Capítulo 20:

POV Eva Dreyfus

Yo estoy en shock. ´Eso no estaba pactado, ¡No me voy a casar con él´. Estoy a punto de ver a Niccolo con ojos de reproche cuando justo miro sobre mi hombro y me doy cuenta de que ha llegado el auto de Daniel, atrayendo la atención de todo el mundo.

Observo como algunos periodistas van hacia él, dejándonos espacio para verlo mejor. Mis ojos dan con los de Daniel quien al verme transforma su rostro y lo sé, veo en sus ojos que le irrita mucho verme con Niccolo, lo que me hace aferrar más a Niccolo, como gato a techo cuando lo quieren bañar.

“¡Seguro me dejaste para estar con ese idiota de hombre!, ¡Haré todo lo posible para que vuelvas conmigo!, ¡Lamentarás mucho haberme ofendido de esta manera!”, grita Daniel contra mí, frunzo mis cejas porque no volveré con él.

Volteo a ver a Niccolo para ver la expresión de su rostro, a ver qué piensa sobre lo que acaba de amenazar Daniel, me percato de que rápidamente ya me estaba mirando, él pone su mano sobre mi panza y la acaricia suavemente.

No dejo de sentir la calidez en mi panza, siento que ese cariño era necesario de algún modo porque se siente muy bien, los periodistas que quedan se dan cuenta de la situación y caigo en cuenta que no debería de hacer eso.

“Jaja… Además, dentro de unos nueve meses habrá mejores noticias, muchas gracias”.

Luego de decir eso, me quedo nuevamente de piedra, él me toma por la cintura para elevarme en el aire y caminar algo dificultoso, asi que dejo mis manos en su pecho y flexiono mis rodillas para que se le haga más fácil sacarme de allí.

Vamos por los últimos escalones, y veo que hombres, guardaespaldas mejor dicho, van hacia los periodistas.

“¡Víctor!, por favor detengan a los periodistas que quieren seguir con este rollo”, le pide Niccolo con voz de demanda.

Veo como los guardaespaldas le caen a los periodistas y los periodistas huyen hacia Daniel, lo que me da risa. Entramos al edificio, y me deja sobre el suelo, dejo que me arregle un poco la ropa.

“Niccolo, no estoy nada contenta por lo que acaba de suceder, ¿Cómo puede faltar a su palabra así?, porque por lo que sé no estoy comprometida con usted, nuestro trato tampoco dice que tengamos que celebrar un segundo contrato matrimonial, es solo un contrato de vientre de alquiler”, le recrimino con un tono más sereno de lo que debería de tener.

Ahora no le voy a reprochar con fuerza porque todo ese rollo me dejó agotada, además que le agradezco que me haya sacado de ese lugar.

“Tienes ni anillo de compromiso en el dedo corazón y ahora eres mi comprometida quieras o no”,me responde Niccolo directamente con descaro.

“¿Cómo puede ser tan descarado Señor Niccolo?” Veo mi mano izquierda y efectivamente no sé cuando me ha puesto el anillo, pero, es muy bonito y es de mi talla exacta, por lo que, trato de sacudirme el anillo, pero, está firme en su sitio.

“Eva, yo siempre consigo lo que quiero y eso es usted junto con mi hijo y tengo la certeza de que usted también quiere estar conmigo”, me susurra con picardía de sobra y luego de eso, se acomoda más su abrigo.

“No tengo deseos de estar con usted, le hace daño al pacto en el que hemos quedado”, le hago saber.

Me cruzo de brazos y me doy cuenta de que lo que acabo de decir a Niccolo no le importa.

“Haré que Víctor te llame más tarde con cincuenta mil euros para compensar tu mal humor”, declara Niccolo poniéndose detrás de mí y sé que lo hace porque en cualquier momento puede venir Daniel.

“¿Vas a comprarme otra vez?, ¿Cómo aquella noche?”, le interrogo irritada porque me desilusiona otra vez que esté con el mismo modus operandi, él pone sus manos en mis hombros, lo que me hace voltear y mirarlo.

“Un buen trato por dinero a cambio de la felicidad de mi comprometida”, vuelve otra vez con su rollo.

“Deja de llamarme ´tu comprometida´, ¿Acaso no es prometida?”, le pregunto a ver cuál es su excusa.

“Lo que pasa es que con esa palabra eres una ´prometida´, es decir, que eres una promesa que me prometen y no es asi, estoy com-prometido, o sea, que me comprometo contigo es un compromiso total, entrega total y estás comprometida conmigo, además que no creo en los anillos de promesa”.

Me explica y entiendo lo que me quiere decir, él me toma de la mano y nos lleva el ascensor, entramos en este y presiona el botón veinte.

“¿Por qué no confías en los anillos de promesa?”, le pregunto con confianza, ya que tiene una respuesta para todo.

“Te lo diré más tarde, es un poco larga la explicación”.

Al momento de que él termina de evadirme se abren las puertas del ascensor dejándome en suspenso, justo nos encontramos a un amigo de mi padre al cual, llamo tío, es de apellido Nich, pero no me acuerdo de su nombre.

“Eva, Niccolo, ¡Aquí!”, me doy cuenta de que lleva rato esperándonos, nos acercamos para saludar.

Mi tío pone sus manos en mis hombros para que le preste mucha atención.

“Eva, siento mucho lo de tu padre, hoy estamos todos aquí para ayudar a limpiar su nombre, no te preocupes, tu padre es un hombre honorable y cuando podamos atrapar a ese imbécil de Zambrano en cualquier fechoría lo perseguiremos hasta el final”, intenta confortarme mi tío, supongo que la intensión es lo que cuenta.

“Gracias, tío. Por tu continua fe hacia mi padre y hacia la empresa, gracias”, le agradezco y él me sonríe para darme un abrazo, yo se lo acepto y duramos asi unos segundos para luego alejarnos.

“Hablando de eso, Eva, ¿Tú y Niccolo?, ¿Son pareja ahora?, veo que están comprometidos, listos para casarse, ¡Y no puedo creer que no me dijeran una noticia tan grande!”, menciona mi tío feliz por lo que veo a Niccolo que no ha dicho nada desde que salimos del ascensor y veo que se ha quedado viendo un punto fijo.

Por lo que miro al mismo lugar, esquivando un poco a tío y lo que veo me deja helada.

“Pero, ¿Ella qué hace aquí?”, inquiero en un mascullo para que Niccolo que está a mi lado no me escuche quejarme. Respiro hondo y siento como la sangre hierve debajo de mis venas.

No le quito la mirada porque a este tipo de rameras no se les puede quitar el ojo, veo como ella está tomada del brazo con Daniel.

´¿Qué es lo que busca esta mujerzuela de cuarta en esta reunión de todos los accionistas de la empresa de mi padre?, ¡Es simplemente irrelevante e ilógico!, si no fuera porque estamos rodeadas de personas, sería capaz de golpear a esa z%rra´.

Me doy cuenta de que luego de saludarse con los accionistas que están del lado de Daniel y que estos solo le den atención a él, ella posa en donde estoy, al instante siento que se revuelve mi estómago, frunzo mi ceño y aprieto mis puños, siento mi cuello muy tenso.

Veo como se ríe y señala en donde estamos lo que me hace rodar los ojos y voltear a otro lado hastiada, simplemente siento como no puedo pensar bien y mi mundo cada vez se pone más pequeño y caótico por las personas que quieren ser como yo.

Miro como Pilar le susurra a Daniel en el oído.

´Creo que se dio cuenta de que estoy con Niccolo, porque nada más al caminar para acá se pavonea como una z%rra de poca monta´.

´Quizás ha venido a humillarme frente a todos y tal vez está aquí para tratar de ponerme a mí como una p%ta ramera´.

Supongo, ella da varios pasos hacia mi dirección y me doy cuenta de que solo estaba mirando a Niccolo como si fuera un rico helado y veo como le lanza una mirada seductora, como si estuviera mirando a una presa.

“No logro comprender, ¿Por qué demonios tiene el descaro de venir aquí?, mi gran mejor amiga”.

Vuelvo a musitar algo que no quiero que Niccolo escuche, nada más por la simple razón de que no quiero que esa mujerzuela que quiere todo lo que está conmigo, se lo lleve.

´Me siento de alguna forma invadida y molesta, porque ella ni siquiera debería de aparecerse por acá, ¿Vino a hacer qué?, ella solo es buena creando problemas baratos´.

Me cruzo de brazos y volteo mi cuerpo hacia Niccolo, al mirarlo me encuentro con sus ojos en mí, tiene la quijada un poco baja, frunzo el ceño e inclino un poco la cabeza, solo me sonríe de media luna, lo que me hace quitarle los ojos de una manera suave, luego se me escapa una sonrisa.

´Había pensado que estaba hablando con alguien, pero, no. Niccolo solo me mira a mí, no debería de importarme nada de lo que opine o haga Pilar… utrera, doble cara´.

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