La segunda oportunidad en el amor -
Capítulo 1711
Capítulo 1711:
«Estoy bien, de verdad».
«De acuerdo, si tú lo dices».
Tras hablar Alexis le soltó la mano y se giró para atender a Cordelia.
Leonel respiró aliviado.
Desde su posición ventajosa, podía ver la tentadora vista bajo el cuello de Alexis, aunque no se revelaba por completo.
En los dos años transcurridos desde el incidente de Merblune, se había abstenido de la actividad sexual.
Leonel llevaba dos años sin mantener relaciones sexuales.
Sospechaba que Alexis lo había orquestado, pero su comportamiento al inclinarse sobre ella era excepcionalmente amable, y parecía completamente absorta en el cuidado de Cordelia. Parecía que no tenía intención de seducirlo.
Leonel bebió medio vaso de agua, pero su sed seguía sin saciarse.
Alexis se enderezó y comentó: «Cordelia está bien. Si no te encuentras bien, deberías volver».
Leonel se reclinó contra el sofá, declarando: «Ya le he dado instrucciones al chofer para que se vaya sin mí».
En esencia, quería decir que no pensaba irse.
Alexis no le instó a irse. En lugar de eso, señaló hacia el salón. «Puedes descansar allí. Hay una cama y será más cómodo».
Leonel deseaba pasar más tiempo con Cordelia.
Alexis no se opuso. En lugar de eso, se apoyó en el cabecero de la cama y hojeó los documentos del bufete.
Incapaz de resistirse, Leonel preguntó: «¿De verdad necesitas revisar todo eso esta noche? ¿Por qué estás tan ocupada?».
Sin levantar la mirada, Alexis respondió en voz baja: «La verdad es que estoy desbordada. Entre la gestión del bufete y de Exceed Group, junto con el cuidado de tres hijos, la vida no es tan fácil para mí como para ti y Hester.»
Leonel se quedó sin habla.
Al cabo de un momento, balbuceó: «Si alguna vez estás demasiado agobiado, puedes mandar a los niños a mi casa».
Alexis sonrió. «¿No os molestaría eso a ti y a tu novia?».
Siempre tenía un tono sarcástico cuando se mencionaba a Hester. Leonel no aguantó más y dijo: «¡Alexis, no tienes por qué seguir poniéndome a prueba así!».
Alexis le miró.
Sus ojos eran tan profundos que ni siquiera Leonel podía comprender sus pensamientos.
Dejando a un lado los documentos, le ofreció amablemente: «Deja que te ayude a descansar en la cama».
Leonel, un hombre orgulloso, no quería que Alexis lo asistiera como si fuera un discapacitado. Respondió rápida y ansiosamente,
«No es necesario».
Sin embargo, se levantó demasiado deprisa y estuvo a punto de tropezar.
Alexis insistió: «Permítame que le ayude». Leonel, ¿desde cuándo te has vuelto tan susceptible?».
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