿Eso es todo lo que vas a comer?». Alexis lo miró, con un dejo de preocupación en la voz. Su preocupación se hizo patente cuando no pudo evitar comentar: «Apenas es suficiente».
Leonel le palmeó suavemente el dorso de la mano, en voz baja. «No tengo hambre. Saldré a fumar. Deberías dormir un poco».
Alexis abrió la boca para hablar, pero luego se detuvo, reconsiderando sus palabras.
Finalmente, guardó silencio. Tras terminar los fideos, lavó los platos y se dirigió a la ducha. Pero el sueño parecía esquivo; ¿cómo podía descansar tan fácilmente?
Leonel estaba de pie en el balcón, perdido en el acto de fumar, con sus pensamientos convertidos en un torbellino.
Se preguntaba si debería haber vuelto a casa aquella noche. Su presencia, cargada de una palpable negatividad, podría afectar a Alexis. Sin embargo, la anhelaba a su lado, deseaba tenerla más cerca aunque no pudiera tocarla.
A medida que avanzaba la noche, el sueño finalmente se apoderó de Alexis.
Por la mañana, al despertarse, Leonel no estaba a su lado y no había rastro de su presencia en la cama.
Sin embargo, el aroma del tocino y el café se extendía por el apartamento.
Se puso las zapatillas y salió. Leonel ya había preparado el desayuno. Estaba sentado a la mesa, absorto en el periódico.
Al oír sus pasos, levantó la vista y sonrió. «Buenos días» Alexis le miró con una pregunta en los ojos. «¿Has estado despierto toda la noche?
«No, vi que dormías y no quise molestarte. Dormí en la habitación de invitados».
Leonel le dio unas suaves palmaditas en la cintura. «Ve a refrescarte. El desayuno está listo».
Sin embargo, Alexis continuó mirándole atentamente.
Al ver su preocupación, su tono se suavizó. «Estoy bien, de verdad. Al fin y al cabo, ahora es sólo un recuerdo lejano».
En voz baja, Alexis murmuró: «Puedes ser muy reservado. Leonel, no es vergonzoso mostrar tus emociones delante de mí. Ya he visto todas tus facetas».
Un destello de intensidad brilló en los ojos de Leonel.
Alexis, sintiendo la gravedad del momento, se excusó rápidamente. Al cabo de un rato, regresó, vestida para el día, dispuesta a desayunar con él.
Como de costumbre, Leonel le sirvió un vaso de leche y bocadillos.
Se comportaba como si los recientes acontecimientos no le hubieran afectado, como si el fallecimiento de Kenneth fuera un mero parpadeo en su corazón, algo que había superado en apenas medio día.
A Alexis le costaba discernir sus verdaderos sentimientos. Comprendió que Leonel necesitaba su propio tiempo para asimilarlo todo.
Sorbiendo su leche, fue sorprendida por las suaves palabras de Leonel.
«Alexis, casémonos».
Alexis casi escupe la leche de la boca por la sorpresa.
Estaba totalmente desconcertada.
Su propuesta, formulada de una manera tan informal, parecía más una broma habitual que una pregunta que cambiaría su vida.
En cuanto Alexis se movió, Leonel la cogió de la mano, con voz áspera por la emoción. «Alexis, lo digo en serio».
Alexis lo miró a los ojos, luchando por encontrar las palabras. Finalmente, consiguió hablar. «¿No es demasiado repentino?»
La sonrisa de Leonel era amable. «Ya llevas el anillo de compromiso. Y si deseas algo más romántico, puedo hacerlo realidad. Pero primero, tienes que decir que sí».
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