Capítulo 61:

Celia frotó el anillo de diamantes con mucho pesar, y con una mirada perdida, pensó que un diamante tan grande debía valer mucho dinero.

Si tuviera otras opciones, ella nunca pensaría en venderlo. Sin embargo, estaba en una situación difícil en ese momento, y la verdad era que no quería molestar a Tyson con ese asunto. De venderlo, ella ya no tendría que pensar en una forma de pagar la operación de Flavia.

Aunque ese era una alianza de bodas, sinceramente significaba mucho menos para ella que la que le había dado Tyson después, así que eso le hacía sentir menos culpa.

Cabe destacar que Celia estaba segura de que la Familia Shaw no le debía haber dado algo barato. Después de todo, ellos estaban en el negocio de la joyería desde unas cuantas generaciones atrás, y su reputación en ese campo era bastante impresionante.

Y dado que ella no tenía nada más de valor, se le ocurrió eso.

Además, podría canjearlo de nuevo en cualquier momento cuando tuviera suficiente dinero; solo tenía que firmar un acuerdo con la casa de empeño.

Con tal decisión en mente, guardó el anillo en su bolso porque planeaba ir a empeñarlo al día siguiente.

De pronto notó que su celular seguía vibrando, y su primera reacción fue pensar que había pasado algo grave, así que rápidamente lo agarró para comprobar. Resultaba que tenía una docena de mensajes de Brea.

Después de leerlos, descubrió que no era algo nada importante, solo quejas.

«He trabajado todo un día usando tacones altos, y tengo los pies en carne viva. Me duelen mucho. ¡Nunca he sufrido esto en mi vida! ¡Estoy muy cansada!».

Celia enarcó las cejas. Y es que ella no esperaba esos mensajes.

Luego respondió casualmente: «No es fácil ser una estrella, ¿Verdad?».

Si bien no estaba muy interesada en la vida de Brea, ella era su jefa después de todo, y no sería bueno que ella no le respondiera.

«La verdad es que mi condición es bastante terrible en este preciso instante. ¡Un perro de la calle la debe estar pasando mejor que yo ahora!». escribió Brea en broma.

Celia no pudo evitar reírse, y se sintió un poco aliviada al descubrir que la mujer parecía ser del tipo alegre. Si era divertida, no debía ser difícil llevarse bien con ella en el trabajo.

Mientras pensaba qué responder, Brea preguntó: «¿Cuándo planeas realizar los trámites de registro en el Grupo Semshy? Estoy esperando por ti».

Ya que la mujer sacaba a relucir ese tema y Celia necesitaba dinero, pensó que era mejor trabajar para poder ganarlo lo antes posible. Entonces le respondió: «Puedo hacerlo mañana».

A pesar de eso, no hubo respuesta de Brea. Después de un rato, volvió diciendo: «De acuerdo. Te llevaré a hacer los trámites mañana a las ocho y media de la mañana».

Celia estuvo de acuerdo, y luego de darle las gracias, comenzó a buscar en internet la dirección de la casa de empeño.

En ese momento, Tyson estaba friendo el pescado, y vigilaba de cerca el fuego por temor a que se le quemara.

Un lado de la pieza estaba casi lista, así que ya era hora del otro lado. Tan pronto como le dio la vuelta, recibió una llamada de Wayne.

«Amigo, escúchame. Tu esposa estuvo en mi empresa para una entrevista hoy, y casualmente, esa mujer feroz, Brea, vino a causarnos problemas. Cece la ayudó, y como resultado, Brea parece haberse enamorado del talento de Cece en el diseño, e insistió en llevársela al Grupo Semshy. La verdad es que no tuve forma de oponerme a Brea o evitar que tu esposa lo hiciera, de modo que tuve que dejarla ir. ¿Qué piensas hacer al respecto? Si Cece decide trabajar en tu empresa, existe la posibilidad de que ustedes dos se encuentren…».

Como habló mucho, este distrajo a Tyson, quien al ver que el pescado estaba un poco quemado, frunció el ceño con insatisfacción.

Tras un gruñido, cortó la parte quemada del pescado y la tiró. Luego arrojó el pescado nuevamente a la sartén y respondió con frialdad: «Lo sabía».

«¿Oh, sí? ¿Y qué vas a hacer ahora? ¿Vas a admitirle a Cece que eres el presidente del Grupo Semshy?».

Por su tono de voz al preguntar, fue obvio que Wayne estaba un poco nervioso.

«No le contaré nada por el momento. Trataré de mantenerlo en secreto cuanto pueda».

Ante eso, Wayne le aconsejó tentativamente: «Pero Cece lo sabrá tarde o temprano. ¿No crees que es mejor confesarle todo ahora que esperar a que vayas a quedar expuesto por algún…?».

Sin dejarlo terminar, Tyson lo interrumpió con decisión.

“Aún no es el momento adecuado».

Luego de un suspiro de frustración, el otro no pudo evitar preguntar: «Amigo, ¿Por qué no quieres decirle la verdad? Creo que es una persona agradable y honesta. ¿Es porque tienes miedo de que una vez que sepa la verdad, se vuelva una interesada? Has estado fingiendo ser un tipo enfermo, débil y feo todos estos años, y no le agradas a la Familia Shaw. ¿De qué te sirve eso? Ni siquiera yo puedo soportar escuchar los chismes y rumores que circulan a tu alrededor. Todos siempre quieren mostrar su mejor lado mientras tú haces lo contrario. La verdad es que no lo entiendo. Quiero decir, ¿Por qué finges ser débil y feo?».

Irritado por el sinfín de preguntas seguidas, Tyson dijo: «¿Por qué preguntas tanto? Ya basta».

¿Acaso alguien actuaría así por diversión? ¡Él no tenía más remedio que fingir ser débil y feo si quería vivir! Wayne no vivía bajo la sombra de los Shaw, y era por eso que no entendía la situación de su amigo.

Después de un largo suspiro, lo regañó con rencor: «Siempre eres tan misterioso y tienes una mente tan complicada y profunda que ni siquiera yo, tu amigo de la infancia, puedo entenderte. En lugar de sufrir todo solo, ¿Por qué no me dices qué es lo que te molesta?».

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