La segunda oportunidad en el amor -
Capítulo 1712
Capítulo 1712:
Esta vez, Leonel no se negó.
No había luz en el pequeño salón, sumiéndolo en la oscuridad. Al entrar, ambos sintieron una ligera inquietud. Alexis pareció pisar algo, haciéndola tropezar junto con Leonel.
Cuando recobraron el sentido, se encontraron tumbados en la cama, con ella encima de él.
Sus cuerpos se apretaban con fuerza el uno contra el otro, y el más mínimo movimiento provocaba una sensación insoportable. Alexis tenía la cara a escasos centímetros de la suya y percibía el calor de su piel.
Al ser madura, comprendió las implicaciones de su respuesta.
Con los labios rozándole el cuello, Alexis pronunció en tono ronco: «¿No me habías presentado a los demás como tu hermana? ¿Qué pasa ahora? Leonel, ¿te comportas como un animal?».
La respiración de Leonel se volvió agitada.
Era plenamente consciente de que esto no era accidental. Comprendió que Alexis lo había orquestado intencionadamente, inmovilizándolo contra la cama en un intento deliberado de obtener una respuesta de su parte. Sabía que pretendía obligarle a admitir que la quería y que albergaba deseos hacia ella.
En la oscuridad, la mano de Leonel se dirigió a su cintura, acariciándola suavemente.
Con la otra mano le acarició la cara, con una sonrisa en los labios. «Señorita Fowler, ¡es usted toda una intrigante! ¿A qué juega? Planeando durante años sólo para verme romper mis reglas, ¿eh? ¿Cuál es el problema? ¿Eres incapaz de besarme o tocarme?».
Alexis le recorrió las facciones con los dedos y le susurró al oído: «¿Qué voy a hacer? Incluso ahora, sigues intentando resistirte a mí».
Al momento siguiente, se encontró debajo de él.
Con una pierna, Leonel le inmovilizaba el cuerpo, y con la otra mano le sujetaba firmemente ambas muñecas, elevándolas por encima de su cabeza. Era una intrusión intensa que encendería el deseo en el corazón de cualquier mujer.
Cualquier mujer, excepto Alexis.
Ella deseaba estar con él, pero su cuerpo se resistía instintivamente. Su reticencia a apartarse marcaba su límite. Un leve temblor recorrió su cuerpo.
Leonel la miró intensamente a la cara como si intentara penetrar su fachada y ahondar en su alma.
Tras un prolongado silencio, hizo una mueca. «Es una mera respuesta física y nada más».
Bajó la cabeza y acercó los labios a su oído, adoptando un tono despreocupado al hablar. «Realmente no se trata de usted, señorita Fowler. Cualquier mujer debajo de mí, mirándome así, me excitaría. Puede que mi pierna esté lisiada, pero todo lo demás funciona perfectamente. Sí, Hester fue alguien contratado para jugar a mi novia y mantenerte alejado. ¿Qué otra cosa podría haber hecho, Alexis? La vida es larga, y no necesito tu pago, ni estás obligada a estar conmigo».
Alexis no pudo responder.
Su cuerpo permaneció suave y complaciente, su voz ronca y suave. «¿Cómo puedes estar tan seguro sin siquiera intentarlo?».
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