Capítulo 12:

POV Eva Dreyfus

Voy directo buscando mi bolso y meter las cosas esenciales. Mi padre es el mayor de sus hermanos, son tres, por eso es que pudo meter a Daniel en la empresa y lo ascendió, aunque yo soy libre de perseguir mis sueños sin necesidad de compromiso serio con la empresa familiar.

Pero no puedo confiar en nadie que no sea mi familia para dirigir la empresa, asi que veo que probablemente debería ser yo quien se haga cargo. Aunque es una posibilidad que por ahora no está cerca de mí.

A mí solo me queda un mes para el próximo semestre, pero de igual manera, tengo que buscar la forma de hacer más práctica en mi último año de arquitectura, antes de la tesis y el proyecto final.

La universidad ya tiene la paga completa, sin embargo, igual tendré que gastar entre más materiales, el transporte. Además de que debería encontrar alguna forma de mantenerme porque no creo que Niccolo me ayude hasta que salga mi padre de la cárcel.

Antes nada de esto era un problema porque mi padre empresario financió todo y yo nunca gastaba por gastar, todo era justificado, no obstante, me doy cuenta ahora pensándolo que las que gastaban por gastar eran su mujer y la hijita esa de m!erda que criaban como una caprichosa.

“¡Señorita Eva!, ¿Qué es lo que sucede?”, inquiere alarmada Paola.

Su bulliciosa pregunta hace que salte de donde estaba flexionada, volteo con el corazón acelerado y me acerco a ella para darle un abrazo y seguir llorando desconsoladamente.

“Paola estoy embarazada y no sé quién es el padre, no puedo tener a este bebé”.

Luego de darle la noticia veo su cara de shock, lo que hace decepcionarme de mi más de lo que estoy, me arrodillo porque siento las piernas muy débiles.

“Además tengo casi terminada la carrera de arquitectura y quiero hacer el postgrado en Italia, pero, ahora estoy en quiebra”, le hago saber por qué estoy en una crisis completa, veo como me extiende la mano y yo la acepto, aunque veo en sus ojos que no está tan preocupada.

Asi que de mi bolso le entregué la prueba de embarazo que tiene dos líneas, ella no hace ninguna expresión en especial, solo pude notar que hay mucha compasión en su rostro.

Me cruzo de brazos pensando en todo y a la vez en nada. Respiro hondo y suspiro porque no tengo con quién más desahogarme.

“Tal vez posponga todo mi plan, tengo que terminar mi carrera, luego buscar un trabajo para ir ahorrando el gasto del postgrado, pero… ¿Y el embarazo?, ¡Arruina todo el plan de vida que tengo!”

Incrimino agobiada, supongo si me había metido la carta llena de dinero en algún lugar de mi ropa que estaba usando ese día.

Ya que mi bolso lo perdí porque no podía llevárselo por el precipicio en donde estaba colgando en el edificio donde se queda este cabrón de Daniel.

“Paola, hace dos días cuando me cambiaste la ropa, ¿Dónde dejaste lo que traía puesto entonces?”, le pregunto y ella muy extrañada, frunce su ceño y se cruza de brazos dando dos pasos hacia mi.

“Esa ropa está en el auto, asi que si la necesitas puedes buscarla”, me responde aun sospechando de mi pregunta tan antinatural sobre lo que debería de preguntar, asi que respiro y pienso que decirle.

“Mira, Paola, no tengo dinero y no sé quién es el padre de este bebé, asi que vamos al auto que te tengo que mostrar algo que guardé en esa ropa”, le pido con un tono convincente, ella aún recelosa asiente y caminamos hacía la puerta.

Tengo mi bolso y creo que no será mucho escándalo por un aborto.

‘Ella también es mujer y juzgo que entiende mi posición’.

Considero que ese dinero del sobre, es suficiente como para pagar este aborto, que el dinero de ese hombre me ayude a quitarme lo que a la vez me dio y quitó esa misma noche, opino que sería un buen poema.

Salimos de la habitación, caminamos por el pasillo y toca el botón para llamar al ascensor. Entramos de inmediato sin decir ni una palabra.

Yo tengo muchos sueños que cumplir, además sin importar lo que pasé con la empresa de mi padre, si quiebra o no, no me importa, yo soy la heredera de todo lo que tenga mi padre.

Me da mucha lástima y ganas de llorar por tomar esa simple pero gran decisión, no puedo tener un bebé, siento que cada vez que me repito esto me da aún más dolor. Siento como una lágrima baja por mi mejilla y me obligo a ser fuerte y me la seco.

En otra ocasión sin dudarlo me quedaría con el bebé, al menos si tuviera dinero…

Llegamos a la recepción, saludo con la mano al recepcionista, para caminar directo hacia la puerta de salida, salimos y nos golpea un frío abrazador.

Me abrazo a mí misma para conservar un poco de mi propio calor, caminamos hacia el carro y veo que cuando ella llega primero que yo, abre el maletero, saca una bolsa negra de allí y yo me acerco a revisar. Pongo mis manos sobre esta bolsa y busco el sobre.

“Gracias, sé que esta ropa es para botar, pero mira, este sobre me lo dejó el hombre con que ya sabes qué, espero que su mismo dinero me ayude con la situación que causó. Asi que Paola, tengo suficiente para costear el aborto, por favor llévame a al hospital más cercano que realice abortos”.

Le pido amablemente y ella me mira no muy segura de lo que estoy pidiéndole.

“¿Segura?, por favor piénselo. Sé que no está en una buena situación, pero…”

La interrumpo porque veo que se ha alterado por completo.

“Paola, te libero de cualquier culpa que puedas sentir, solo me vas a llevar al hospital como si me llevaras porque me corte por accidente o porque estoy enferma”, le tranquilizo y ella no se ve nada calmada.

“Yo le dije que si había alguna necesidad, especialmente médica, podía comunicarme con el joven Di Pascuale”, menciona con desespero.

Aunque yo soy la que tiene ganas de llorar tomo control de mi misma, porque necesito que entienda.

“Él no tiene por qué saber esto. Me voy al subir al auto, la espero”, le hago saber cortando directamente la conversación, doy unos cuantos pasos hacia la puerta del asiento de atrás, la abro entro y me siento.

Veo como ella viene y se sienta en el piloto y enciende el auto sin decir palabra alguna y ahora si nos dirigimos al hospital.

Acabo de entrar al cubículo del consultorio, lo malo es que la doctora viene desde el otro lado de la ciudad así que me toca esperar.

Siento que todo está frio, y nada más con las ropas que me dio el hospital, me da aún más frío.

Aun no pude tomar del todo esta cruel decisión. Me siento mal por la vida que llevo adentro, en verdad estoy empezando a creer que luchar por mi vida y la de esta pequeña vida, no sea una mala idea, pero no sé si es la vida que quiero.

POV Niccolo Di Pascuale

´Joder, cómo me frustra ahora no poder estar al lado de Eva, últimamente he sentido como este instinto de querer pasar el mayor tiempo con ella, pero, no se si sería justo para ambos´.

Sigo sin poder procesar la pila de papeles que tengo en frente, de igual modo son para el lunes que viene porque llevo todo este tiempo preparando lo de la Junta General de Accionistas y la cena de negocios de la empresa Dreyfus.

Pero mi talón de Aquíles no me deja avanzar y más cuando se traba de que posiblemente Eva espere un hijo mío. Tan solo pensarlo y decirlo en mi mente, ´un hijo mío´, suena muy fuerte y a mis veinticuatro años ser padre puede llegar a ser complicado, pero estoy gustoso si es con ella.

Escucho como mi teléfono suena, pero, no quiero contestar porque posiblemente sea la voz de mi padre la que llegue a mi oído. No estoy dispuesto, asi que dejo que suene y suene.

´Deberías contestar, ¿Y si es Paola con alguna noticia de Eva?´.

Me pregunto y nada más al suponer el nombre de Eva me anima bastante a tomar el teléfono y contestar.

“Aló, si diga”, aclamo y detallo una respiración agitada.

“Joven Niccolo, es sobre Eva, ella…” oigo que hace una pausa nerviosa.

“Ella, probablemente quiere practicarse un aborto, ya estamos en el hospital, ella esta muy desanimada y parece no saber qué hacer. Y yo no sé nada de eso y estoy asustada, por favor dígame qué hacer, si, si, si, ¡Ella está embarazada de usted!”.

La voz quebradiza de Paola logra dejarme en shock y más con esa última afirmación.

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