Capítulo 213:

De forma inesperada, un extraño sentimiento surgió desde el corazón de Brea, algo que sucedió justo cuando su mano fue tomada por Wayne; ella incluso sintió cómo su rostro se calentaba en exceso.

La actriz no pudo evitar recordar el beso que anteriormente le dio al hombre por accidente. De repente, Brea volvió a sentir la calidez de los labios de Wayne; al parecer, eran tan calientes como la mano que ahora sostenía la suya.

Por alguna razón, la mujer comenzó a fantasear e imaginó esos labios besando el dorso de su mano, pero casi de inmediato sacudió violentamente la cabeza para deshacerse de esas ideas. ¡Debía estar loca como para fantasear con algo así!

Brea de inmediato se regañó internamente.

¿Por qué su mente había formado esas imágenes tan extrañas y con Wayne como protagonista? ¡Él seguía siendo su enemigo jurado!

«Anda, ven aquí y toma asiento», Wayne no se dio cuenta del conflicto interno que abrumaba a la mujer, y en cambio, simplemente tiró de ella para que se sentara en un banco del pasillo del hospital, esto con la finalidad de untarle un poco de pomada en sus heridas.

Sin embargo, cuando estaba a punto de comenzar con la aplicación, Brea de repente retiró la mano y preguntó alterada: «¿Qué crees que estás haciendo?».

Tomado por sorpresa, Wayne parpadeó y luego respondió con un tono despreocupado: «Es obvio que voy a aplicarte la medicina de la que te hablé. ¿Qué otra cosa crees que haría?».

Brea se mordió el labio antes de cuestionar las intenciones del hombre: «¿Acaso pretendes aprovecharte de la situación para tocarme? ¿Crees que puedes tomar mi mano cada vez que te dé la gana? Recuerda que mis manos están aseguradas por un millón de dólares. ¿Cómo te atreves a tocarme sin mi autorización?».

Wayne estaba realmente confundido, pero aun así fue capaz de reunir toda su paciencia e intentó explicar: «Creo que estás malinterpretando las cosas. No estoy interesado en ti de alguna manera romántica. Solo quiero ayudarte a aplicar un poco de medicina. Además, estamos en un hospital. Si realmente sintiera algo por ti, ¿Crees que actuaría inapropiadamente en público?».

Una vez dicho esto, el hombre volvió a tomar la mano de Brea y untó la pomada sobre sus heridas utilizando la punta de los dedos; él esparció la medicina a lo largo de todos los rasguños.

Todo el cuerpo de Brea se sentía incómodo, ya que las yemas de los dedos de Wayne tenían una temperatura inusualmente alta; era como si tuvieran el poder de hacerla arder por dentro.

La actriz reunió todas sus fuerzas en un intento por retirar la mano, pero el agarre de Wayne era bastante firme a pesar de que la estaba tomando con cuidado.

«¿Te lastimé?», preguntó el hombre con un tono preocupado después de aplicar la medicina y cerrar la tapa de la pomada.

El rostro de Brea ya estaba bastante sonrojado, pero el tono de preocupación con el que habló su enemigo jurado hizo que el corazón de la actriz latiera más rápido que nunca.

Haciendo todo lo posible por reprimir esa extraña sensación, ella lo fulminó con la mirada mientras le decía bruscamente: «No, no sentí ninguna clase de dolor, ¡Pero jamás te perdonaré por haber tocado mis manos!».

Para sorpresa de Brea, Wayne se mantuvo tranquilo, y en lugar de discutir con ella, simplemente volvió a untar el ungüento y le dijo: «Debes aplicarte esta medicina con regularidad. Recuerda hacerlo todos los días, una vez por la mañana y una por la noche. Tus heridas deberían sanar por completo en cuestión de días. Te prometo que no te quedará ninguna cicatriz».

A Brea le indignó el hecho de que su enemigo no quisiera pelear con ella; parecía que era la única que estaba buscando generar problemas. Sintiéndose mal, ella tomó la pomada y la metió en su bolso de mala gana.

«No esperaba que tuvieras un poco de modales, tal como debería ser un caballero». Brea miró de reojo a Wayne cuando terminó de hablar; fue ahí cuando notó que también había varias marcas en el rostro del hombre.

Al principio se veían como simples rasguños, por lo que no eran tan evidentes, pero ahora que se habían inflamado, la actriz sintió que eran mucho más graves que las suyas. Además, las heridas en el rostro eran más importantes comparadas con las recibidas en otras zonas del cuerpo.

De repente, Brea sintió un poco de lástima; aunque era consciente de que quizás reaccionó de forma exagerada cuando pelearon, todavía le resultaba difícil expresar su preocupación por el hombre que tenía enfrente. Con esto en mente, ella solo preguntó con frialdad: «¿Y cómo están las heridas en tu rostro? ¿Necesitas que te ayude a aplicarles un poco de pomada?».

La repentina muestra de preocupación dejó atónito a Wayne por un instante, pero casi de inmediato esbozó una sonrisa pícara antes de hablar: «¿Quieres aprovechar esta oportunidad para tocar mi hermoso rostro con la excusa de aplicar ungüento? Vaya que ustedes las mujeres son realmente astutas. Parece que son capaces de lo que sea con tal de conquistarme».

Brea lucía horrorizada en el momento en que respondió con molestia: «¿Insinúas que yo quiero cortejarte? Para empezar, ¡Exijo que expliques qué clase de tonterías les dijiste a Cece y Flavia! ¿Por qué de repente ellas están tratando de emparejarnos?», Brea tenía muchas ganas de lanzarle unos cuantos insultos más, pero después de pensarlo bien se dio cuenta de que eso solo avivaría el conflicto. Además, no quería que volvieran a odiarse a muerte, ya que un momento de paz y tranquilidad era raro que sucediera cuando los dos estaban juntos.

La actriz esperó un buen rato la respuesta que exigía, pero el hombre no mostraba signos de querer dar una explicación. Sintiéndose avergonzada e irritada, ella apretó los dientes y dijo: «Olvídalo. No es conveniente confiar en una persona que seguramente es demasiado desvergonzada. En fin, más vale que mantengas cerrada tu boca fastidiosa para evitar malentendidos, ¡No sabemos qué clase de tonterías se te pueden ocurrir!».

Tal como se esperaba, Wayne estuvo a punto de explicar que no dijo nada, pero los comentarios de la actriz casi lo orillan a replicar con un insulto. Sin embargo, él se detuvo cuando vio que las mejillas rojas de la mujer se encontraban ligeramente abultadas como resultado de la ira. Sin previo aviso, el corazón de Wayne comenzó a latir alocadamente.

Olvidando por completo lo que estaba a punto de decir, el hombre no pudo evitar halagar a su supuesta enemiga: «No tienes idea de lo adorable que te ves cuando te enojas».

Brea no esperaba que él respondiera con un cumplido. El rostro de la actriz se puso aún más rojo mientras lo insultaba: «¡Eres un idiota! ¡Estás diciendo puras tonterías!».

Wayne no se dio cuenta de lo nerviosa que estaba la mujer; lo único que podía pensar era que, para evitar otra pelea, primero tenía que admitir la derrota.

“Está bien, ya no te molestaré. Y no te preocupes por mi cara, puedo aplicarme la pomada sin ayuda».

Dicho esto, él se puso de pie y arregló su ropa, listo para irse.

No obstante, Brea aún no obtenía su respuesta y no fue capaz de contener su curiosidad, por lo que volvió a preguntar: «¿Qué le dijiste a Flavia? ¡Aún no me lo has explicado! ¿Por qué nos dijo que debemos apreciarnos mutuamente? ¡Lo hizo sonar como si estuviéramos saliendo! ¿Qué la hizo pensar de esa manera?».

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