Capítulo 1500:

Después de una segunda llamada, Leonel apagó el cigarrillo e inquirió con una despreocupación que no le llegaba a los ojos: «¿Ha regresado recientemente la señora Douglas?».

La sirvienta vaciló y luego negó con la cabeza. «No, no ha vuelto. Mencionó que pasaría a recoger las cosas de los niños cuando encontrara tiempo».

Los pensamientos de Leonel parecían alejarse. El criado lo intentó una vez más. «La cena está servida, señor». Pero Leonel declinó con un gesto desinteresado. «No tengo hambre. Déjelo».

El criado hizo una pausa, con las palabras al borde del discurso, pero luego se retiró en silencio. Una vez que el sirviente se marchó, la mirada de Leonel se elevó hacia las nubes, recordando cómo Alexis adoraba las puestas de sol desde este lugar, lo que le inspiró a colocar un sofá aquí sólo para ella.

Le invadieron los recuerdos de cuando veían el atardecer desvanecerse en la oscuridad, ella acurrucada en su abrazo.

El suave susurro del aire nocturno reflejaba la ternura de aquellos momentos. Ella se había acurrucado en sus brazos, con los suyos alrededor de su cuello, susurrando su nombre durante la noche. Era como si hubiera sido ayer. Mirando su anillo de boda, Leonel sintió un escozor en los ojos.

El día siguiente transcurrió en el bufete Sterling. Alexis regresó con una asistente nerviosa que le anunció: «Señorita Fowler, tiene una visita».

«¿Quién puede ser? ¿Un nuevo cliente?» preguntó Alexis, con tono firme.

Con un toque de aprensión, la asistente confesó: «Es su ex marido, el señor Douglas».

Alexis se serenó. Al notar la expresión de su jefa, la asistente se apresuró a ofrecerle: «Puedo despedirlo si lo prefiere».

«No, que me espere en la sala de recepción», ordenó Alexis, disimulando su turbación. Su ayudante exhaló un silencioso suspiro de alivio.

Volviendo a su trabajo, Alexis organizó sus documentos antes de ir al encuentro de Leonel, sabiendo muy bien que evitarlo no era una opción.

Encontró a Leonel esperando en la sala de recepción, impecablemente vestido, con el brillo de su anillo de boda imposible de ignorar. Sobre la mesa había una bolsa de papel kraft, cuyo contenido era un misterio.

Al detenerse en la puerta, Alexis habló con aire despreocupado: «Sr. Douglas, tiene buen aspecto. ¿Es una visita social o debería esperar una invitación de boda?».

Leonel no podía apartar la mirada de Alexis. Tenía un aspecto notablemente mejor que antes, la tristeza que antes nublaba su expresión parecía haber desaparecido. Era como si alguien llamado Leonel nunca le hubiera causado ningún dolor.

Inconscientemente, Leonel trazó el contorno de su anillo de boda con las yemas de los dedos.

Alexis entró en la habitación y se dirigió a la despensa para prepararse una taza de café sin molestarse en preguntarle si quería. Esa cortesía parecía innecesaria ahora.

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