La segunda oportunidad en el amor -
Capítulo 1754
Capítulo 1754:
A veces, Daniel admiraba en secreto a su padre.
Papá es muy alto, pensaba.
Entonces se dio cuenta de que su madre era bastante alta, pero cada vez que su padre la besaba, tenía que agacharse.
De pronto, Daniel se cubrió la cara con las manos, avergonzado por sus pensamientos.
Leonel apartó suavemente las manos de Daniel y le dijo: «Sube y dile a tu mamá y a tu hermanita que bajen a almorzar».
Daniel se sonrojó y se alejó a toda prisa. Leonel lo miró irse, sonriendo para sí. Cerca de allí, Evelyn estaba ocupada cortando verduras para cocinar, especialmente para Cordelia, que necesitaba más verduras en su dieta.
La cocina estaba bañada por la luz del sol, creando un ambiente cálido.
Mientras Leonel revolvía la sartén, mencionó casualmente: «Si algo te molesta en el futuro, recuerda decírnoslo a tu mamá y a mí, ¿de acuerdo?».
La nariz de Evelyn se puso roja y asintió suavemente.
Leonel le dio unas palmaditas en la cabeza con la mano limpia, decidiendo que algunas discusiones era mejor dejarlas para su madre.
Inesperadamente, Alexis no había hablado con Evelyn directamente sobre el asunto reciente. En cambio, se había puesto en contacto directamente con la escuela y con otros padres.
Leonel no tenía muy claro el método que había utilizado, pero había conseguido que unos veinte alumnos abandonaran o se cambiaran de colegio en un solo día.
El lunes por la mañana, el teléfono de Leonel estaba desbordado de llamadas. El director y los padres expresaron sus quejas e instaron a Leonel a hablar con Alexis.
Aunque Leonel pensó que Alexis podría haber exagerado, la apoyó públicamente, declinando cortésmente intervenir como pedían los padres. Sin embargo, el problema persistía.
Tras terminar la última llamada, Leonel marcó el número de Alexis. Ella contestó con prontitud, su voz rebosante de alegría. «Sólo son las diez de la mañana, Sr. Douglas. ¿No tiene nada más que hacer? ¿Se va a hundir la empresa?»
Leonel rió entre dientes mientras la regañaba ligeramente.
Luego preguntó por la situación de aquellos niños del colegio de sus hijos, pero Alexis respondió vagamente, diciéndole que no tenía por qué preocuparse.
Mencionó que se dirigía a una reunión.
Leonel se sintió divertido y ligeramente irritado cuando terminó la llamada, pero sabía que Alexis lo había hecho a propósito. En realidad apreciaba su naturaleza feroz.
Ese lunes por la mañana, Leonel se encontró momentáneamente distraído en su despacho.
Noreen entró y le recordó su reunión.
Leonel se puso de pie, con la figura marcada por la luz del sol que entraba por la ventana.
Seguía pensando en Alexis. Decidió salir temprano del trabajo a las tres de la tarde. En lugar de ir a casa, se dirigió al bufete de Alexis. Resultó que Alexis estaba más ocupada de lo que había previsto, ya que se había reunido con dos clientes seguidos.
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