Capítulo 51:

POV Eva Dreyfus

Llegamos a la iglesia y creo que hemos venido tarde, ya que todos los invitados estaban afuera y al vernos entraron, primero salen algunas chicas para luego salir yo, mi prima corre hacia iglesia para avisar que he llegado.

Luego de avisar viene hacia mí con una gran sonrisa y casi que no da saltitos de alegría, miro en sus ojos que algo le gusto porque los tiene grandes.

“Ya le avisé a tu esposo”.

Apenas le dice asi se me clava algo en el alma, suena tan imponente que te lo digan asi, que vuelvo a acomodar mi vestido y al momento de elevar la mirada, veo al padre de Niccolo, Leonardo y a Abel, el abuelo del mismo.

Los dos se quedan congelados, mirando estupefactos, tanto que tengo que voltear hacia atrás, pero, no hay nadie tras de mi. Asi que, esas reacciones las cause yo, camino rápido para poderlos abrazar a ambos, primero voy con Abel y luego con Leonardo.

“Vale, ¿Ustedes están bien?” les pregunto a modo de juego y se ríen ambos, yo los miro alegre.

“El abuelo dijo que también quiere entregarte, asi que, aquí estamos, ¿Esperamos un poco a que las personas se acomoden para luego entrar?”, inquiere Leonardo y yo asiento con la cabeza concordando con su idea.

POV Niccolo Di Pascuale

Exhalo pesadamente frustrado porque no puedo voltearme a ver que es lo que está pasando, pero escucho movimiento incluso más que antes, la pequeña que vino a mí a decirme que Eva ya había llegado me hizo un gran favor, pero, a la vez me condenó.

Porque quedamos en que no la vería hasta que llegue al altar y las ansias me están comiendo por dentro, siento mis manos frías y siendo el sudor recorrer por mi nuca.

Veo de mi lado izquierdo y todas las damas de honor están en sus lugares y luego volteo para la derecha y aun los padrinos se están integrando a sus lugares, el padre está volviendo a donde estaba.

Mi corazón va por los mil kilómetros por hora, antes se escucha un silencio en toda la iglesia, supongo que esa es la señal de que Eva está parada a un pasillo de iglesia de mí.

Empieza a tocar la tonada de siempre de las bodas, yo no tengo idea de cómo se llama, pero es alegre, me conmueve, me muevo un poco porque ya quiero voltear a ver a Eva, pero no puedo, escucho como la canción pasa y nada que llega Eva con mi padre hasta que me tocan el hombro.

Yo respiro profundamente y volteo, justo veo a un ángel, mis ojos se quedan clavados en el ángel hermoso que está en frente de mí. Mi padre y mi abuelo para mi pasan a un segundo plano, me aseguro de que me la entreguen en mis manos y les sonrío complacido.

POV Eva Dreyfus

Me sentí como una princesa de Dinamarca, dos hombres me entregan en el altar y justo cuando mis ojos dieron con los ojos de Niccolo pude presenciar la calidad y el brillo que emanaban estos.

Yo tomo las manos de Niccolo y les sonrío a los hombres que me han entregado en el altar, Niccolo se asegura de que suba los peldaños con seguridad para estar al mismo nivel que él.

Yo le quito mi mano para poder secarle las lágrimas, y veo que no se había dado cuenta de que estaba llorando, él junta mis manos con las suyas y las besa.

No puedo quitarle los ojos de encima, quiero ver esos hermosos ojos cafés todas las mañanas y todas las noches, siento el corazón tan lleno de amor, que es como si nada más importase, solo él y yo.

“Muy bien queridos hermanos, hoy estamos reunidos para presencial la unión entre Niccolo Di Pascuale y Eva Dreyfus”, comienza el padre con sus palabras, miramos a un lado y como no hay ningún pequeño viene la pequeña de las flores que a último minuto decidimos que sería Gaby, mi prima.

Y el pequeño de los anillos sería el último hermano de Niccolo con sus dos padres, que se llama Giuseppe, que tiene la misma edad que yo, no se pudo con el verdadero pequeño hermano de Niccolo porque está enfermo y más bien su madrastra está sentada en las sillas arrullando al pequeño.

Asi que, viene Gaby tirando flores toda sonrojada y atrás viene Giuseppe con los anillos.

“Ahora sí, puede decir sus votos matrimoniales”, permite el padre justo cuando tomamos los anillos de Giuseppe.

“Gracias, pequeño”, le bromea Niccolo a Giuseppe y este le empuja el hombro y va a colocarse en su lugar, miro a Niccolo y está sonrojado por lo que comienzo yo primero.

“Niccolo Di Pascuale, viniste a mi vida sin previo aviso, y sin permiso, te decidiste quedarte para amarme y enamorarme, cosa que te costó, pero al mismo tiempo te gustó. Te amo con el alma, prometo cuidarte…”, le miro a los ojos y está hecho todo un charco de lágrimas, por lo que, le sonrío.

“Amante y protegerte, ser tu equipo, estar contigo en las buenas y en las malas, en la salud y en la enfermedad. Por favor, acepta este anillo como mi promesa a ti”, concluyo poniéndole el anillo.

“Eva Dreyfus, fuiste tu la mujer que revivió mi esperanza en el amor; una mujer tan única y fuerte como tú, no me pude resistir a tus encantos, te amo y no me importaría reconquistarte todas las veces que quieras porque no me importaría fallecer y revivir por ti…”, me mira a los ojos y ahora soy yo la que está llorando y él me seca cuidadosamente las lágrimas.

“Prometo protegerte, amarte con mi alma, estar contigo en las buenas, en las malas y en las sabrosas, en la salud y en la enfermedad. Acepta estos tres anillos como triple promesa que te hago al cuidar de ti”, termina colocándome el anillo que complementa a los otros dos.

Y me quedo impactada porque eso fue totalmente espontáneo, porque son tres anillos y vamos a tener tres hijos juntos, asi que es una promesa para cada uno.

“Ahora los declaro marido y mujer”.

El padre decreta que ya somos marido y mujer y apenas lo termina de decir, Niccolo me toma por la cintura y me acerca a él, para solo plantearme y buen beso que me hace inclinar hacia atrás.

No me quiere soltar, pero le obligo porque no quiero poner incómodos a los invitados, nosotros levantamos las manos y se escuchan los aplausos, los silbidos, y caminamos fuera de la iglesia, todos nos persiguen y los invitados que estaban afueras nos echan arroz.

Todos nos vamos hacia nuestros autos porque la fiesta va a ser en un restaurante al aire libre porque lo haremos casi en una azotea. Asi que entro en el auto con Niccolo, y luego de asegurarse de que estoy dentro, él rodea el auto y entra.

“¿Qué tal si no te llevo a esa fiesta y te robo para llevarte a otro lugar?”, me propone y sin más le veo pelándole con los ojos, no pudiendo creer lo que me acaba de proponer, veo en su mirada que va en serio, pero quiero disfrutar con Niccolo y los invitados.

“Vamos a disfrutar un rato con la familia y si quieres, aunque intuyo que me vas a decir que si, nos vamos temprano y los dejamos borrachos para disfrutar solos tú y yo”, negocio con él, Niccolo, me pone una cara de tristeza exagerada.

“Por eso es que tú eres la voz de la razón, ¡Ven dame un beso!, y luego vamos para allá”.

No me niego, me acerco hacia él para acariciar sus labios con los míos.

Llegamos a la fiesta donde todo el mundo nos recibe con aplausos y pitidos, en realidad es muy ruidoso, nos pasan el micrófono para dar unas palabras, primero lo toma Niccolo.

´Mientras aprovecharé a ver que dice para sacar inspiración de eso´.

“Primero que nada, muy buenas noches, gracias por estar aquí celebrando con nosotros nuestro casamiento, en verdad su presencia aquí disfrutando de la fiesta que ya le vamos a dar inicio, es muy importante para nosotros, porque fue hecho con amor hacia ustedes, gracias nuevamente”, después de esas maravillosas palabras me quedo mirándolo porque me pasa el micrófono.

“Voy a aprovechar este momento para decirle a nuestras familias que quiero verlos más seguido, que cuando nuestros ratos libres coincidan podamos compartir más y reforzar ese lazo, ya que hoy, no solo me llevo a un marido, sino también me llevo toda una nueva familia y seré insistente. Disfruten de esta noche”, les doy unas palabras y sonrío mientras que asiento con la cabeza

Le doy el micrófono a uno de los organizadores de la fiesta, para que haga un anuncio.

“Vamos a darle el primer baile a los recién casados”, anuncia con alegría fingida, y todos aplauden y gritan.

Niccolo anda devora, porque me puedo descuidar un segundo y, bueno, se ve que pasó: me descuidé una noche y ¡Bum!, un embarazo, me enamoró y ya me casé con él.

Él me toma por la cintura y hace que pegue mi cuerpo con el suyo y, a petición mía, ordené que tocaran “Merry go round of life”, de una película animada muy famosa, que siempre veía con mi madre. Comienza a sonar el vals.

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