La promesa del padre de mis trillizos -
Capítulo 25
Capítulo 25:
POV Paola Garibaldi
La hija le da una solución, ella la observa con mucho fastidio, supongo porque tiene que moverse, ella abre la puerta del auto y sale.
“¡Ya vengo! “.
Es lo último que dice para luego cerrar la puerta, en verdad ya me estoy debatiendo si ir al baño o no, de todas maneras, dejaré la cámara de seguridad de dentro del auto encendida junto al micrófono.
“¡Oh, como me duele el estómago! Señorita Paola, ¿Puedo bajar una ventanilla?, es que siento que me sofoco aquí adentro”, suplica ya con un tono más dramático del que le puso su madre, suspiro porque no aguanto más y no me gustan los melodramas.
“Baje la ventanilla y póngase cómoda, por favor no juegue con nada más del auto”, le advierto con un tono de reclamo para dejarle en claro que no juegue con más cosas.
Como no voy a estar, tomo la caja del vestido de Eva y presiono el botón que me abre el maletero, cierro la puerta, rodeo el auto para guardar la caja en el maletero, por si algún caso, esta chiquilla tenga alguna
idea loca. Ahora si voy al baño con tranquilidad.
POV Eva Dreyfus
Estamos llegando a mi habitación, Niccolo como no cabía en el auto se fue con uno de sus guardaespaldas, no he hablado más que con Paola, me extrañó que mi vestido no estuviera en el asiento delantero pero le pregunté y me explicó.
Estamos caminando hacia la puerta y yo soy la que tiene la tarjeta, la paso por la puerta, dejo que pasen primero y como un relámpago pasan, observo que caminan por toda mi habitación como si la estuvieran inspeccionando.
Me quedo fija viendo como examinan cada detalle lo que me hace sentir desagrado, veo en sus rostros que no consiguieron nada, en este momento miro como Melissa camina hacia mi.
“Eva, mi madre y yo también queremos asistir a la cena, después de todo también somos parte de la familia Dreyfus, ¡No puedes seguir tu camino sin nosotras!, qué te parece si para compensarnos por tu mal ingenio de casi abandonarnos”.
Hace una pausa para tomar aire.
“Nos das un poco de dinero y nos vamos a una tienda de prét-a-porter y compramos vestidos para nosotras para no quedar mal en la cena?”, inquiere Melissa.
Con un tono de manipulación que cree que no me doy cuenta.
´Además, admito que llevo una mejor vida que una vagabunda gracias a Niccolo, pero, yo no tengo dinero para mi, solo el que está en el sobre, ¡Y no pienso gastarlo!, solo en caso de emergencias extremas´.
“¡Ay, Eva!, yo le pago los vestidos a estados dos mujeres, les pondré un presupuesto y me las llevo para que estés sola arreglándote para mi sobrino, ¡Ya vengo!”, ,e susurra Paola al oído y sonrío de medio lado.
Aunque no me gusta que ella se haga cargo, porque estas mujeres vienen de donde yo también, asi que lo más lógico es que yo me encargue de estas dos.
´Pero, ¡Es que ni siquiera deberían de estar aquí!, porque hace un día no existían para nadie, es solo por su ocho por ciento de la empresa, porque si no, no serían nadie para estar aquí´.
´¡Debo tranquilizarme!, no quiero que mis bebés se parezcan a ellas dos, por mucho que se parezcan a Niccolo que ese lleva más veces haciéndome enojar, ¡Carajo!´.
“Pues, vamos, las llevo a comprar sus vestidos”, se ofrece Paola amablemente, presencio como les cambia la expresión de su cara, lo que me da mucho terror.
Paola se gira para estar frente de mí y me entrega el vestido.
Soy testigo de como a estas mujeres les da un ataque de sulfuración y se van detrás de Paola, entonces, escucho como cierran bien mi puerta, asi que voy hacia mi cama y me tiro en ella porque estoy muy cansada.
Me duelen los pies, sin embargo, me da emoción por ver el vestido que me ha comprado Niccolo, por lo visto tienen buenos gustos, asi que abro la caja que me lleva por sorpresa, ya que, parece que ya la han abierto, justo saco el vestido y me levanto de la cama para ponerlo tendido sobre esta.
“¡Ay Dios mio!, ¿Pero, qué fue lo que le pasó?”, inquiero con el corazón destrozado, un vestido tan bonito, con una gran mancha de café sobre el pecho, siento como una lágrima sale de mi ojo de la impotencia que siento.
Me llevo mis manos a mi rostro, para secarme las lágrimas y el sudor que tengo encima, ni siquiera me puedo quedar quieta, camino por toda la habitación, pensando en como le haré si es para esta noche el evento.
“Debe ser todo invento de mi hermanastra envidiosa, porque Paola nada que ver y su madre tal vez si la haya encubierto, porque también es una mujer podrida por dentro”, resoplo sin guardarme nada adentro.
“¡Eva!, te estuve buscando… ¿Eva?”, de la nada aparece Niccolo, ni siquiera oí cuando entro en mi habitación, como puedo me seco las lágrimas de la impotencia, porque esta estúpida regó las cenizas de mi madre y ahora me sigue jodiendo la existencia.
“Niccolo, no sucede nada grave, solo que es ahora que me doy cuenta de que Melissa, mi hermanastra, manchó mi vestido con café”, sentencio sin ninguna duda sin suponerlo mucho, él se me queda viendo como si dudará de lo que le digo.
“¿Cómo sabes que es ella?”, pregunta cuidadosamente mientras que se intenta aproximar a mí, pero no se acerca del todo.
“Porque cuando embargaban la casa donde crecí, ella esparció por el aire todas las cenizas de mi madre sin mi consentimiento… eso ya no importa ahora. Pero vuelve obvio el resultado de que el vestido también haya sido artimaña suya”, doy un pequeño suspiro y sigo.
“ De todas formas estoy bien”, asevero para que no se preocupe por lo que acabo de decir, él frunce el ceño y pone una mano en mi hombro, se acerca más a mi.
“Tranquila, ¡No te preocupes! haré que Paola te compre el mejor vestido de tu talla en la mejor tienda que haya aquí, ¡Ahora mismo la llamo! Y en cuanto a tu madrastra y hermanastra, me aseguraré de que sean enviadas a donde se están quedando”, me asegura.
Con una sonrisa de indiferencia en mi rostro asiento más tranquila, no obstante me siento algo apenada por los inconvenientes.
…
Estoy tomada de la mano de Niccolo que no me ha querido soltar en toda la noche porque no hemos visto que haya llegado Daniel.
Hemos saludado a todos los partidarios por igual, suspiro porque me siento incómoda con este vestido que me lo quiero acomodar de un lado que siento que me pulsa.
De todos modos, estoy sentada y veo como mi hermanastra y madrastra se mezclan entre los hombres más ricos y que parecen tiburones, para poder llevarse a alguien a su cama.
“No me canso de decírtelo, pero, estás hermosa esta noche”, me vuelve a musitar Niccolo cerca del oído, sonrío por su amabilidad, él parece que no está satisfecho con mi respuesta, por lo que acerca su silla hacia mi.
Presencio como me quería decir algo por qué abrió su boca para hacerlo, sin embargo, nuestros ojos van hacia Daniel que está con una nueva mujerzuela que casualmente tiene el mismo vestido que yo.
Llevo mis ojos hacia Niccolo y veo que está todo enrojecido, asi que paso mi dos primeros dedos por su cuello para ver si no tiene fiebre, acto que lo toma por sorpresa.
Veo como la mujerzuela al ver a Niccolo corre hacia donde está él y lo abraza por detrás y siento algo en el estómago, no quiero que ella lo esté tocando.
Me revuelve el estómago por lo que corro al baño.
…
Me estoy secando las lágrimas dentro de un cubículo del baño, sollozo porque por alguna razón ver esa escena me hizo sentir como si hubiera sido engañada por Niccolo. ´Es otra decepción por parte de él´.
“Ja, ¡Me imagino que has venido aquí a llorar! En verdad eres toda una cobarde, veo que no puedes defender lo que se supone que es tuyo y ahora, quedarás como toda una berrinchuda frente a los socios de tu padre”, luego de provocarme esa misma mujer se echa a reír como si fuera un buen chiste.
Al instante sus palabras me encienden y salgo del cubículo donde estaba oculta, camino directamente hacia ella sin dudar y por unos segundos ella me mira con temor.
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