Capítulo 1501:

Mientras la cafetera zumbaba a la vida, la voz de Leonel salió ronca. «No te llevaste nada en el divorcio. Este es el trato. Además de transferir el veinte por ciento de las acciones de mi empresa a tu nombre, puedes mudarte de nuevo a la villa con los niños. Están acostumbrados allí».

Sus palabras quedaron suspendidas en el aire mientras la cafetera enmudecía. Alexis tomó un sorbo de su café recién hecho y se sentó frente a él. Era la primera vez en meses que conversaban con calma.

Alexis miró fijamente a Leonel. No era ingenua; comprendía el intento de Leonel de conquistarla.

El veinte por ciento de las acciones de su empresa, valoradas en miles de millones, ¿y se lo estaba entregando tan fácilmente? ¿Realmente era tan sencillo? Nada deseaba más que su reconciliación y su cambio de opinión, pero no había vuelta atrás.

Con una leve sonrisa, Alexis declinó con firmeza: «El acuerdo de divorcio establece claramente que cada uno tomará su camino sin aprovecharse del otro. En cuanto a la villa, no tengo ningún interés. Puedes quedártela o venderla; tú decides. Sólo tengo algunas cosas allí que necesitaré recoger».

Leonel comprendió que ella no tenía muchas ganas de verle. Murmuró: «No estaré hasta las ocho de la noche».

Alexis asintió. «Claro, lo recogeré cuando tenga tiempo libre».

Después, se dispuso a acompañarlo a la salida, pero Leonel dudó en marcharse. Al verla, sintió una mezcla de emociones. A pesar de saber que ella no quería hablar, se resistía a separarse todavía.

Alexis se levantó al notar su presencia. Dijo rotundamente: «Es hora de quitarse el anillo de boda, señor Douglas. Podría enviar un mensaje equivocado».

Leonel pasó los dedos por el anillo. Había sido Alexis quien se lo había puesto. Le resultaba imposible quitárselo y dudaba en soltarlo.

Un viernes por la tarde, Alexis salió del trabajo antes de lo previsto y regresó a la villa. El BMW blanco entró en la villa a paso tranquilo. Al detenerse, la criada Nova saludó alegremente: «Bienvenida, señora Douglas».

Pero corrigiéndose rápidamente, añadió: «Quiero decir, señorita Fowler».

Alexis asintió y contestó: «Subiré a buscar algo que me dejé».

Nova quiso hablar, pero se quedó sin palabras. Sólo pudo mirar cómo Alexis subía las escaleras.

Sin pensárselo dos veces, Alexis subió las escaleras y abrió de un empujón la puerta del dormitorio principal. La foto de boda de ella y Leonel seguía adornando la mesilla de noche. No se detuvo y se dirigió rápidamente al armario.

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