La Novia Fugitiva y el Magnate Misterioso -
Capítulo 138
Capítulo 138:
Sin hacer ninguna pregunta, Emmitt simplemente obedeció.
“Sí, señor».
En caso de que Celia tuviera algunas dudas, Tyson no olvidó decirle: «Recuerda dárselo a ella a nombre de Brea. No lo arruines».
Emmitt asintió, «Entendido».
Cuando estaba a punto de irse a hacer su trabajo, Tyson lo detuvo y agregó: «Oh, y cómprale algunos postres también».
Sabiendo cuánto le gustaban a su esposa los dulces, imaginó que si ella pudiera comerlos mientras tuviese que hacer horas extras, de seguro se pondría muy feliz.
«Lo haré, señor».
Después de asegurarse de que el hombre no tuviera nada más que decir, Emmitt se dio la vuelta y se fue.
Tyson le envió otro mensaje a Brea, temiendo que su mentira fuera expuesta. Como ya él había enviado a alguien a llevarle algo a Celia, Brea no tenía que encargarse de ello.
«No es necesario que tu asistente haga lo que te pedí hace un momento; ya envié a alguien».
Después de un rato, esta respondió: «Señor Reyes, estaba ocupada filmando y por eso acabo de ver tu mensaje. Ya que te ocupaste de eso, no lo haré».
Aunque lo leyó, él no se molestó en responder, y tal vez Brea ya no tenía nada que hacer porque a partir de ese momento básicamente comenzó a molestarlo. Al ver que él no respondió, ella le envió otro mensaje.
«Señor Reyes, la verdad es que desde hace tiempo que quería preguntarte… quizás estás enamorado de Cece, ¿No crees? ¿Podría ser por eso que te preocupas tanto por ella? Tengo curiosidad».
Si bien Tyson leyó eso, siguió sin responder.
No obstante, la mujer no se rindió y continuó enviándole mensajes.
«Supongo que también sabes que Cece tiene marido, así que no creo que sea una buena idea que te intereses por ella. Si te gustan las chicas como ella, ¿Qué tal si te ayudo a encontrar otra de su tipo?».
Tyson no esperaba que alguien, que por lo general no era muy perceptiva y tenía la reputación de hacer las cosas a su manera fuera adecuado o no, tuviera moral.
Sin embargo, no tomó sus palabras en serio, ya que él era el marido de Celia.
¿Acaso había algún problema con que le gustara su propia esposa?
Para no ser bombardeado por más mensajes, respondió con frialdad: «¿Ya no quieres seguir en el medio? ¡Basta de decir tonterías! Vuelve a tu trabajo».
Ya que Brea se asustaba fácilmente, se limitó a responder: «¡Te prometo que no diré nada más! ¡No me entrometeré incluso si quieras robarle la esposa a otra persona! ¡No vi nada, ni oí nada!».
Tyson no se molestaría en explicarle, por lo que simplemente no respondió más. En cambio, se puso a ver las cámaras de vigilancia del departamento de diseño para ver cómo estaba Celia.
El Grupo Semshy no estaba muy a favor del trabajo de horas extras, y excepto el departamento de artes escénicas que ocasionalmente tenía horarios de trabajo irregulares, la gente de otros departamentos rara vez trabajaba más allá de su horario laboral.
Cuando llegó la hora de salida, todos los empleados del departamento de diseño salieron uno tras otro, y solo Celia permaneció sentada mientras continuaba trabajando diligentemente.
Tyson la miró en la pantalla y sonrió amablemente.
Era como si él pudiera sentir la pasión de la mujer por su trabajo a través del video de vigilancia.
Después de observarla cariñosamente por un rato, él solo cerró la transmisión con una sonrisa y continuó con su propio trabajo.
Por su parte, Celia levantó su celular del escritorio y estaba a punto de pedir comida para llevar cuando de repente pensó en Flavia, así que quiso llamarla primero para preguntarle cómo estaba.
La anciana le contó la experiencia que había tenido en los últimos días antes de decir amablemente: «Cece, no te preocupes por mí todo el tiempo; estas personas me cuidan bien. De hecho, nunca he experimentado tal trato en mi vida. ¡Siento que debe ser una pérdida de demasiado dinero! Tú y Tyson trabajan muy duro, y me siento inquieta al saber que gastan tanto en mí».
Celia se apresuró a refutar, «No, no. No te preocupes. El amigo de Tyson, Wayne, cuya familia es rica, contrató a los cuidadores, y su tío es el dueño del hospital en el que estás, así que realmente no tenemos que gastar tanto».
Ante eso, Flavia dijo ansiosamente: «No me mientas».
«¡Te juro que es la verdad! Puedes preguntarle a Tyson».
Algo más tranquila, la anciana dijo: «Bueno, está bien. Pero no gasten demasiado dinero en mí. Una vez que me recupere, tengo que agradecerle al amigo de Tyson por cuidarme tan bien. La verdad es que no sé cómo pagar su amabilidad».
«No te preocupes; yo te ayudaré con eso. Después de la operación, invitaremos a Wayne a cenar para agradecerle, ¿De acuerdo?».
Flavia sonaba ahora muy feliz, y tras acceder, le recordó varias veces a Celia que se cuidara bien. Acto seguido, colgó y se dejó masajear por una de las cuidadoras.
Celia dejó su celular con una sonrisa y se puso a pensar en cómo agradecerle a Wayne.
No había pasado mucho tiempo desde que se conocieron, pero ella sentía que ya le había causado problemas muchas veces, y definitivamente tenía que retribuirle.
Mientras pensaba en ello, Derek se le acercó de nuevo.
«Oye, ¿Por qué sigues aquí? Pensé que te habías ido», le dijo ella sorprendida.
«Ehm, dejé la llave de mi auto aquí, así que tuve que regresar a buscarla», respondió él con una sonrisa, «Por cierto, es hora de cenar, Cece. Aún no has comido, y yo tampoco. ¿Qué tal si te llevo a cenar a un restaurante cercano y después de eso vuelves aquí a terminar lo que estás haciendo?».
Por un momento, Celia vaciló porque tenía un poco de hambre y no podía pensar en qué pedir. No obstante, sintió que comer a menudo con Derek podría parecer inapropiado. A pesar de que él era demasiado entusiasta y amable con ella todo el tiempo, no estaba acostumbrada, y de alguna manera se sentía incómoda.
Además, como mujer casada, sentía que debía mantener distancia con otros hombres. Por otra parte, podría estar pensando demasiado ya que tal vez Derek solo la consideraba una amiga, pues de hecho nunca había cruzado la línea con ella. Habiendo pensado en todo eso, consideró que no sería un gran problema que dos compañeros de trabajo cenaran juntos.
Mientras dudaba si ir con él o no, llegó Emmitt, el asistente del presidente.
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