Capítulo 28:

POV Eva Dreyfus

“Miles, no sé cómo decirte todo lo que me pasó después de que te fuiste”, exagero un poco, pero de igual modo, no me siento bien, quiero descansar al menos un rato.

´Pero, por ahora no quiero que me separen de Niccolo´.

Nos quedamos un momento abrazado porque ha sido mucho por procesar todo lo que ha pasado el día de hoy.

“Ahora me cuentas. Primero iré a ver que te hicieron, además de llamar a seguridad y que la policía se lleve a este idiota, es lo primero que haré”.

Luego de declarar eso, saca su teléfono y comienza a llamar a la policía mientras que me quedo cerca de Niccolo porque de algo en mi espera que se despierte pronto de la anestesia.

“¡Eva!, ¡Mira esto!”

Estamos en graves problemas, Miles se acerca a mí con su teléfono y esto termina por arruinarme el día.

El enunciado dice: [Eva Dreyfus, hija de un político corrupto, ¿Le está siendo infiel a su héroe sin capa], ese es el título y lo que dice después de eso no me agrada para nada.

Termina de leer y siento que ni siquiera solo mi vida si no que todo se me está viniendo abajo.

[Esta foto fue captada por un periodista que iba a investigar sobre lo que pasó en la pasada cena de esa misma noche con todos los delictivos de la Junta de Negocios de las empresas Dreyfus].

Sigo leyendo el resto del articulo y mis ojos se van hacia donde está Niccolo, descansando plácidamente.

[Mientras que esto se desarrollaba, hubo dos muertes, de personas no identificadas. Esperamos a que las identifiquen y si Eva Dreyfus aparece, que salga para testificar si tiene un reciente amorío con un médico o solo fue un malentendido].

Concluye y llevo mi mirada hasta donde están sus ojos y solo baja el teléfono para darme un abrazo.

“¡Perdóname!, la culpa de esto debe ser mía, yo fui el que te dije para entrar en ese baño…”

Se echa en mi hombro para pedirme consuelo y yo le abrazo para darle fuerzas y que no se sienta culpable de todo esto.

“Miles, no es tu culpa yo entiendo por qué lo hiciste. No contábamos que de verdad yo estaría en el ojo público ahora en este instante”, no logro decirle más cosas para que deje de sentirse mal porque bostezo, me imagino que ya es de día y no he dormido nada.

Él se aleja de mí poniendo sus manos en mis brazos y asiento con la cabeza.

“Si, tienes que declarar frente a alguien, llámame y también diré la verdad, veré si puedo hacer algo para arreglar esta situación…”, me dice y sonríe, pero tiene una cara larga.

Justo llegan los policías para buscar a este hombre que atentaba contra la vida de Niccolo.

“De acuerdo, necesitamos que uno de ustedes venga con nosotros para testificar qué fue lo qué pasó y llenar demás papeles”,  exige el policía y Miles me sonríe, veo que está pensando en algo.

“Yo voy. Eva tu quédate aquí cuidando al paciente que yo voy a atestiguar qué pasó”, me sonríe ya recuperando un poco de color desde de esa pálida que nos dio a ambos, veo como los policías se llevan a ese hombre y Miles se va junto a ellos.

Doy un suspiro muy largo, y camino rodeando casi toda la cama de Niccolo para poder cerrar la puerta, no la cierro con seguro porque puede que algún médico venga a monitorear a Niccolo o venga su familia.

´Por cierto, no he visto a Paola. Quizás esté en el hospital´.

Termino por darle la vuelta a la cama de Niccolo para poder acercar una silla al lado de su cama y sentarme junto a él.

´Creo que puse mi teléfono en uno de los bolsillos de este vestido´.

Como supuse, lo saco y le voy marcando a Paola para llamarla y decirle que venga a esta habitación en este piso, vuelvo a bostezar.

Me quito las sandalias que traigo y me da mucho frío en los pies, por lo que subo mis pies a la silla y me abrazo a mis rodillas, presiono en el botón de llamar, aproximo mi teléfono a mi oído, escucho como suena tono por tono, hasta que cierro los ojos.

“¿Aló?, ¿Aló?, ¿Eva?, ¿Dónde está Niccolo y tú?”, inquiere preocupada, sin embargo, no tengo la fuerza suficiente para hablar y dejo que mi cabeza repose lo más cerca de mi hombro y caigo rendida sin saber más nada de nada.

Siento como alguien pasa sus dedos por mi rostro como si estuviera acomodando mi cabello hacia atrás, en verdad es una sensación tan sutil que me lleva a suspirar porque no había recibido este tipo de atención en mucho tiempo.

Escucho una leve carcajada de un hombre y a decir verdad estoy mucho más cómoda que en una silla, asi que me obligo a abrir los ojos y justo me pega el reflejo del sol de frente y lo veo…

“¡Niccolo!”, me echo un poco para atrás, siento que casi me caigo de la cama, pero su brazo está rodeándome, lo que impediría que eso sucediera.

Inevitablemente por la impresión, siento que mi corazón se acelera y miro hacia nuestro alrededor para asegurarme que estamos en la misma habitación.

“Al fin puedo despertar junto a ti, espero que ya te lo hayan dicho antes, pero, te ves muy apacible y hermosa cuando duermes”, se echa a reír sutilmente, me siento en la cama porque esta situación es mucho para mí, me siento un poco incómoda y reúno fuerzas para poder ver a Niccolo a los ojos.

Y sus ojos por alguna razón están brillando el día de hoy, lo que me lleva a ruborizarme un poco.

Le aparto la mirada, nerviosa porque estamos muy juntos.

´Y no sé por qué, pero me siento culpable de varias cosas´.

“Tranquila, ¡Ven para acá!”, aclama divertido, toma mi mano y me jala.

´A decir verdad, para nada más usar un solo brazo, es muy fuerte´.

Caigo directo al lado de él, y me abraza fuertemente, se me vuelve a escapar otro suspiro, subo la mirada y me encuentro con sus ojos.

“No había visto este lado tuyo, como más entusiasta y aniñado, quisiera preguntarte, ¿Cómo llegué en tu cama?”, inquiero temerosa y él se vuelve a reír.

“Pues, no lo sé, solo desperté y ya estabas al lado mío, lo que hice fue acurrucarte bajo mi misma sabana, ya que estabas muy fría, y supongo que pasó un buen tiempo como tres horas es lo que llevo despierto”, me sonríe y entrelaza sus piernas con las mías, lo que me lleva por sorpresa, pero, me gusta porque él está muy caliente y yo estoy un poco fría aún.

“Quizás fui yo sonámbula”, se me escapa de los labios.

“No, yo no creo eso. Creo que ya querías estar aquí conmigo, en vez de esa silla en la que estabas”, justo detiene sus palabras y abre muy bien los ojos, le miro quieta.

“¡Asi que fuiste tú!”, le incrimino y él se ríe.

“No lo sé, también apoyo la teoría de que estabas sonámbula y te metiste en mi cama”, me contradice con un tono picarón.

Yo le tengo que decir algo, pero no sé cómo lo haré, no quiero matar este buen ambiente, pero prefiero que lo sepa de mí que de terceros.

“Niccolo, discúlpame por matar este hermoso ambiente, pero… Te tengo que decir algo”, las palabras una vez más salen de mis labios, sin poder contenerme le miro algo afligida y él apaciblemente se me queda mirando a los ojos esperando mi confesión.

“Niccolo hay fotos de mí saliendo del baño con el doctor Miles, mi ginecólogo”, declaro aquello con voz temblorosa, siento que me suelta un poco de sus brazos, pero, pronto él se da cuenta, me vuelve a tomar con fuerza, lo que me lleva a poner una mano en su pecho.

“No entiendo, ¿En qué plan?”, solamente me pregunta eso, pues, lo entiendo.

Sinceramente, me esperaba una reacción más brusca, o menos apacible, creo que le puedo explicar.

“Vale, vale. Él me dijo que fuéramos al baño para contarme algo, yo en un inicio me resistí pero él me lo estaba pidiendo de buena forma, así que accedí. Solo para que me dijera que está en peligro, porque no sé quién”, hago una pausa.

“Que por supuesto me quiere hacer daño, le pedía información sobre mí y hasta le amenazaron de que si me seguía asistiendo, lo iban a matar».

Concreto con un nudo en la garganta, porque suena muy estúpido de mi parte haber accedido. ¿Y si me estaba mintiendo solo para tenerme apartada por unos minutos?… pero no puede ser, ya que me ha salvado, en verdad no considero que tenga malas intenciones conmigo.

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