La Novia Fugitiva y el Magnate Misterioso -
Capítulo 214
Capítulo 214:
Wayne se paralizó cuando escuchó las palabras de la actriz. Luego de volver en sí, él se dio la vuelta y dio una explicación: «Flavia malinterpretó las cosas. Parece que ella cree que estoy enamorado de ti. No deberías tomártelo en serio».
«Está bien», dijo Brea, quien de repente miró al hombre a los ojos y le volvió a preguntar: «¿Qué pudo incentivar a Flavia a llegar a esa conclusión? ¿No será que realmente sí estás enamorado de mí en secreto?».
«¿Qué?», la pregunta tomó por sorpresa a Wayne.
Poniendo los ojos en blanco, él espetó: «¿Por qué crees que a todo el mundo le gustas? Es la primera vez que me encuentro con alguien más narcisista que yo. Debo reconocer que es bastante sorprendente».
Como Brea siempre había sido consciente de su propio atractivo y era una de las cosas que más apreciaba, no se molestó ante las declaraciones de Wayne.
Ella simplemente resopló y dijo: «Sabes que es verdad que estás enamorado de mí, pero te niegas a reconocerlo. Mejor mantente alejado de mí. Eso es lo más conveniente para los dos, después de todo, somos enemigos jurados y no hay ninguna posibilidad de que terminemos juntos».
Wayne frunció el ceño y miró a la actriz directo a los ojos antes de pronunciar: «Señorita Duffy, no te preocupes por eso. Para serle franco, ¡No me importas! De todas las mujeres con las que me he topado a lo largo de mi vida, eres la más hermosa y fascinante, pero al mismo tiempo, no percibo nada extraordinario en ti.
Para mí, las apariencias son irrelevantes».
Aunque él halagó a Brea de forma disimulada, esta última no pudo evitar responderle: «¡Pero qué grata coincidencia! De todas los otros hombres adinerados que conozco, tú destacas como el más rico y hermoso».
Después de intercambiar miradas llenas de perplejidad, los dos se echaron a reír.
Brea lanzó unas cuantas oraciones más hacia su enemigo antes de decir: «Ya debo irme. Esta noche necesito atender un asunto muy importante. Que te diviertas».
Wayne se acercó a la mujer y le preguntó: «¿Planeas irte sola? ¿Dónde están tu agente y tu asistente?».
Volviendo el rostro hacia otro lado para evitar mirar a su enemigo, la actriz comentó: «No tienes idea de lo molesto que eres. ¡Demasiado curioso! ¡No tienes derecho a saber nada acerca de mí!».
Sintiéndose bastante molesta, Brea se marchó sin decir más.
No hace mucho, uno de sus detractores le envió una urna para cenizas; esto la asustó y molestó tanto que no le pidió a su asistente ni a su agente que la acompañaran al hospital. Ella necesitaba algo de privacidad para aclarar la mente.
Era evidente que había algo que molestaba a la actriz y que no quería compartir con Wayen.
«Eres bastante terca», dejando escapar un suspiro, el hombre preguntó: «¿De verdad quieres irte sola? Puedo llevarte si me lo permites. Quiero actuar como un caballero, así que estoy dispuesto a darte un aventón a pesar de que no tengo muchas ganas de hacerlo».
Brea miró a su enemigo de pies a cabeza con desdén. Luego, ella dijo con tono lleno de desprecio: «Sé llegar a casa sola. Creo que mejor llamaré a un taxi».
Acto seguido, comenzó a caminar por el pasillo a toda prisa.
A Wayne no le hacía feliz la idea de llevar a Brea de regreso a casa, pero cuando miró por la ventana y descubrió que afuera ya estaba mucho más oscuro, pensó que tal vez ella correría peligro si se iba sola.
Si eso no fuera suficiente, se trataba de una dama muy atractiva, por lo que llamaría la atención de cualquier sujeto que la viera en la calle.
Después de analizarlo y concluir de que Brea era demasiado obstinada como para aceptar su ayuda, él decidió seguirla a escondidas; aunque no la llevara de vuelta, solo necesitaba verla ingresar al taxi para asegurarse de que llegaría a casa sana y salva.
Con esto en mente, Wayne se movió sigilosamente detrás de ella.
Brea, por su parte, no tenía idea de que alguien la venía siguiendo. En cuanto salió del hospital, tomó su teléfono para llamar un taxi; la mujer no vio ningún vehículo cerca, y no sabía si era porque se encontraba en una zona relativamente aislada o porque ya era muy noche.
Justo cuando la actriz se debatía entre contactar o no a su asistente para que la recogiera, tres tipos salieron por la puerta del hospital con un enorme tanque de gasolina entre sus manos.
Sobresaltada, Brea retrocedió unos cuantos pasos de manera instintiva.
«¿Se puede saber qué es lo que quieren?».
Los sujetos no respondieron a la pregunta y, en cambio, se acercaron más a ella.
Cuando Brea volvió a abrir la boca para hablar, los hombres alzaron el tanque de gasolina y lo apuntaron directo hacia su hermoso rostro.
Uno de los sujetos esbozó una sonrisa retorcida mientras pronunciaba hostilmente:
«¡Maldita p%rra, vete al infierno!».
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