La Novia Fugitiva y el Magnate Misterioso -
Capítulo 31
Capítulo 31:
Viendo lo aturdida que estaba, Tyson sintió la necesidad de volver a bromear con ella, y envolviéndole la esbelta cintura con su brazo, la atrajo cerca de él.
«¿En qué estás pensando, Cece?», preguntó con una risita.
Haciendo todo lo posible por no pensar en la aventura de una noche, la mente de la mujer iba a mil por hora pensando desesperadamente en una excusa.
«Yo…».
Eventualmente se le ocurrió una buena, pero justo cuando estaba a punto de decirla, levantó la vista y se encontró con la mirada encantadora de su esposo.
“Estaba pensando en lo atractivo que te ves cuando sonríes», soltó.
La incredulidad brilló en los ojos de Tyson.
“¿Acaso no sabes que quedé desfigurado a causa de un accidente automovilístico?».
En respuesta, Celia asintió y dijo: «Lo sé, pero no creo que eso importe. De hecho, la verdad es que no me importa. Para mí, la apariencia es simplemente algo superficial, y creo lo más importante es lo que siento por ti».
Una vez que las palabras salieron de sus labios, una voz en su corazón la animó a quitarle la máscara, así que con curiosidad y anticipación, comenzó a acercar la mano hacia él.
Para tranquilizarlo, le dijo en voz suave: «La verdad es que he querido decirte esto durante mucho tiempo. No necesitas usar una máscara frente a mí, ¿Sabes? No tengo miedo, y no me importa cómo luzcas, yo…».
No obstante, antes de que ella pudiera terminar de hablar, él le agarró suavemente la mano y le impidió tocarle la máscara a pesar de que sus palabras lo habían conmovido.
A él no le importaba contarle todo a Celia, pero creía que aún no era el momento adecuado. Él no podía dejar que supiera la verdad todavía, pues ya había jurado venganza en su corazón.
¡Definitivamente nunca olvidaría cómo murió su madre! Él ya sabía que su hermano, Mack, era quien había planificado y ordenado el accidente automovilístico. De hecho él había estado reuniendo las pruebas a lo largo de los años.
Teniendo eso en cuenta, no le quedaba más remedio que ocultar su secreto hasta el día en que finalmente pudiera vengarse de los Shaw, y disculpándose en su interior, se prometió a sí mismo que le confesaría todo a Celia cuando fuera el momento adecuado. Si ella se enojaba, él simplemente la convencería y la dejaría hacerle lo que quisiera hasta que se calmara.
Cuando Celia sintió su cálida mano envolviendo la suya, supo que se trataba de una negativa indirecta de él respecto a mostrarle su rostro; era obvio que debía haber una razón por la que él estaba reacio a quitarse la máscara ahora.
Sin insistir, ella solo abrió los brazos para envolverlo en un fuerte abrazo.
«Está bien. Sé que tú mismo te quitarás la máscara algún día. Yo te esperaré sin importar cuánto tiempo te tome».
Tyson nunca antes había sentido su corazón latir tan rápido, y abrumado por la emoción, sus ojos brillaron con amor mientras abrazaba a Celia con fuerza.
“Está bien», dijo en voz baja y con una mirada solemne.
Ella aferró su cuerpo al suyo, y sus latidos comenzaron a aumentar el ritmo.
Ambos podían sentir el amor que tenían el uno por el otro, y mirándose afectuosamente tan cerca que sus respiraciones se entrelazaban, estaban más que listos para dar el siguiente paso con naturalidad.
Tyson se inclinó y besó la frente de Celia para luego moverse lentamente hacia abajo.
Ella estaba a punto de responder a su movimiento cuando el ambiente se vio interrumpido repentinamente por el sonido de un celular.
Sonrojada, ella se soltó de los brazos de él, se sacó el celular del bolsillo y fue a contestar la llamada.
Se trataba de Alita Dawson. Esta trabajaba como asistente de celebridades en una compañía de entretenimiento, por lo que a menudo estaba ocupada, pero le pedía a Celia que se vieran un rato cuando tenía tiempo libre.
«Cariño, hoy no pude encontrarte en tu trabajo, y tu jefa dijo que la empresa era un desastre. ¿Qué sucedió?».
«Me casé y renuncié, Alita», explicó Celia impotente.
La voz de la otra estaba llena de sorpresa cuando exclamó: «¡Oh, Dios mío! ¿Cómo pasó eso? Veámonos y hablemos. ¡Te esperaré en el Café Península!».
Tras colgar, Celia miró a Tyson con expresión de disculpa.
“Mi mejor amiga quiere verme, así que iré a reunirme con ella».
Él ya había calmado sus sentimientos, y al escuchar eso, fue a agarrar la llave del auto, la cual estaba sobre la mesa.
“Te llevo».
De inmediato, ella agitó la mano rápidamente.
“No es necesario. No te sientes bien, así que deberías quedarte a descansar en casa».
Sin decir nada, Tyson la jaló por la mano y la llevó fuera de la casa hasta meterla al asiento del pasajero.
“Puede que no me sienta bien, pero no estoy tan enfermo como para no poder levantarme de la cama. De ahora en adelante, yo mismo te llevaré a donde quieras ir, cariño».
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