Capítulo 1727:

Leonel estaba de pie junto a la ventana francesa, contemplando el mundo de abajo a través del altísimo cristal. Detrás de él, Noreen hablaba despacio. «En realidad, si te acercas a la señorita Fowler ahora, puede que entre en razón. Pero si esperas demasiado, puede que se vaya y busque a otro. Entonces, no tendrás ninguna ventaja».

Leonel permaneció en silencio.

Noreen había vuelto corriendo de otra ciudad esa mañana temprano y albergaba algunas quejas, pero no las expresó, sabiendo que Leonel la había compensado generosamente. La reunión está prevista para más tarde. Tú…»

Interrumpiéndola, Leonel se dio la vuelta y dijo enérgicamente: «Prepárate».

No fue hasta la reunión cuando Leonel respondió al mensaje de Alexis.

Su respuesta fue breve: «De acuerdo».

Después de enviar el mensaje, se sentó en silencio, aparentemente a la espera de su respuesta, ajeno a las palabras de sus subordinados.

Sin embargo, no recibió más mensajes. En su dinámica actual, quizá Alexis no sintiera la necesidad de responder.

Ahora eran simplemente una familia.

Leonel sonrió lentamente.

Más tarde, Leonel y Alexis desarrollaron una relación normal, y él demostró ser un padre capaz. Dejó de sentirse inadecuado ante los niños y aceptó la imperfección de su pierna.

Durante los fines de semana, iba a buscar a los niños y los llevaba a su villa para pasar juntos el fin de semana.

Cordelia gateaba por el dormitorio, haciendo que Leonel le contara cuentos, construyera bloques y le diera de comer.

Mientras tanto, Evelyn terminaba diligentemente sus deberes antes de ayudar a Leonel con masajes en las piernas. A pesar de la aparente indiferencia de Daniel, investigaba en secreto en Google los mejores métodos de rehabilitación e incluso acompañaba a Leonel a las citas con el médico. Daniel mostraba una madurez superior a la de su edad.

En esta rutina pacífica y un tanto alegre, Alexis seguía siendo el único pesar persistente de Leonel, un sentimiento que se intensificaba a medida que su pierna se acercaba a la recuperación.

Mientras caía la primera nevada del año en Navidad, Leonel se sentó en su coche a charlar con Evelyn por teléfono. Su voz, más suave que los delicados copos de nieve, expresaba su anhelo por él.

Leonel sonrió cálidamente.

Sin embargo, su sonrisa se congeló cuando vio a Alexis fuera.

No estaba sola.

De pie junto a un joven, con la mano apoyada en su hombro, Alexis lucía una sonrisa relajada, con los ojos brillantes.

Parecía radiante, como si se hubiera enamorado.

La ventanilla estaba parcialmente abierta. Leonel estaba sentado en el coche, observando a Alexis y al hombre en silencio.

Había rechazado la petición en una ocasión, sin imaginarse este enfrentamiento. Sin embargo, al verlo, sintió una mezcla de decepción y una extraña sensación de distanciamiento.

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