La segunda oportunidad en el amor -
Capítulo 1483
Capítulo 1483:
Cuando Jason se disponía a conducir, una mujer apareció delante del coche, sobresaltándole.
«¿Estás ciego? Quítate de en medio!» maldijo Jason.
Al ver que la mujer se mantenía firme, Jason salió del coche, con la frustración evidente en su tono.
Leonel se enderezó la corbata y miró hacia fuera.
Era Anika.
Aprovechando el momento, se apresuró a acercarse, abriendo la puerta y suplicando «Leonel, he estado intentando encontrarte, pero Noreen no dejaba de bloquearme».
Anika dudó.
El hombre que tenía delante era tan guapo como siempre, a pesar de su frialdad.
No se parecía en nada al hombre afectuoso que ella conocía.
No se lo podía creer. Solía sonreírle. Solía usar su regazo como almohada. ¿Todos esos momentos tiernos eran falsos?
Se negaba a aceptarlo.
Leonel evitó el contacto visual con Anika, su mirada fija hacia adelante mientras hablaba en un tono frío. «Señorita Cohen, lo que pasó entre nosotros no fue más que un juego. Nunca le hice ninguna promesa. Por favor, absténgase de volver a ponerse en contacto conmigo».
Albergaba un profundo resentimiento hacia ella.
Si no hubiera sido por su estupidez, Alexis no se habría divorciado de él. Su matrimonio no se habría deshecho como lo hizo.
A pesar de sus sentimientos, le extendió un cheque a Anika.
«Puedes quedarte en el apartamento. Acepta estos diez millones como compensación», le dijo, con una voz carente de calidez.
Anika, con los ojos llenos de lágrimas, no podía creer lo que estaba oyendo. «¿Me estás echando a un lado con diez millones de dólares mientras mi vida se desmorona?».
«¿Y qué si no te parece bien? Eso es lo que cuesta deshacerse de alguien como tú», replicó Leonel, con un tono carente de simpatía. «Si eres inteligente, aceptarás el dinero y te alejarás de mí».
Anika cogió el cheque con manos temblorosas, sintiéndose completamente humillada.
Su dinero le parecía un insulto. Con una mezcla de desafío y dolor, rompió el cheque en pedazos ante sus ojos. «Sé que me menosprecias. Llámalo locura, pero me importas. Quiero estar contigo».
Una vez dichas estas palabras, Anika se marchó sin mirar atrás.
Leonel la vio partir, sumido en sus pensamientos.
Jason volvió a entrar en el coche, sin poder resistirse a comentar la situación de su jefe.
«A las mujeres como ella no hay que tomarlas en serio, señor Douglas. Si usted fuera sólo un chófer como yo, ella ya se habría buscado otro hombre rico.»
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