Capítulo 48:

POV Niccolo Di Pascuale

“Bien, Alexander Di Pascuale, y oigan, aquí sí hay pruebas contundentes, él ha estado ligado vagamente con las apuestas ilegales y con francotiradores, de hecho, si buscamos el día en que supuestamente falleciste, estaba en una azotea apuntando hacia la entrada del edificio y el satélite lo captó”, nos menciona el detective Tremblay mientras se levanta.

Y se acomoda el cinturón junto a sus revólveres. Yo también me levanto para poder seguir con la guarida

alta e inconscientemente me pongo en medio de Eva y él.

“Bien, podemos irlo a arrastrar, bueno, de hecho, voy yo solo, es mejor que ustedes se queden aquí y…”, antes de que siga parloteando yo intervengo porque verdaderamente no quiero perder más tiempo ni hacer perder más tiempo al detective ni a Eva.

“Detective, yo sé en donde se encuentra Alexander, déjeme ir con usted para que lo arreste con mis indicaciones”, anuncio ofreciéndole mi ayuda, él se detiene a pensarla y verdaderamente se la piensa bastante porque de verdad lo medita a profundidad y cuando estoy por preguntarle si está bien, nos mira convencido.

“De acuerdo, pero vendrá solo usted, no quiero que ponga a la dama en peligro”, al condicionar mi ida, miro a Eva que está pálida y la tomo por los hombros, para fijarle mi mirada de convicción de que tod estará bien.

“Eva sé que estás asustada, pero tengo que terminar con todo esto y solo falta una última cosa para cerrar este ciclo”, constato con seguridad y ella aún duda de mi, pero ya he tomado una decisión, veo como una lágrima cae por sus ojos, asi que se la seco.

“Ya vuelvo”, le prometo y en si decir eso, me hace tener más la certeza de que volveré seguro al lado de ella, le beso la frente, observo que el detective se había ido por un chaleco antibalas.

Me hace entrega de tal chaleco y miro a Eva nuevamente, el detective se adelanta, otra vez tomo el rostro de Eva entre mis manos y le doy un beso para despedirme momentáneamente para luego seguir al detective.

Una hora después estamos en un club ilegal de apuestas, el que frecuentaban Daniel, Alfonso y Drogo. Veo que el detective Tremblay la tiene difícil porque en cada esquina hay un guardia y por supuesto cada guardia tiene una revolver mínimo.

“¿En dónde está el objetivo?”, interroga en voz muy bajita y yo le dijo que está en una de las mesas del fondo hasta que lo ve, camina hacia donde está.

Yo le sigo porque en si ya no tengo más opción, y veo como se le acerca calmadamente.

“Usted está bajo arresto por intento de asesinato, por favor coopere”, le ensaña el detective Tremblay a mi primo que aún no se da cuenta de que estoy aquí, él levanta las manos y justo saca una revolver y le da al detective para luego salir corriendo.

Asi que, yo le persigo. Intento esquivar a las personas que bailan y solo están allí por otros hombres, él corre hacia la salida y yo le persigo a pesar de que me quieren bloquear el paso, soy más ágil y sigo persiguiendo a Alexander.

Hasta que salimos del club, de este modo corremos por un campo de golf y es más fácil, asi que le echo más empeño a mi corrida y salto con suficientemente fuerza para poder empujarlo hacia adelante y usarlo también como amortiguador de mi caída, alzo los brazos y le quito el revolver.

Justo le doy en el hombro para que se quede quieto

“Primo, gracias por eliminarme, en verdad mi funeral no estuvo nada mal gracias a ti”, le soy sarcástico, él intenta voltear y se encuentra con mi rostro, sonrió sarcásticamente para él.

Justo escuchó como me silban asi que volteo y es el detective Tremblay, que viene con paso vencedor lento, pero seguro.

Viene a esposarlo y yo le ayudo, le ponemos de pie para que pueda valerse por si solo y le entrego el revolver al detective Tremblay, él me lo acepta.

“Bien, creo que por andar en este mundo conoces tus derechos, pero por si no aquí te los vuelvo a decir”, alega el detective mientras que lo sacamos de aquí, no es muy lejos de la agencia de policía. Por lo tanto, llamo a Eva quien me contesta de inmediato.

“Amore mio. Está todo listo y yo estoy bien, nos vemos allá”, le aseguro mientras que por razones obvias cuelgo la llamada, llegamos al auto del detective Tremblay y todos nos subimos al mismo.

POV Eva Dreyfus

Una semana después…

Tengo sensaciones encontradas, es verdaderamente difícil de explicar, hace unos días Niccolo para mi y todos nosotros había fallecido, ahora vamos a un juicio donde todo el mundo sabe que vuelve con vida, yo estoy sentada en las gradas y él también.

Aunque nos llamen a pasar tenemos qué. Es una sensación tan surrealista el volver a tener a Niccolo, aunque sé que con total certeza que está vivo y está a mi lado. Todo el mundo cuando lo ve no lo puede creer.

Suspiro y recuerdo la situación cuando Niccolo se reencontró con Paola…

“¡Niccolo Di Pascuale!, ¡Cómo es posible el que estés vivo!, ¿El abuelo ya lo sabía? No puede ser, ¡No estés dando malas pasadas así!”, exclama Paola apenas ve a Niccolo y lo regaña, pero segundos después va y lo abraza con fuerza entre lágrimas en los ojos.

Su familia sigue apareciendo, ya que estamos en la casa de su padre, donde se crió, su padre a penas lo ve, se le abalanza encima para poder abrazarlo con mucho cariño.

Vienen a interrogar a mi padre, quién se levanta y va hasta donde está el podio al lado del juez y jura que todo lo que dirá es verdad.

“Bien señor Dreyfus, ¿Usted hacía apuestas ilegales junto a los señores Dreyfus, Zambrano y Di Pascuale?”, inquiere el abogado del lado del Estado, mi padre se queda callado.

“Sí”, responde con mucho miedo.

“De acuerdo, siguiente pregunta, ¿Su consejero de las apuestas era el señor Zambrano?, vuelven a hacerle una pregunta a mi padre y supongo que ya todo el mundo saben que es lo que va a responder.

“Sí”, vuelve a responder asertivamente, yo veo pasar los futuros años de mi papá cruzar antes mis ojos, suspiro y le tomo la mano a Niccolo y entre lazo nuestros dedos y me acomodo más a su lado, ya que hace mucho frio y dejo caer mi cabeza en su hombro.

“De acuerdo, puede retirarse. Llamo al otro implicado, Daniel Zambrano, al podio”.

Otra vez le hace el mismo procedimiento, para que le puedan interrogar, aunque veo que está buscando a alguien en las gradas y no lo consigue.

“Muy bien, Señor Zambrano, la interrogante para usted es, ¿Estuvo enamorado de la señorita Dreyfus?”, inquiere el abogado que va por parte del Estado y la pregunta toma por sorpresa a Daniel que estaba buscando a alguien en las gradas y a mi porque me acaban de mencionar. Le tomo la mano con fuerza a Niccolo, para luego soltársela, pero él vuelve a entrelazar nuestros dedos.

“Al principio de nuestra relación la odiaba, pero luego de perderla, me enamoré de ella”, contesta con la supuesta verdad, es lo mismo que me dijo a mí, pero es que en la forma que me trató todo el tiempo no fue buena.

Por eso, es que no puedo creerlo que dice frente al jurado, me acomodo sobre el  hombro de Niccolo, me dispongo a escuchar todo lo que tiene que decir Daniel, de lo que le pregunten.

“De acuerdo, si tomamos esto como si fuera verdad tendría un motivo por el cual secuestrarla, porque al verla estando con alguien más simplemente te pondrías muy celoso, muy bien. ¿Y qué me dices de su amistad con Pilar García cuando era novio de Eva Dreyfus?, hace una buena pregunta y esta vez, según tiene que decir la verdad.

“Como usted muy bien lo dijo, era una amistad hasta que rompí con Eva…”, justo allí es interrumpido por un gran grito de la misma Pilar, veo que está de pie mirando a Daniel con recelo intenso.

“Mentira, ya teníamos algunos encuentros casuales, podría decirse éramos amantes”,k después de eso se escuchan los martillazos del juez.

“¿Es eso cierto?”, interroga al abogado.

“Sí”, contesta Daniel sin pena siguiendo buscando entre las gradas a la persona, hasta que sube su vista y me mira directo a los ojos justo sonríe picarón, por lo que frunzo el ceño hasta que él me quita la mirada y yo gano.

“Bien, puede irse. Con su permiso juez, llamo a Drogo Dreyfus al podio”.

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