Capítulo 29:

POV Eva Dreyfus

Me quedo absorta mirándole el rostro a Niccolo, en verdad se ve realmente confundido, opino que solo la he liado más.

“Déjame darte mi opinión a ver si me doy a entender. No creo que Miles me haya mentido porque al venir corriendo a ver cómo estabas luego de salir de cirugía, había un hombre que te quería matar y él me ayudó a alejarlo, lo desmayó y llamó a la policía”, le doy un poco más de contexto y al fin suelta un suspiro, para darle paso a un buen abrazo que me acerca por completo a su cuerpo que está muy cálido y es realmente cómodo y acogedor.

Aunque mi corazón comienza a agitarse un poco más de lo habitual.

“De acuerdo, cualquier cosa estaré pendiente de la seguridad cuando te vayas a chequear, solo tú me vas a decir si cambiamos de doctor, ya que te ha asentado bien hasta ahora”, objeta tranquilamente, aunque en su expresión percibo que está dudando, pero, no sé si duda de mi palabra o de las intenciones de Miles.

“Yo le había dicho que podíamos seguir con las consultas en otro lugar más reservado, porque por más que sea así, si cambio de doctor puede vender cualquier información que tenga de mí a los medios y si Miles fuera malo, ya hubiera vendido mi información”, expreso lo que pienso y me siento muy ansiosa porque podré estar equivocada, lo que me hace dolerme un poco la cabeza.

“No estoy muy seguro de ese doctor, esa es mi opinión, pero creo que podemos resolver eso en otro momento. Ya me dijiste que pasó, entonces ya no me podrán vender historias de ti, además por el corto tiempo que he pasado contigo, veo que eres muy noble, por lo que confío plenamente en ti”, acentúa firme, yo trago grueso, no obstante me siento mal por Miles.

Aunque entiendo la posición de Niccolo, supongo que es mejor dejar la conversación hasta aquí.

Siento que lo he hecho bien, miro hacia otro lado, ya que me siento presionada por la mirada intensa de Niccolo. Al instante, siento los dedos de él, tomándome el mentón, al final le miro a los ojos, en verdad siento que se me están quemando las orejas.

“No importa, solo despierta mi curiosidad, la razón por la que te has quedado tanto tiempo a mi lado, porque te has dejado agarrar y abrazar por mí y la razón por la que ahora estoy tan cerca de ti”, asevera con un tono bajo, tan bajo, que me da escalofríos por todo mi cuerpo.

Y a la vez me siento engañada, por lo que intento irme de sus brazos, más su agarre es mucho más fuerte que mi cuerpo cansado, sigo moviéndome, pero, estoy demasiado cansada, que no doy pelea, sino simplemente, juego al mismo juego que él y me le quedo viendo fijamente a sus ojos.

“Porque la habitación está fría”, le respondo lo más cortante posible y solo se ríe suavemente mientras sonríe con malicia.

“Sí, sí, claro, de todos modos, no me quejo si por eso te tengo aquí y tan cerca de mí, no me quejo con que pongas cualquier excusa”, abre muy bien los ojos antes sus palabras tan tranquilas, porque le he contado que lo querían liquidar mientras que estaba inconsciente y solo le importa estar conmigo.

“Niccolo, creo que ahora no estás en tus cabales, ya que, aparte de que te dije lo de Miles, te he dicho que un hombre que te quería fuera del juego, te iba a matar y solo te importa que esté contigo”, aclaro preocupada por el estado de Niccolo, él solo se ríe un poco más fuerte en comparación con la ocasión anterior y pasa su mano por mi rostro para acabar acariciando mi cabello.

“Pues sí. Quizás la medicación que he recibido me ha hecho mucho efecto y este dopado aún, posiblemente, sin embargo, me alegra mucho que estés a mi lado y que te hayas preocupado por mí. Me siento muy feliz por eso, luego tendremos tiempo para resolver todo lo que surgió cuando estuve inconsciente, pero, por ahora quiero disfrutar este momento contigo”, manifiesta con una sonrisa en los labios.

Sonrío porque me siento muy cómoda a su lado, sin aún quitar su mano de mi mentón se acerca a mí para darme un beso.

Con ese pensamiento cierro los ojos, esperando a que sus labios se junten con los míos.

“¡Niccolo, Eva! ¡Tengo que decirles algo!”, la voz de Paola retumba en toda la habitación, obligándonos a llevar nuestras miradas a donde está ella parada, que es en la puerta de la habitación y al detallar su rostro se le nota mucha preocupación, lo que me lleva a cerrar los ojos del estrés que se puede venir.

Dos días después, veo como el guardaespaldas de Niccolo lleva mis cosas hacia el maletero y con cosas, me refiero a dos maletas gigantes. Volteo para ver a Paola que está contenta por no tener que venir más a este hotel. Siento como pasan una mano por mi espalda baja, lo que me obliga a voltear y alejarme unos dos pasos hacia un lado y me doy cuenta de que es Niccolo. No puedo evitar mirar su brazo vendado y sostenido por sostenedor, suspiro siento que es mi culpa porque él haya salido herido aquella noche.

“¡Oye!, por qué…”, antes de que Niccolo me reproche, el guardaespaldas cierra con fuerza el maletero.

“Vale, como ya hemos hablado, te llevaré a un departamento más apartado de todo este lugar, también aumentaré la seguridad, además que, estarás más cerca de mi familia para que la conozcas”, suspira con pesadez, lo que me preocupa. Camino hacia él y me sonríe de medio lado, me aparta la mirada, lo que nunca hace.

“Niccolo, ¿Sucede algo?, ¿En qué términos estás con tu familia?”,inquiero de manera instantánea y pongo mi mano en su brazo que no está herido, él me observa un poco angustiado antes de responderme, hace que se me revuelva un poco el estómago.

“Bueno, por mí te los presento ahora mismo, en verdad soy un hombre que ama mucho a su familia y son mi prioridad número dos”, declara renovando los aires, catando mi curiosidad por aquella metáfora e inclino un poco la cabeza, mirándolo con extrañeza.

“Porque la prioridad número uno eres tú y mi hijo Eva”, asevera realmente romántico, por fuera estoy tiesa, pero, por dentro en mi cabeza estoy gritando.

´Sí me lo esperaba pues, pero no tan directo. Jajaja, no me va a endulzar el oído con románticas palabras, falta mucho aún´.

“Bueno, todo se va a dar cuando salga la oportunidad… mientras, me conformaré”, le doy una respuesta bien vaga. Él pone su mano en mi espalda y ambos caminamos hacia el auto de Paola.

“No quiero que te conformes, porque me puedes pedir lo que sea, yo me encargaré de dártelo, solo que como tu padre no está en una buena posición, no es muy posible que te pueda presentar como mi esposa”, se pone la mano en la mejilla con una expresión muy exagerada de angustia, lo que me lleva a rodar los ojos.

“Comprometida, es más, ni siquiera eso, porque aún no veo papel. Aún no veo el contrato que te pedí”, me molesto porque me he metido mucho en el papel de comprometida, lo que me hace enojar porque yo solo quiero terminar mi carrera.

“¡Uh!, pensé que ya lo habías olvidado, de todos modos, por lo que investigué acabas de entrar en vacaciones de verano, así que tenemos dos meses para disfrutar el uno del otro”, me cambia el tema, lo que me lleva a fruncir el ceño.

Él me abre la puerta y entro, él sin opinarlo entra al

lado mío. «Pues, si me extraña porque, ¿Y su

guardaespaldas?, supongo que se andará en el auto de

Niccolo, porque este caprichoso no se me despega».

A mi mente llega el flashback de cuando Paola nos interrumpió…

´Paola irrumpió en la habitación y sin mediar palabra nos alertó.

“Las noticias, miren lo que dice sobre todo el revuelo de anoche y todo lo de la cena”, inmediatamente luego de que Paola interrumpiera nuestro supuesto beso y de también gritarnos y de subirnos la adrenalina.

Se acerca a tomar el control del televisor de la habitación, lo enciende y lo pone en el canal 04, el canal de las noticias locales de toda España, y le sube el volumen, ya que estaba casi en mudo.

[En la noche, en le cena de las empresas Dreyfus donde se reunieron todos los socios a festejar, unos hombres vestidos informalmente unicolor, le hicieron una emboscada a la mesa directiva de dicha cena, acabando en disparos, con veintiséis heridos y un solo fallecimiento].

Apenas escuchamos aquello Niccolo y yo nos miramos a los ojos, me siento muy inquieta por escuchar aquella palabra por lo que sigo tenido mi atención a la televisión.´

“Niccolo, me preguntaba si podía ver a mi padre”, lo dijo en un susurro, casi inaudible para él, sin embargo me sorprende su facilidad para escucharme, volteo a ver como ha quedado su rostro y me mira totalmente perplejo.

“Sería la primera vez en mucho tiempo que lo vería y tengo que conversar con él, tengo que saber que él es un buen hombre, después de todo lo que me he enterado”, le comunico inquieta.

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