La segunda oportunidad en el amor
Capítulo 1669

Capítulo 1669:

Waylen tardó un momento en reprimir sus emociones. Luego le dijo: «No llores, Rena. Entremos a darle el último adiós».

Su voz temblaba mientras hablaba, y las lágrimas corrían por sus mejillas. No podía aceptar fácilmente el hecho de que su padre estaba a punto de fallecer.

Waylen y Rena fueron los primeros en entrar en la habitación. Para entonces, el personal médico ya se había marchado, dejando sólo al paciente y el débil zumbido de las máquinas de soporte vital.

Aunque Korbyn pendía prácticamente de un hilo, seguía bastante consciente.

Abrió los ojos y preguntó a su hijo en un murmullo: «¿Dónde están Cecilia y Mark? ¿Por qué no están aquí?».

Waylen se agachó y le contestó, hablándole al oído: «Ya están de camino. Su avión acaba de aterrizar».

«Eso es bueno. Eso está bien».

Korbyn repitió esta frase varias veces. Tenía muchas ganas de ver a su hija.

Después de algún tiempo, se quedó en silencio y cerró los ojos ligeramente.

Waylen bajó la cabeza mientras se le llenaban los ojos de lágrimas. Quería decirle mucho más a su padre, pero sabía que no le quedaba mucho tiempo. Luchando contra su dolor, llamó a sus hijos para que pudieran despedirse de Korbyn.

«No lloréis. Nadie debe llorar», les advirtió.

«Waylen», dijo Korbyn de repente. «Pronto estaré con tu madre. La he echado de menos todos estos años, pero nunca viene a mí en mis sueños. Temo que si me retraso, no pueda encontrarla. Será mejor que vaya y esté con ella lo antes posible. No estés triste. Estaré bien».

Los ojos de todos se llenaron de lágrimas al escuchar a Korbyn, pero nadie se atrevió a llorar. No querían que Waylen se enfadara más de lo que ya estaba.

En ese momento, Cecilia y Mark entraron corriendo de repente.

Olivia, siendo la más joven de la familia, no pudo evitar llorar mientras abrazaba a Korbyn. Korbyn la abrazó y le acarició el pelo, pensando todo el tiempo que se parecía mucho a Cecilia. Le entristecía el hecho de que nunca tendría la oportunidad de verla formar una familia.

«¡Papá!» gritó Cecilia y rompió a llorar. No encontraba palabras para expresar lo que sentía. Aunque sabía que la muerte era un proceso natural, no podía aceptarlo.

Después de la muerte de Korbyn, ella y su hermano se quedarían sin padre.

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