La Novia Fugitiva y el Magnate Misterioso -
Capítulo 163
Capítulo 163:
Brea le entregó enseguida el vestido a Celia sin dudarlo.
«Cece, ya déjalo, no te molestes en investigar. Tampoco es que me falte dinero, ¿Sí? Le pediré a Foley que le diga al cliente que compraremos el vestido para suavizar las cosas».
Pero Celia tenía otra cosa en mente, por lo que contestó: «Brea, Eileen tiene razón en algo: sin importar cuán rica seas, no puedes pagar los errores de otra persona. Eres una buena amiga, pero no puedo dejar que cargues con la culpa. Debo averiguar quién echó a perder el vestido».
Brea rara vez vio a Celia tan seria y, al darse cuenta de que hacía esto por su propio bien, se conmovió, y no pudo evitar admirar la valentía ajena.
Sin embargo, Eileen no se tomó en serio sus palabras, pues tan solo esperaba verla hacer el ridículo. Resopló con frialdad y dijo: «Quiero ver cómo investigas. Solo te avergonzarás a ti misma si no encuentras nada».
Varias estilistas a las que les desagradaba Celia también se burlaron de ella.
«¿Qué puede averiguar? Creo que ni siquiera sabe cómo nos llamamos».
«Todavía es joven, pero ya es muy presumida. Se cree la gran cosa porque Brea la respalda».
«Quizás ella es la que dañó el vestido, y con esto solo quiere que veamos a otro lado».
Se echaron a reír como locas. A Brea le molestaron sus palabras, así que frunció el cejo y espetó: «¡Cállense todas y ya dejen de molestar a Cece!».
Solo entonces se cerraron el pico de mala gana.
Pero a Celia no le afectaron esas palabras. Ella dejó el vestido arruinado sobre la mesa, y se puso a detallar el agujero que tenía.
Al cabo de un rato, sonrió, porque encontró el problema.
«Ahora lo veo. Mira el corte de este agujero, es muy limpio. Es evidente que no se rompió por accidente. Alguien lo hizo con una herramienta bien afilada».
Los ojos de Eileen brillaron, y se mostró un poco culpable, aunque se calmó al instante. Reviró los ojos y se burló: «¿Eso es lo que has encontrado después de mirarlo por tanto tiempo? Hasta un idiota puede decir lo cortaron con tijeras».
Ella no se dio cuenta de que había dicho algo incorrecto, pero Celia sí.
La joven sonrió y dijo: «¿Cómo sabes que fue cortado con tijeras? Solo dije que el agujero fue hecho con una herramienta afilada. ¿No suenan tus palabras como una confesión?».
Observó con atención los cambios en la expresión de Eileen, y le fue claro que ella se sentía culpable. La otra evitó hacer contacto visual con ella, pero siguió fingiendo estar tranquila.
«¿Y qué?». Respiró hondo, levantó la cabeza y continuó con confianza: «Soy una profesional. ¿Qué hay de raro en que sea capaz de identificar la herramienta utilizada para dañarlo? ¿No te percataste a simple vista que era un agujero hecho con una herramienta afilada?».
«Sí, pero no dije específicamente que fuera una tijera». Mientras Celia hablaba, su mirada se volvió más penetrante, como si quisiera ver a través del disfraz de la otra.
«¿No puedo adivinar?», preguntó Eileen con obstinación, «Además, todo el mundo en este negocio sabe que solo unas tijeras pueden hacer un corte tan limpio. Si ni siquiera puedes verlo, entonces podemos afirmar que eres una incompetente».
Celia sonrió y dijo: «De acuerdo, entonces te haré caso, y supondré que la herramienta afilada que arruinó este vestido fueron unas tijeras».
Miró a la multitud y añadió: «Así que, ahora que el foco está en las tijeras, registremos a todos los presentes para ver quién trajo unas. Primero, reduciremos la lista de sospechosos, y luego, tras ir descartando, encontraremos al culpable».
La muchacha se acercó a Eileen, la miró y cuestionó: «¿Te atreves a dejarme registrar tu ropa?».
.
.
.
Si encuentras algún error (contenido no estándar, redirecciones de anuncios, enlaces rotos, etc.), por favor avísanos para que podamos solucionarlo lo antes posible.
Reportar