Capítulo 1690:

Alexis estaba en estado de shock, de pie allí por lo que parecía una eternidad. Cuando volvió a la realidad, el banquete ya había terminado y todo el mundo se estaba marchando.

Al salir, se encontró con Leonel en la entrada del hotel. Estaba hablando en voz baja con Noreen, y sus voces eran demasiado bajas para que Alexis pudiera distinguir lo que decían.

Volver a ver a Leonel provocó en Alexis una mezcla de sentimientos. Miró fijamente al hombre que una vez había amado intensamente y que más tarde llegó a resentir con la misma fiereza.

Después de todo lo que había descubierto recientemente, todo parecía trivial ahora. En Merblune, había hecho ceder a Leonel amenazándole con hacerse daño. Pero ahora, las cosas eran diferentes. Ella sólo quería que él estuviera bien, pasara lo que pasara.

Leonel se fijó en ella y se volvió para mirarla. Bajo la brillante araña, Alexis estaba inusualmente pálida. La sangre goteaba de su mano y se acumulaba en la alfombra, pero ella no parecía darse cuenta.

Leonel se acercó rápidamente y le agarró la muñeca. Vio el corte en la palma y preguntó: «¿Qué ha pasado? ¿Dónde está tu novio?».

Antes de que ella pudiera responder, Leonel intentó levantarla, pero sus piernas no podían soportar su peso. Ya no tenía fuerzas ni para levantar a un bebé. Suspiró y dijo suavemente: «Vamos, te llevaremos a un hospital».

Alexis no podía apartar los ojos de él. Las lágrimas empezaron a llenarle los ojos.

Leonel no tenía ni idea de por lo que había pasado. Le sujetó la muñeca con firmeza y la condujo hasta el coche. Aunque le costaba caminar, siguió adelante, decidido a ponerla a salvo.

Alexis fue guiada suavemente al asiento trasero y Leonel la siguió al interior. Noreen, percibiendo la tensión, ocupó el asiento del copiloto e indicó al conductor: «Diríjanse al hospital más cercano».

El conductor no perdió el tiempo y pisó el acelerador.

El coche estaba poco iluminado. Alexis y Leonel se sentaron uno junto al otro. Hacía años que no estaban tan cerca.

Leonel habló en voz baja: «¿Tienes material hemostático en el bolso?».

Alexis replicó: «¿Dónde está tu novia? ¿No debería estar contigo?»

La voz de Leonel bajó aún más. «Deberías preocuparte por ti, no por mí».

Rápidamente rebuscó en su bolso y encontró el medicamento hemostático. Noreen le entregó una botella de agua sin mediar palabra. Leonel desenroscó el tapón y se la entregó a Alexis. «Tómate la pastilla», le dijo con firmeza.

Alexis no se movió.

Leonel, inseguro de lo que ocurría, le dio la medicina él mismo. Su cálida mano rozó sus labios y ambos se estremecieron al contacto.

En la oscuridad del coche, se miraron a los ojos, con expresiones complicadas.

Leonel se aclaró la garganta y dijo con voz ronca: «Ya eres mayor. No puedes seguir actuando tan descuidadamente de ahora en adelante…»

No pudo continuar. Recordó que estaban divorciados. Recordó que no podía ofrecerle una vida normal. Y recordó que ella podría estar con otro ahora.

Las lágrimas brillaron en los ojos de Alexis.

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