La Novia Fugitiva y el Magnate Misterioso
Capítulo 30

Capítulo 30:

Wayne, a juicio de Tyson, era un completo imbécil, porque olvidó lo que le dijo en tan poco tiempo. Le pidió que recordara que no era más que un hombre pobre a ojos de Celia, ¿Cómo pudo olvidarlo?

Él enseguida volteó hacia Celia y le dijo: «Este es un anillo de diamantes falsos, por lo que no es tan caro como el original. Lo compré solo para hacerte feliz».

Ella volvió a sonreír después de escuchar esto, disipando sus temores.

“Me asustaste, tenía la impresión de que habías gastado mucho dinero en él, porque no tenemos mucho. Ese sería un gasto inútil».

Wayne abrió los ojos como platos al darse cuenta de que casi arruinaba todo.

Se había comprometido a actuar frente a Celia para Tyson solo unos minutos antes, pero estuvo a punto de meter la pata.

Pudo sentir los ojos amenazantes del otro sin levantar la cabeza, y se explicó con rapidez: «Me equivoqué. Tyson fue expulsado hace mucho de la Familia Shaw, y el dinero que ha ganado apenas es suficiente para mantenerlo a flote, ¿Cómo podría comprar un diamante rosa de Graff en esas circunstancias?».

El rostro del otro chico ensombreció más.

“Si no sabes qué decir, cállate», espetó.

Fue un error pedirle a Wayne que actuara.

Este, como le pidieron, guardó silencio, y pensó que lo mejor sería salir de allí lo más rápido posible para que su amigo no lo culpara de nada más adelante.

«Bueno, amigos, ya me voy».

Dirigió a su amigo una mirada afligida antes de marcharse, como si fuera una amargada mujer abandonada.

«El Señor Evans es muy gracioso», comentó Celia, sin poder evitar reírse.

Tyson suavizó su expresión, miró a su esposa y respondió: «Así es, es un cabeza de chorlito».

Celia no pudo evitar reírse.

«Acompañemos al Señor Evans hasta la puerta. Nos invitó a almorzar hoy, e incluso nos llevó a casa. Nos ha ayudado mucho».

Sin dudarlo, se abrazó al brazo de su esposo y soltó: «Lo acompañamos a la salida». Él no tenía intención de rechazarla, así que contestó enseguida: «Claro».

Con una sacudida de cabeza, Wayne expresó su descontento con la situación, pero, en lo único en lo que podía pensar ahora era en salir de aquí lo antes posible, así que caminó a la puerta. Los diversos platos sobre la mesa llamaron su atención cuando entró en el comedor.

Estaba claro que el chef se esforzó mucho en la presentación de la comida; sin embargo, el resultado no fue perfecto. Nadie sabía qué era uno de ellos, ya que se veía negro.

Él creería que era carbón quemado si no estuviese puesto en un plato sobre la mesa.

«¿Qué es esto?».

Wayne se quedó un poco embobado.

Celia miró los platos y señaló: «Debe ser el almuerzo que hizo Tyson. Quería esperar a que yo volviera para almorzar, pero comimos en el restaurante».

Aunque era la primera vez que veía una comida con tan mala pinta, sonrió y dijo: «Comeré eso esta noche. No puedo tirar la comida que tanto le costó preparar».

Tyson volvió a reírse, sintiendo el corazón caliente.

Wayne se pellizcó con fuerza al ver la sonrisa de su amigo, y le dolió.

¡Así no estaba soñando y acababa de presenciar un milagro!

¡Ese hombre nunca había sonreído frente a él!

«Ni siquiera los perros comen esas cosas», comentó con asco mientras volvía a mirar la comida en la mesa, «¿Cómo puede saber cocinar un tipo como tú?», inquirió y lo miró.

«Vete de aquí ahora mismo», dijo Tyson cuando no pudo aguantar más.

Con rostro confiado, Wayne respondió: «Bien».

Se tropezó después de decir eso.

Celia no participaba en la riña, pero le divertía el diálogo entre los dos.

Dio un largo suspiro, y murmuró: «Él es bastante adorable».

El rostro de Tyson se oscureció de nuevo, y su cuerpo estalló en celos.

“¿De verdad lo crees?», inquirió.

Celia lo abrazó por el cuello al reconocer el sentimiento.

“Claro que mi esposo es el más adorable», agregó con una sonrisa encantadora.

El muchacho soltó una risilla extrañamente atractiva, dejando a su esposa desconcertada, pues los recuerdos de su aventura de una noche la invadieron, y se sintió abrumada.

¿Estaba condenada a pasar el resto de su vida ante la sombra de ese hombre? ¡Oh, no! ¿Por qué se le vino de nuevo a la mente?

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