La promesa del padre de mis trillizos -
Capítulo 19
Capítulo 19:
POV Eva Dreyfus
“¿Por qué eres tan testaruda?, por favor, no te niegues a perdonarme, porque yo ya había hecho un contrato matrimonial”.
Al final de aseverar aquello, sonríe de medio lado para verme a los ojos y luego quitarme su mirada. Yo me quedo con la mirada fija, sorprendida de que él no piense mucho en las consecuencias que podrían tener sus acciones.
“Pues, lo cambias”, le doy una solución con un tono frío y sin emoción, el cual hace congelar a Niccolo en su puesto.
Yo lo que quiero es deshacerme de Niccolo lo antes posible y veo que no se da cuenta de ello. Miro como aprieta sus dientes y tensa sus hombros.
“Bien”, contesta enojado, acentuando bien la palabra. Sonrío de medio lado, contenta de que por fin este de mi lado y deje de estar en mi contra. Ya con esto sería lo último para dejar las cosas con distancia y que esto no es un proceso emocional, son solo negocios y los negocios no se mezclan con las emociones.
“Este contrato que te demando debe de ser por tres años”, añado para dejar más especificado lo que quiero y por fin se atreve a mirarme porque todo el rato ha estado como un perrito regañado.
“Durante tres años, solo podrías ser tú la que ejerza comprometidamente el papel de madre de nuestro hijo, no puedes tener relaciones con otros hombres y yo me encargaría personalmente de pagar toda tu educación”.
Me pone una condición que no me pesa en cumplir, aunque juzgando por su tono de voz, siento que se trae con las suyas.
“El primer año será en España para acabar el único año que me queda de mi licenciatura, nace el bebé e iremos juntos a Italia para mis estudios de postgrado hasta que me gradué”, al mencionar esto para redirigir el tema sin darle importancia a su tono de voz sospechoso, al decir “Italia”, sube y baja una ceja mientras que tenía su mano en su mentón.
´Lo que me hace preguntarme, ¿Qué habrá pensado?´
“Sí, estás planeando bien las cosas, veo que tienes muy buena madera, mientras que inicie el contrato, intentaré sacar a Daniel de la dirección de la empresa de tu padre y lo voy a sustituir por un hombre de mayor confianza para tu familia”, concluye Niccolo desagradado por como terminan las cosas conmigo.
Siento la tensión, mientras nos habíamos acercado el uno al otro con competitividad, él me ofrece su mano y yo se la acepto.
Con un buen apretón cerramos el trato, siento como si él me quisiera besar, pero, no lo hace y no me quiere soltar la mano. Justo dirijo mis ojos hacia su ventana con la intención de calmar el ambiente para darme cuenta de que Paola viene hacia el auto.
Ella entra sin decir nada, inserta las llaves y enciende el auto para llevarnos a la empresa de mi padre. ´Niccolo aún sostiene mi mano, ¿Cómo se la quito?´
Jalo mi mano para hacerle ver que aún la sostiene, pero él la jala hacia él y de la nada se encuentra muy cerca de mi rostro, jamás había visto este lado de Niccolo. ´¿Qué piensas hacer, Niccolo?´.
Siento a Niccolo muy cerca de mí, lo que me está incomodando, observo como me mira los labios como si fuera un sabroso helado, lo que me da muy mala espina. Se va acercando poco a poco, queriendo juntar sus labios con los míos y ya me estoy preparando para lo que se aproxima.
Siento mi corazón a su máxima velocidad y siento que su apretón ya no es un apretón si no me está tomando de la muñeca y mis mejillas se comienzan a calentar porque ya está a centímetros de mí.
“Ya hemos llegado al edificio de Dreyfus”, avisa Paola sin ni siquiera mirar lo que está sucediendo aquí atrás, él exhala y todo el aire me cae en la cara, sube y baja una ceja, me suelta y se sienta como debe ser otra vez.
No sé qué sentir al respecto, pero de que me quiere besar, eso está más que claro. Pronto recuerdo que voy a ver otra vez a Daniel, lo que me asusta porque puede agredirme e insultarme, me voy sentando otra vez porque Niccolo me ha dejado recostada en la puerta de mi lado.
Él me ofrece su mano, pero, se la rechazo, porque no quiero que vuelva a ponerse caliente, él abre la puerta y sale del auto, yo me arrastro hasta llegar a la puerta de su lado, me ofrece la mano y yo se le vuelvo a negar, salgo del auto y me aparto para que cierre la puerta.
El bullicio de los flashes de los periodistas me deja ciega, por lo poco que veo todos se reúnen a nuestro alrededor, él me vuelve a ofrecer la mano pero me niego, me pongo de puntillas y me acerco a su oído mientras pongo una mano en su hombro.
“Usted solo es el padre de mi bebé Señor Niccolo”, luego de decir aquello me alejo de él.
Niccolo no mira hacia atrás, da algunos pasos hacia el frente y yo no puedo ni siquiera caminar, pongo mi mano sobre mis cejas para ver por lo menos donde camino.
A cada paso me voy tropezando con los pies de Niccolo, me río un poco porque le estoy ensuciando los zapatos, pero parece no importarle, siento que me empujan y justo caigo en el costado de Niccolo, él aprovecha la situación para rodear mi cintura con su brazo.
Pegada a su torso, pongo mi mano en su abdomen. ´Oh, Dios, se nota que este hombre está muy marcado, su abdomen está muy duro´.
Me aferro a Niccolo mientras caminamos y el alza su brazo para alejar a los periodistas de mí, siento como él me abraza a mí, lo que me lleva abrir bien los ojos.
“Coopera conmigo, has como si fuéramos una pareja, señorita madre de mi hijo”, me susurra Niccolo en el oído y siento un escalofrío recorrer por mi espalda.
´El hombre con el que me voy a enfrentar es Daniel, y sé las capacidades de él y si me aparezco asi le haré sentir avergonzado y humillado´.
Niccolo es el padre de mis hijos, es más fuerte que Daniel en términos de posición, estatus y por físico y eso es lo que necesito para envalentonarme de esta manera para ayudarme a confrontar a Daniel y todos esos socios que no creen en mi padre.
Con esto en mente, tomo la iniciativa de tomar la mano de Niccolo y tener el atrevimiento de entrelazar mis dedos con Niccolo, estoy dispuesta a enfrentar cualquier cosa, siento que Niccolo por unos segundos me suelta la mano para acomodarla mejor y apretar con fuerza.
Ya estoy totalmente pegada a Niccolo y siento el aliento caliente de él en mi rostro, puedo apreciar su perfume que impregna mis fosas nasales, siento como nos cuesta caminar entre tanto periodista atravesado y observo como Niccolo tan masculinamente los aleja apartándolos amablemente.
Me siento abatida de que esto esté sucediendo, es asfixiante.
´Ojalá, Niccolo pudiera estar asi de pegado hacia mi cuando lo necesito en las noches o en esos momentos de tristeza total, o incluso cuando solo hace falta un abrazo. Quisiera que me siguiera sosteniendo de la forma en la que lo hace ahora mismo…”
“¡Eva!, ¿Cómo puedes decir todo eso?, recuerda sus mentiras, ¡Él te arruinó!, no vale la pena. Sí… pero es que se siente tan bien tenerlo asi de cerca y saber que me cuidará y que puedo hacer lo mismo por él, me llena de ilusión. Hace que quiera que sea mi pareja de verdad´.
Observo que varios periodistas bajan sus micrófonos y hacen un poco de espacio para Niccolo y para mí y nos hemos detenido y los flashes han bajado su intensidad.
“¿Puedo hacer una pregunta, Señor Niccolo?”
Lo miro, él asiente. No sé por qué me entra un poco de celos que hable con esa chica tan atractiva.
“¿Cuál es la razón de traer a la Señorita Dreyfus a la Asamblea de la Junta General de los Accionistas de la compañía de Dreyfus?, ¿Por qué apoya a la hija de un hombre tan escandaloso en estos momentos?”, inquiere una periodista y luego se aparece otro periodista con micrófono en mano.
“He escuchado que nunca ha estado involucrado en la industria cafetera, y que esta es su primera aventura independiente, ¿Su familia le apoya?”, le interroga este hombre todo sudado y apurado por sacarle algunas palabras a Niccolo.
Mis ojos se van al rostro de Niccolo que me mira y sonríe con toda la confianza del mundo. Toma el micrófono que le ofrece el periodista y con picardía vuelve a sonreír.
“Estoy aquí para acompañar y apoyar a mi prometida Eva Dreyfus, a la Junta de General de Accionistas de la empresa de su padre, amigo mío”.
Con diversión en su rostro le devuelve el micrófono al periodista que se queda tieso, como yo, no sé si siquiera puedo de respirar, porque lo que dijo me ha dejado sin aire.
Y si no fuera porque me esté aferrando a Niccolo hubiera caído al suelo. Solo veo la cara de Niccolo, que se siente muy gustoso diciendo que soy su prometida, una rabia empieza a calar de mi ser.
“¿Prometida?, ¿Qué quiere decir?, ¿Está oficialmente prometido con Eva Dreyfus?”,pregunta otro periodista y continúan hablándole.
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