Capítulo 36:

POV Eva Dreyfus

“Yo sé cuáles son tus puntos débiles, ya que los memoricé cuando tu piel estuvo con la mía, eso te hace bajar la guardia, pues es cuando yo tengo que atacar”, luego de susurrarme eso en el oído, me lame los labios y su mano pasa suavemente por mi abdomen llegando hasta mi ropa inferior.

Pasa su mano por debajo, suspiro porque siento que estoy fatal ahí abajo, él sin quitarme la mirada de mis ojos, arquea una ceja y sonríe muy satisfecho.

Se adentra un poco más consiguiendo efectivamente mi punto, en este caso, g!mo débil mientras ´él juguetea e involuntariamente mi cuerpo responde ante sus acciones, él se le ve bastante complacido.

Con una sola mano va bajando lentamente mi ropa interior por mis piernas hasta que la jala de una vez, dejándome totalmente al descubierto, él sin ningún inconveniente se quita todo lo que carga encima, dejándome enfrentar la realidad.

La magnitud del hombre que me enfrento, es solo mío y para mí, él pone cada mano suya en cada una de mis piernas, se acerca y siento su miembro contra mi punto, solo preparando más el terreno.

´No sé qué hace si el terreno está listo, él solo me quiere ver sufrir más y más´.

Sigue haciéndome sufrir hasta que toma su miembro y lo unta poco a poco, siento como encajamos perfectamente.

Mi respiración va cada vez más rápido y siento como todo mi cuerpo está a la expectativa de cada movimiento suyo, empieza con el vaivén, lento y suave, cada vez llegando más lejos.

Él se vuelve a acercar a mí, le miro los labios deseosa de que me bese otra vez, pues asi mismo lo hace, siento que cada movimiento es lento, pero, tan satisfactorio a la vez que no tengo la necesidad de decir algo al respecto, veo que él sabe lo que hace.

Va y viene con lentitud hasta que va aumentando el ritmo cada vez, me siento más y más cerca de él, ahora el frío que sentía al principio se ha desvanecido, siento que todas las sensaciones se acumulan, siento una gran satisfacción que sube mis caderas, ahora va y viene con más rapidez.

Él me sigue besando lentamente y a mí se me escapan algunos g$midos hasta que la cosa se intensifica y cada vez no puedo callarme y me quejo más fuerte, escucho como él también lo hace, yo sigo subiendo y bajando mis caderas.

Una y otra vez, cada vez más rápido, me muerdo los labios, porque quiero aguantar un poco más, pero me dejo llevar.

POV Niccolo Di Pascuale

Veo que cada vez se estremece más y más, por lo que, voy cada vez más rápido, lo hago con más intensidad hasta que veo que llega a su punto de éxtasis, deja que su cuerpo tiemble, yo doy algunas estocadas más y me salgo para poder vaciarme.

Tres días después estaba en mi empresa resolviendo unos problemas que tienen por la mala administración de mis trabajadores, cuando he recibido una llamada, diciendo que vaya urgentemente a la oficina de mi investigador privado.

Y ahora me tiene conduciendo como un loco, muevo mis dedos de arriba a abajo en el volante, porque estoy estresado, ya que hay un embotellamiento en toda la vía para poder llegar a la oficina de mi investigador.

Mi corazón se acelera mientras pienso en las mil cosas que me puede decir, respecto a todo el ataque que hubo en la cena.

´Me da más molestia aún porque no se ha avanzado mucho en ese caso, y eso que salió en las noticias y llamó la atención de varios agentes´.

Tengo la vista hacía el frente, de pronto veo que varios metros lejos de mí, adelante hay dos carros que obviamente chocaron. De la nada, de uno de ellos empieza a salir humo y varias personas corren hasta que este explota, presencio como varios pedazos vuelan por los aires.

“¿¡Qué m!erda!? , pregunto en voz alta, totalmente confundido, cuando observo una placa de metal viene hacia mi parabrisas.

Asi que volteo para ver si puedo retornar, pero, hay un auto detrás de mí, por lo que no me queda más remedio que quitarme el cinturón e ir hacía la parte trasera de mi auto, llevo mi mano hacia el botón que libera mi cinturón de seguridad, justo cuando la placa atraviesa el parabrisas de mi auto.

Me quedo totalmente quieto, inhalando y exhalando varias veces en lapsos cortos de tiempo, pestañeo varias veces, antes de llevar mi mano hacia la placa, que en cuanto la toco está caliente me quema un poco la yema de los dedos.

“Que suerte…”, me quejo en voz alta, pues a mí no me pasó nada, si no al auto. Entonces, saco mi teléfono para llamar a dos de mis guardaespaldas.

“Aló, necesito que vengan hacia la dirección que les voy a mandar, traigan un auto, ya verán por qué”, solamente cuelgo, ya giré la orden.

Uno será mi chofer el resto del camino y el otro para que quede aquí pendiente de este auto.

En este preciso momento me entra otra llamada, la cual es de Eva. Sonrío instantáneamente y sin pensarlo dos veces le contesto.

Por fin llegué sano y salvo hacia la oficina de mi investigador, abro la puerta y lo veo tranquilamente en frente de su computadora hasta que se da cuenta de que estoy parado en frente de él.

“Buenas tardes, señor Di Pascuale, ¡Pase, pase!, que es bienvenido”, me recibe cálidamente cuando se para y me da la mano, la estrecho y me siento donde me indica.

“Bien, le he llamado para decirle que quién está detrás de todo ese atentado es Daniel Zambrano y por supuesto, tiene un infiltrado, quien es Drogo Dreyfus”, me explica con un tono sereno y yo inevitablemente frunzo el ceño al escuchar que el buen tío de Eva, Drogo, esté aliado con Daniel.

“¿No sé, habrá equivocado? Porque ese es el tío de mi esposa Eva Dreyfus”, le replico para verificar si no se ha equivocado, y él niega con la cabeza y gira la pantalla de su ordenador mostrándome sus investigaciones.

“No, no me estoy equivocando, señor Di Pascuale. Realmente es el tío de su esposa, ya que después de compartir apuestas ilegales con Daniel Zambrano, tengo que mencionarle algo que sé que no le va a gustar ni a usted ni a ninguno de sus aliados”, me advierte con una cara seria.

Yo me cruzo de brazos esperando tal acontecimiento, puesto que todo este día ha sido un día de problemas.

“Aún estoy en la investigación y todo apunta de que aparte de que los encubría el padre de Eva, debo decir que eso no es lo más grave. Lo más grave es que ellos, aparte de querer entregar toda la empresa de la familia de su esposa para saldar su deuda, quieren acabar con ustedes”, me expone.

Yo no digo ni una sola palabra. Así que el enemigo siempre lo hemos tenido cerca, es el idiota de Daniel, pero no me esperaba que también lo fuera el tío que quería mucho a Eva. Aparte, nos quieren eliminar.

“Es decir, ¿Quieren acabar con nosotros para qué? Porque si hubieran querido regalar la empresa, supongo que ya lo hubieran hecho cuando Daniel estuvo al poder por un corto día”, menciono confundido, pero a la vez muy enojado porque tengo que cuidar el doble de mis intereses y los de Eva.

“Pues, gracias a una llamada que intercepté, quieren eliminarlo a usted, pero quedarse con Eva, porque ambos, Daniel y Drogo, han tenido interés siempre en Eva. No hace falta decirle qué quieren hacer con ella cuando usted ya no esté estorbando en el camino”, me mira traumado.

Lo que me da una señal de que lo que quieren hacer, ya lo puedo imaginar. Así que, asiento con la cabeza para que no tenga que detallarlo, me quedo mirando hacia la nada pensando en cómo se puede resolver todo esto.

“Para acabar con todo esto, si, usted sale de mi edificio, un francotirador lo estará esperando para matarlo”, me confiesa, lo que me hace llevar la mirada hacia donde él está.

“¿Cómo usted…?”, inquiero desconcertado.

“Me amenazaron de que si no lo hubiese llamado para venir, me liquidarían a mí. Pero no pude seguir con la farsa, al final los vendí. Espero que salga vivo de esta”, luego de mencionar aquello, toma unas carpetas y me las da. Hace algo en su ordenador, solo para pararse e irse dejándome solo en su oficina.

POV Eva Dreyfus

Me siento muy distinta porque, aunque haya pasado varios días, recuerdo con total exactitud la forma de su cuerpo, en como me hacía el amor y las ganas con la que me dejó de ahora yo hacerle el amor a él.

Sacudo mi cabeza para evadir estos pensamientos intrusivos. Ayer fui a una cita con mi nuevo doctor, en realidad es igual de delicado como Miles, que de verdad me da cosa haberlo dejado asi no más.

Se había convertido en mi amigo en todo lo que llevo de embarazo, pero si a Niccolo no le agrada no iré en contra de la decisión de no visitarlo más, porque hablando me confesó que le incomodaba.

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