Capítulo 34:

Alita miró la estilizada altura y contextura de Tyson con asombro, y tras exhalar, le dijo a Celia: «Tu esposo tiene tan buena figura que incluso es comparable con un modelo internacional. Si tan solo no estuviera desfigurado, ¡Sería un hombre perfecto por completo!».

Obviamente Celia entendía exactamente lo que su amiga decía ya que el hombre también había atraído sus ojos, pero encogiéndose de hombros, respondió con sinceridad desde el fondo de su corazón: «A mí no me importa si es guapo o feo. Lo bueno es que nos entendemos y nos apoyamos mutuamente».

Con una risa, la otra no pudo evitar bromear: «Has cambiado por completo. ¿Antes no valorabas más la apariencia y el atractivo de la gente? Fue por eso que te enamoraste de Alick en aquel entonces».

Ni bien Tyson vio que las dos chicas se acercaban, sacó una sombrilla del auto para proteger a Celia del calor, así como también agarró un pañuelo para secarle el sudor de la frente.

Alita le dio a Celia una mirada de complicidad y susurró: «Tu esposo es muy bueno contigo. Te envidio. Siempre planeé estar soltera por el resto de mi vida, pero al verte ahora, quiero encontrar a alguien de quien enamorarme».

La otra se sintió un poco avergonzada, pero al mismo tiempo, experimentó una sensación de orgullo. De inmediato, bromeó: «¿No es fácil para ti encontrar novio? En una empresa tan grande como la tuya, puedes toparte casualmente con una gran estrella y tener una relación con él».

Infelizmente, Alita chasqueó la lengua y se quejó, «No tengo tanta suerte».

Luego de abrir la puerta para Celia y una vez que la vio bien sentada, Tyson se inclinó para abrocharle el cinturón de seguridad como todo un caballero.

De pie fuera del auto, la otra mujer se despidió de su amiga con una sonrisa en su rostro, y dijo con picardía: «Yo soy muy perceptiva, y la verdad es que no quiero molestarlos pidiéndoles que me lleven, así que disfruten su tiempo a solas, ¿De acuerdo?».

Dicho eso, ella no esperó a que Celia respondiera sino que enseguida se dio la vuelta y detuvo un taxi.

Apenas esta se subió, Celia le preguntó a Tyson: «¿Por qué pagaste la cuenta por nosotras? Yo tenía suficiente dinero. Además, no tienes que pagar todo por mí».

Acariciándole la cabeza suavemente, él le explicó: «Quiero hacerme cargo de tus gastos. De esa forma incluso podrías aprovechar de ahorrar tu dinero. Ahora estamos casados, y siento que es mi deber mantenernos a ambos».

Al pensar en lo considerado que era Tyson, Celia sintió calor en su corazón.

«Oye, ten». Antes de encender el auto, él le entregó una tarjeta bancaria.

«Esta es la tarjeta de mi cuenta nómina. Todo lo que yo gane repartiendo comida para llevar y con el servicio de transporte de vehículos será transferido allí, y quiero que lo guardes por mí. Puede sacar dinero de ella en cualquier momento, y aunque no sea mucho, debería ser utilizable».

Vacilante, Celia no la tomó, en cambio, empujó su mano ligeramente y dijo: «Quédatela tú. Tú también necesitas dinero».

Sujetándola por los hombros con ambas manos, él la obligó a mirarlo de frente, y había severidad en su rostro.

Entonces comenzó a expresar sus sentimientos muy en serio.

“Dicen que la mujer debería administrar el salario de su esposo, pero yo no hago esto por cumplir con estándares, yo quiero que sea así porque me complace darte todo».

A pesar de eso, Celia creía que no debía aceptarlo.

“No. Oye, yo conozco tus sentimientos, y eres muy bueno conmigo, pero de veras no necesitas hacer esto».

Al ver que ella no quería aceptar la tarjeta, Tyson decidió cambiar su método poniendo una expresión triste mientras bajaba la cabeza, y luego dijo en un tono ligeramente ofendido: «Cece, ¿No quieres aceptar esto porque crees que es muy poco? Todo es mi culpa. Soy demasiado pobre para darte una vida sin preocupaciones».

Con eso, espió disimuladamente la reacción de la mujer, y tal y como lo esperaba, ella parecía estar en conflicto.

“Eso no fue lo que quise decir. No pienses demasiado las cosas. Ugh, está bien, la recibiré».

Finalmente ella suspiró y agarró la tarjeta bancaria. Al ver la expresión de alegría de Tyson, su corazón se sintió cálido una vez más por el gesto. De ahora en adelante, ella apreciaría más a Tyson.

Después de bajarse del auto, ambos entraron a su casa tomados de la mano. Celia le contó a Tyson que al día siguiente tenía una entrevista, y él obviamente estuvo muy feliz por ella, de modo que ofreció: «Entonces yo cocinaré esta noche. Deseo que te vaya muy bien mañana en la entrevista».

Mirando en la mesa los platos que habían sido preparados por su esposo, ella se preguntó cómo sabrían.

A pesar de que las preparaciones no estaban muy presentables, podrían saber bastante bien.

Pensando en eso, le dio una breve mirada al hombre. Algunas cosas simplemente no podían ser juzgadas por su apariencia, pues por ejemplo, aunque él estaba desfigurado, era una muy buena persona por dentro.

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