La promesa del padre de mis trillizos -
Capítulo 16
Capítulo 16:
POV Eva Dreyfus
Me suelta y se arrodilla sosteniendo mi mano, al ver que hace eso comienzo a pensar muchas cosas y un dolor de panza se hace presente, hace que lleve la mano a mi abdomen y él se da cuenta de mi mala expresión, lo que lo hace levantarse y poner una mano en mi hombro.
“¿Te sientes muy mal?, ¿Te llevo al médico?”, pregunta nervioso, siento que sus manos se pusieron de repente frías.
“No, no, vayamos adentro, por favor”, le exijo porque siento como si todos nos estuvieran mirando haciendo este espectáculo en el estacionamiento de un restaurante de tres estrellas.
“Él como si fuera algo natural me toma de la mano y caminamos hacía la puerta del restaurante, evito a toda costa mantener contacto con el personal de recepción, aunque Niccolo tiene que conversar con ellos, intento ocultarme atrás de la espalda ancha de Niccolo.
Al fin nos dejan pasar y vamos a una mesa diferente a la que estaba sentada, una que está un poco lejos de las demás mesas llenas de personas en este lugar.
Me da espacio para sentarme y es lo que hago, él se siente frente de mí, no soy capaz de dirigirle una palabra. El mesero llega y toma nuestras órdenes, pasamos unos minutos en silencio, yo viendo hacia la vidriera que da hacia el estacionamiento y el viéndome porque siento su mirada encima de mí.
´Debe ser el Señor Paciencia, porque siempre la tiene y nunca le hace falta conmigo, lo que me da más rabia´.
“Disculpen la demora, aquí están sus platillos principales, luego vendré con el platillo del segundo tiempo y finalmente con sus postres, denme unos segundos para conseguirle sus bebidas, disculpen”.
Muy educadamente se nos acerca el camarero y ya con una distracción me puedo calmar.
Por fin le doy mi mirada a Niccolo y creo que la estaba esperando porque ya me estaba mirando, este me sonríe, como fuera su oportunidad de hablarme, lo que me da más cólera.
“Eva, si vemos a Daniel en la cena para la Junta de los Accionistas de mañana quisiera decirte que no tengas miedo, yo siempre te protegeré de cualquier riña que quiera hacer o cualquier patético insulto, te defenderé”.
Entrecierro un poco los ojos y sonrío sarcásticamente, ya que me parece muy cómico que me asegure cosas que tal vez no las cumpla.
El frunce el ceño inclinando un tanto su cabeza, observo mientras que me llevo un tenedor de pasta a la boca como se limpia con la lengua sus dientes con la boca cerrada y me parece tan de mal gusto.
´Agh, no sé por qué ahora lo resiento a cada momento´.
Mas tarde a media noche, ya hemos terminado de cenar y solo nos faltan nuestros postres.
´No tengo idea de cómo la noche se ha ido tan rápida con Niccolo, si solo hemos comido e intercambiado algunas palabras, tengo que hacer lo que le dije, desaparecer de la ciudad cuando me despida de él. No puedo perder tiempo´.
Veo como luego de llevarse un poco de su gelato a la boca frunce los labios y no es hasta que me doy cuenta de que estaba absorta en sus labios.
Lo que me avergüenza y llevo mi mirada a mi gelato que se está derritiendo solo, yo no dejo de mirar a Niccolo tratando de buscarle algún defecto, pero, solo he logrado quedarme embobada con la forma de su rostro.
´¡Ay, qué estúpida soy!´.
“Eva… ¿No estás interesada en otra propuesta?”, inquiere Niccolo con aires de misterio, en verdad no sé si se haya dado cuenta de que le miraba en los labios, pero, aún sigo molesta con él.
“¿Propuesta de qué?”, inquiero evadiéndolo para saber a qué se refiere, nerviosa comienzo a comerme mi gelato.
“Porque lo que me dijiste sobre de irte a vivir con tu tía al campo me preocupa, te quería proponer algo mejor”, explica apacible y al escuchar eso ha sido como un detonante, porque el nerviosismo cambia por enojo y le miro como si no pudiera creer lo que acaba de decir.
‘Y me decepciona, porque como es posible que no imagine en la posición en la que estoy o tal vez juega con eso para proponerme cosas que solo me aten más’.
“¿Cómo puede ser eso posible Niccolo?, estoy cansada de que me usen como canario sin que se pongan en mi posición, ¿O juegas con eso?. Que estoy en la posición que estoy para ofrecerme cosas que solo me aten más y más, ¡Y es precisamente eso!”, exploto bramándole a Niccolo en la cara pienso decirle todo lo que pienso.
“¡Me preocupa mi futuro Niccolo!, en las noches no puedo dormir porque solo me falta unos meses para terminar el cuarto año de mi carrera y solo me faltaría uno, pero, tengo que posponerlo por mi embarazo”, apoyo las manos en la mesa mientras que le miro directamente a los ojos y otra vez siento que voy a llorar, se me hace un nudo en la garganta.
Él por lo menos está atento a todo lo que digo, no hace expresión alguna, solo se queda escuchando todas mis inquietudes.
Tampoco tengo manera de ayudar a mi padre que fue injustamente juzgado, porque no haría algo así, además que este idiota de Daniel está manejando la empresa que debería manejarla yo o al menos uno de mis tíos… Ah, pero, estás cosas que un hombre de negocios rico nunca consideraría para mi”, le aclamo en la cara y él seriamente me escucha, no dice nada al respecto, solo presencio como asimila cada cosa que le dije.
‘Tsk.. Niccolo, ¿Por qué no me dices nada?’
Y si pasa un tiempo y soy inútil, ¿Qué debería hacer yo?, es mejor que me dejes vivir sola lo antes posible, ya que si me quedo mucho tiempo aquí sería ya muy tarde”, concluyo ya melancólica porque de algún modo si me quiero ir pero una pequeña parte de mi que es más fuerte se quiere quedar, no entiendo por qué y hace discordia dentro de mi.
“¿Qué me tienes que decir?” inquiero, mientras que me muerdo los labios por la desesperación que me controla, siento como una lágrima corre por mi mejilla.
Observo como Niccolo con su mirada compasiva reflexiona y me dirige su mirada que algún punto lograr calmar un poco mis ansias por el futuro.
`Creo que logré comunicar por lo que estoy pasando`.
“Nunca he tenido la intensión ni la tendré, de querer usarte ni abandonarte jamás en tu vida”, confiesa con mucho temple y aunque debo de admitir que se siente muy bien que él me asegure eso, de igual modo siento que falta algo.
“Me cuesta mucho decirte esto porque lo veo muy inadecuado a estas alturas, pero, la primera vez que te vi, asumí que serías mucho más que una conocida… Mi última mujer y mi única esposa”, lo que dijo antes lo entendí perfectamente, sin embargo, después de que hiciera la pausa se sonrojó y susurro algo que me dejó en shock.
“¿Perdona?, tú piensas eso”, intento retomar lo que acaba de decir que ha obtenido hacerme sentir especialmente rara, es como si lograra conmoverme, más, opino que es muy apresurado, ya que no logro sentir lo que dice.
“Si lo hago”, susurra apenado para levantarse y dar dos pasos hacia mi y todo para arrodillarse y sacar una pequeña caja de terciopelo color azul oscuro, observo como traga grueso.
Le veo preocupada porque no entiendo lo que sucede y no tengo tiempo para pesar con claridad, me da pavor porque no solo estoy arruinada sino también porque estoy embarazada y no conozco al padre.
Y no le quiero hacer eso a Niccolo, además que recientemente estoy comenzando a tener sensaciones hacia él, siento que todo va más rápido de lo que me gustaría y me frustra mucho, me siento muy mal de que esto esté pasando.
Las lágrimas de impotencia salen de mis ojos mientras que veo a Niccolo arrodillado frente a mí y no le quiero hacer daño, pero, me lastima mucho, me duele no poder hacer nada al respecto, así que dejo de pensar y solo le pregunto lo que tengo atorado en mi garganta.
“¿Incluso si estoy embarazada del hijo de otro hombre?, ¡Niccolo!, no tienen ningún sentido, tu familia tampoco lo permitiría, ¡Piensa con claridad! ¿Qué puedo ofrecer yo estando en la situación que estoy?”, interrogo ya hundida en lo que siento porque cada vez las cosas se están viniendo más abajo.
`Por favor Niccolo, ¿Qué es lo que traes entre manos que no me deja entender? Eso me lastima y a la vez me enfurece, ¿Qué es lo que quieres dé mi?`.
“Niccolo, acaso, ¿Eres tú quién entro a mi habitación aquella noche?”, le pregunto ya en un susurro con la voz quebradiza, él me observa aun sin guardar el anillo.
Frunce los labios como si no tuviera que esconderse más, presencio como no se atreve a seguir sosteniendo mi mirada, baja la cabeza avergonzada.
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