La Novia Fugitiva y el Magnate Misterioso -
Capítulo 81
Capítulo 81:
No había nadie en el pasillo, por lo que Celia no necesitaba mostrarle cortesía a Alick, aunque él tuviera un cargo superior al suyo. Le quitó la mano y preguntó con frialdad: «¿Qué quieres? No tengo nada de que hablar contigo».
Él negó con la cabeza, se arrodilló de la nada y dijo con la expresión llena de remordimiento: «Celia, me he arrepentido todos los días en estos años por haber terminado contigo… Todo fue culpa de Lesly, ella me sedujo primero. En aquel momento, me engañé pensando que sentía algo por ella, pero ahora sé que me equivoqué. Nunca fui feliz estando con ella, y me di cuenta de lo buena que habías sido conmigo. Desde que te vi en ese restaurante la otra vez, no he podido dejar de pensar en ti, de recordar a diario lo felices que éramos cuando estábamos juntos, y en que no debí hacerte eso… Sé que me equivoqué, y reconozco mi error. ¿Puedes darme otra oportunidad? Te prometo que, si me la das, ¡Te cuidaré bien y no volveré a defraudarte!».
Parecía sincero mientras se disculpaba y rogaba con desesperación; sin embargo, Celia solo sintió náuseas.
Se rio secamente y dijo: «¿De qué sirve eso ahora? Nos separamos hace mucho. Ahora estoy casada y amo mucho a mi esposo, es inútil que hagas esto. No vuelvas a molestarme».
«¡Tu pobre esposo no te merece!», gritó Alick de golpe, insatisfecho por su negativa hacia él. Se compuso al sentirse orgulloso de sí mismo, y continuó: «Mira, aunque no pertenezco a una familia ilustre, al menos tengo dinero, y no me parezco en nada a tu esposo… Yo me haré cargo del negocio familiar en el futuro, mientras que es posible que él ni siquiera pueda trabajar en una gran empresa en algún momento de su vida, ¿No?».
Cuanto más hablaba, más se emocionaba. Se levantó y agarró a la muchacha por el brazo.
“Mientras vuelvas conmigo, prometo darte lo mejor. ¡Ni siquiera me importa que estés casada!».
Celia lo apartó de un empujón y respondió molesta: «Creo que deberías ir a un psiquiatra, no estás en tu sano juicio. No me molestes. ¡Si te atreves a volver a acosarme, les haré saber a todos en la compañía lo descarado que eres! No suelo dar mi brazo a torcer, así que, si tanto quieres pelear, adelante».
Dicho eso, se volteó y se fue.
Sin embargo, Alick no quiso darse por vencido. La alcanzó y la abrazó por detrás, atrapándola entre sus brazos.
Irritada, Celia se zafó del agarre, se giró y le dio una fuerte bofetada en la cara, dejándolo atónito, y con el cachete ardiendo por el golpe.
La indiferencia de la chica hacia él lo irritó tanto, que ya no pudo seguir con su actuación lamentable, y escupió: «¡Qué vergüenza! ¿De verdad te crees tan popular? No eres más que una mujer casada y usada. ¡Deberías sentirte agradecida de que esté dispuesto a aceptarte de vuelta!».
Al ser insultada de esa forma, Celia hervía en rabia, por lo que se burló y advirtió: «¡Si te atreves a acosarme de nuevo, te golpearé! Aprendí a pelear, y no me contendré.
Estoy segura de que eres consciente de ello».
Alick echaba humo por la furia mientras la miraba, y preguntó: «¿Ya olvidaste nuestro pasado juntos?».
Ella soltó la risa.
“¿El pasado?».
Celia se sintió como si hubiera escuchado el chiste más divertido del mundo, y replicó: «Mis sentimientos por ti se extinguieron hace mucho, ahora solo me da asco cuando te veo».
El otro no pudo creer lo que escuchaba, no le entraba en la cabeza que ella pudiera olvidar lo que sentía por él como si nada, así que la agarró y quiso decir más.
En ese momento, Derek caminó hacia ellos.
Percibió la tensión entre los dos, pues tenía la expresión rígida. Pasó por alto a Alick y le dijo a Celia con una sonrisa: «Celia, ¿Te gustaría que comiéramos juntos? Ya casi es hora del almuerzo, y estoy seguro de que tienes hambre».
La muchacha pensó que había encontrado una oportunidad perfecta para deshacerse del otro, así que accedió enseguida.
“Claro».
Entonces, se marchó con Derek sin siquiera voltear a ver a Alick.
No importaba lo desesperado que él estuviera, no se atrevía a ofender a Derek, así que tuvo que detenerse ahí.
Viéndolos marcharse, apretó los puños con resentimiento.
No le extrañó que ella lo rechazara de esa forma… ¡Debía estarse enredando con Derek!
¡Qué z%rra!
Apretó los dientes y maldijo en su interior.
Si hubiera sabido que Celia era este tipo de chica, se habría acostado con ella en la universidad. De haberla probado entonces, no estaría tan ansioso por tenerla ahora.
Con eso en mente, se arrepintió de nuevo y apretó los puños con más fuerza.
Debía encontrar la oportunidad para tenerla de cualquier manera. Una vez que la tuviera, le haría la vida imposible… La haría pagar por la humillación que lo hizo pasar hoy, ¡Se vengaría de esa p%rra!
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