Capítulo 1481:

Daniel apretó los labios, señal de su agitación interior.

Las lágrimas llenaron los grandes ojos de Evelyn mientras bajaba en silencio las escaleras y ocupaba su lugar en la mesa. Waylen le pasó la mano por el pelo con ternura y le ofreció: «Ve a saludar a tu padre si quieres».

Evelyn vaciló y Ollie la siguió.

En el exterior, Evelyn se abstuvo de correr como de costumbre. En lugar de eso, observó a Leonel desde la distancia, con expresión esperanzada. Leonel tragó saliva con nerviosismo y le devolvió el saludo antes de que ella se acercara.

Tampoco se abrazó a él.

Levantó la cabeza y habló en voz baja. «Mamá mencionó el divorcio. Papá, creí que habías dicho que no lo harías».

Leonel permaneció en silencio.

Finalmente, se agachó, puso una mano en el hombro de Evelyn y tiró de ella para abrazarla.

Al principio, Evelyn dudó. Los rumores de sus compañeros de clase sugerían que su padre había tenido un romance con una celebridad y que pronto tendría una madrastra y hermanos menores.

Aunque curiosa, su amor propio le impedía preguntar.

Sujetada por Leonel, Evelyn se sintió incómoda por un momento antes de separarse y volver corriendo al interior.

Ollie hizo lo mismo.

El sol de la mañana salía poco a poco, proyectando su luz dorada sobre las copas de los árboles. De pie en medio del resplandor otoñal, Leonel no sintió el calor del sol. Su mirada se desvió hacia el porche.

Aunque no había ninguna barrera física, sabía que no podía entrar.

No sólo Alexis se había marchado, sino que la familia también le había abandonado.

Leonel esperó hasta las ocho antes de dirigirse a la oficina. Alexis no aparecía por ninguna parte.

Durante el mes siguiente, la compañía de Leonel se enfrentó a la destrucción desde varios frentes, especialmente desde las compañías de Marcus y Edwin, que se habían enfrentado.

Leonel se vio consumido por el trabajo, que no le dejaba tiempo para descansar, y mucho menos para buscar el perdón de Alexis.

Además, a Leonel le resultaba imposible reunirse con Alexis.

La audiencia inicial de su caso de divorcio se celebró en privado.

Leonel se anticipó a la presencia de Alexis, reservándose medio día.

Sin embargo, al llegar al tribunal, encontró a Alexis ausente, habiendo delegado toda la autoridad en su colega y también abogado de divorcio, Rex Morris.

Naturalmente, el divorcio no se concretó durante la vista inicial. Insistiendo en negociaciones inmediatas, Leonel buscó reunirse con Alexis.

Al salir del tribunal e instalarse en su coche, Leonel recibió una llamada de Alexis, con el número del bufete parpadeando en su pantalla.

Agarrando el teléfono, Leonel habló en voz baja. «Así que ahora estás dispuesta a tenderme la mano. Alexis, hablemos cara a cara».

Alexis respondió fríamente: «Durante la audiencia inicial, puedes alegar que nuestra relación no está rota, pero en la siguiente, seguramente nos divorciaremos. Leonel, me has entendido mal. No te he estado evitando; simplemente siento repulsión por ti. Es un asco visceral».

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