La promesa del padre de mis trillizos -
Capítulo 6
Capítulo 6:
POV Niccolo Di Pascuale
Yo sigo caminando, me enciende aún más que ese desgraciado esté jugando con Eva, yo sabía que la hija de Dreyfus estaba prometida, por eso no le había hecho caso, pero, ahora, como dice Víctor, tengo luz verde para irme a presentar ante ella.
POV Eva Dreyfus
Justo estoy buscando formas para escaparme de aquí, escuché que estoy debajo de conserjería y que el piso de arriba es el de Daniel con Pilar, el conserje que había cerrado esta puerta se marchó asi que en teoría estoy aquí hasta que Daniel diga.
Veo que el desgraciado de Daniel no sabe que aquí en Barcelona hace frío y me había mojado.
Se me viene una idea bien loca, tomo la sabana de la cama y cómo puedo la rasgo en dos y en donde termina cada una las ato para formar una cuerda.
Me aseguro de que estén bien fuertes y resistentes, me voy hacia la ventana y probablemente estoy entre el quinto y el octavo piso, asi que antes de que se haga medio día ato mi supuesta cuerda con el marco de la ventana antes de lanzar afuera mi supuesta cuerda.
Observo que una ventana del piso de abajo está abierta y es justo donde terminar mi cuerda, por lo que segura lanzo la cuerda y me siento sobre el marco de la puerta.
Me sostengo bien, gracias a Dios no se desata y voy bajando poco a poco, porque me duele el cuerpo y en medio de ello veo que alguien aparcado al frente del edificio me está viendo y está llamando por teléfono.
POV Niccolo Di Pascuale
Observo que Brian abre el maletero y con paso acelerado guardo la manija de un solo golpe para depositar velozmente la maleta, me doy cuenta de que Víctor anda muy lento.
Asi que voy hasta donde está él y le quito la maleta, de otro golpe seco guardo la manija para ponerla al lado de mi maleta, llevo mis manos hacia el capó del maletero y lo cierro.
“Señor Di Pascuale, ¿Pasa algo?, ¿Por qué el apuro?”, inquiere Brian, todo tieso por mi actitud, en este punto me brotan unas ganas de reír, pero, no me las permito.
´Tengo que mantener la seriedad en esto´.
“Tenemos que ir lo más pronto posible hacia la dirección que te he mandado hace unas horas, hacia el piso de apartamentos”.
Me dirijo hacia él lo más puntual posible, mientras que abro la puerta y dejo que Víctor entre primero para luego sentarme del otro lado del asiento de atrás.
No pierdo de vista a Brian, me da más ansiedad ver que se ha puesto examinar los cauchos del auto, suspiro y comienzo a mover inconscientemente el talón de arriba abajo.
“¡Víctor!”
Presencio como se sobre exalta.
“Por favor ayúdame a seguir investigando lo que está pasando con Daniel y la empresa de Dreyfus y esa toma de poder inesperada”.
Le pido con media sonrisa para no parecer tan efusivo por mis ganas de ir a rescatar a Eva.
´Es que, por otro lado, me da ansiedad no poder ayudarla, pero, me prometo que por ella haré todo lo que esté en mis manos para que si hay algún cabo suelto, sea tomado por decirlo de algún modo´.
“Si, ya estoy en eso. Es que estás muy enérgico, por eso me daba miedo decirte algo y me vayas a salir con un golpe”, declara intentando hacerse el gracioso y le miro con seriedad nada más parpadeo sin alguna intención.
“No me ha hecho gracia, sabes que tengo mucho autocontrol”, le respondo de mala gana haciendo que se reía un poco, sin más Brian entra de golpe al auto, gira las llaves una y otra vez hasta conseguir encender el auto y pisar el acelerador.
“Señor Di Pascuale, vamos a ir un poco más lento de lo que usted me había pedido por qué el caucho está espichado, no me di cuenta cuando salía, creo que se pinchó yendo para acá al aeropuerto”, me avisa Brian, algo apenado y por supuesto suelto un suspiro nervioso, llevo mis manos hacia mi cara, angustiado.
“Bueno, vamos a seguir, ¿Cuánto supones que nos demoremos?”, le pregunto por si me da un estimado de tiempo, si es mucho, tendré que llamar a otro chofer, si no podemos seguir con Brian.
“De unos doce a quince minutos”, me declara Brian, viéndome por el retrovisor y asiento cruzado de brazos y me echo hacia atrás para poder descansar mi espalda.
“Niccolo, ya conseguí información sobre ese Daniel y ese personaje necesita con mucha urgencia conseguir el apoyo de los accionistas y por eso tomó a la pobre Eva como rehén”, me informa Víctor mientras que me muestra alguna que otra página sobre la situación de Daniel.
Lo que me lleva a exhalar indignado por las decisiones de ese tipo, poca cosa.
“Aun asi, esa no es suficiente razón como para secuestrar a Eva, me hace un poco de sentido el porqué lo ha hecho, pero, aun asi, es un imbécil”, recrimino enfurecido, miro por la ventana y justo me llega una duda que puede calar como idea.
“Víctor entonces, como él necesita la aprobación de los accionistas, eso quiere decir que pronto los va a reunir y se tienen que ver a la cara…”
Hago una pausa para seguir planeando mi próximo movimiento en este tablero de ajedrez.
“¿Qué me quieres decir?, es cierto, se van a reunir hoy en una hora o una cosa asi. Logré ver el itinerario de Daniel”, me sigue confirmando y ya veo cuál es el siguiente paso a dar.
“Te quiero decir que me volveré accionista de la empresa de Dreyfus, llamaré a Ana”.
Tras decir eso, saco mi teléfono y hago una llamada rápida.
“Buenos días, Ana, una pregunta, ¿me puede investigar la posibilidad de invertir en la empresa de Dreyfus como accionista?”, interrogo intentando calmar mi ansiedad, juego con mis dedos de la mano libre y escucho como Ana sin decir alguna palabra ya está tecleando en su ordenador lo que le acabo de pedir.
“Denme unos segundos para buscar quienes estén más cerca de usted que haya hecho lo mismo”.
Me declara con un tono pausado. ´Es bueno a veces delegar el trabajo, ya que más personas tienen distintas ideas a las mías´.
“De acuerdo. Tras una búsqueda exhaustiva, resulta que el padre de su amigo y socio, Paul Nich, es uno de los partidarios de Dreyfus, que también es uno de los accionistas”, pregona calmadamente, yo me quedo un momento en silencio.
“Pero, puedo fracasar mi inversión como accionista, independientemente del padre de Paul, porque ese idiota de Daniel era un usurpador incompetente. Sin embargo si les compro esas acciones, pasarán a ser mías sin ningún problema ya que se las estoy comprando al padre de Paul y no directamente a Daniel o más bien a la empresa de Dreyfus”.
“Vale, ya sé que es lo que voy a hacer, cualquier cambio te lo comento en otro momento”, me despido de Ana para que al instante siguiente yo pueda marcar al señor Nich.
“Buenas tardes, por favor con el señor Nich, de parte de Niccolo Di Pascuale, amigo de su hijo Paul”, inmediatamente, cuando me atiende la secretaria, porque siempre lo hacen y es molesto, por seguridad, no me dice nada y escucho como presiona el botón para pasar la llamada al señor Nich.
“Niccolo, ¿Cómo estás?, sabes que puede llamarme directamente, pero, cuéntame, ¿Para qué soy bueno?”, me preguntó muy animadamente y justo siento como se me revuelve el estómago porque veo que nos estancamos en el tránsito.
“Lo estoy llamando para comprarle sus acciones en la empresa del señor Dreyfus”, se lo digo directamente para no enrollar mucho la conversación.
“Oh, vaya. Me temo que nada más te puedo vender la mitad de las acciones porque quiero ir a verle la cara a ese tal Daniel, pues, porque pienso que están juzgando muy injustamente a Alfonso”.
Me paso una mano por mi cabello, porque ahora mismo no quiero oír lo que me estoy imaginando de ese caso.
“si, acepto, Pásame una orden de pago y ya le paso el capital con intereses para luego hacer el papeleo más tarde”.
Accedo tratando de ocultar lo fatigado que me siento.
“Muy bien, aunque Niccolo te recomiendo que vayas comprando más y más porciones de la empresa para que ellos salgan de la mala situación por la que están pasando. Déjeme, le cuelgo y me encargo del papeleo asi al final solo falta tu firma. Cuando nos veamos allá lo harás, fue un gusto escuchar su voz”.
Se despide amablemente por lo que me calma saber que no le he ofendido.
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