La segunda oportunidad en el amor -
Capítulo 1482
Capítulo 1482:
Los dedos de Leonel palidecieron mientras apretaba el teléfono con fuerza.
El agarre de Leonel en el teléfono se hizo más fuerte, su voz llevaba un borde amargo. «No lo entiendes, ¿verdad? Actúas como si no tuvieras la culpa de nada de esto. No te atrevas a negar que sigues pensando en Calvin. Y mis acciones, ¿son realmente tan imperdonables?».
Había un tono amargo en la voz de Alexis cuando respondió, su tono distante. «Sí, tengo la culpa. Me arrepiento de haberte traído a casa aquel año. Sí, no lo niego. Sigo echando de menos a Calvin. Y sí, lo que has hecho es imperdonable».
Sacudió la cabeza, una sonrisa triste jugueteando en sus labios. «Leonel, no estás entendiendo nada. Si ya no me quieres y quieres irte, dilo. ¿Pero menospreciar el amor que una vez te tuve haciendo lo que has hecho? Eso cruzó la línea. Nuestro tiempo juntos significó algo, lo reconozcas o no».
Leonel sintió las palabras atrapadas en la garganta, incapaz de hablar.
La sonrisa de Alexis desapareció. «Se acabó, Leonel».
Terminó la llamada.
Solo en el coche, Leonel buscó un cigarrillo, sólo para encontrar el paquete vacío. Su teléfono zumbó. Era Noreen. «Sr. Douglas, la reunión empezará pronto».
«De acuerdo».
Leonel terminó la llamada y arrancó el motor.
Durante los dos meses siguientes, la empresa de Leonel se enfrentó a numerosos retos, pero logró sortearlos todos.
A decir verdad, Leonel no se había preocupado mucho por el poder últimamente.
Tal vez simplemente temía que Alexis lo viera como débil e inútil.
O tal vez se enterraba en el trabajo para adormecer el dolor que sentía.
Alexis permaneció alejada.
Los niños se quedaron con ella. Leonel sólo los atisbaba durante los almuerzos y las cenas fuera de la escuela. Daniel se volvió más callado, mientras que Evelyn se volvió excesivamente educada y rara vez lo llamaba «papá».
Entonces, su empresa evitó el desastre por los pelos.
Intentó acercarse a Alexis, pero ella se negó a reunirse. Insistió en el divorcio, previsto para la semana siguiente.
La respuesta de Leonel fue contundente. «No me voy a divorciar».
Recurrió al alcohol. Lo que antes era beber con moderación se convirtió en socializar con frecuencia.
A pesar de la atención de varias mujeres en esas fiestas, Leonel seguía desinteresado.
A veces, al despertarse temprano, se daba cuenta del tiempo que había pasado desde su último encuentro íntimo.
El viernes por la noche, volvió a ahogarse en la bebida.
Jason, su chófer, tuvo que ayudarle a subir al coche. Con los ojos cerrados, Leonel murmuró: «Sólo llévame a casa».
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