Capítulo 132:

Kiley lloró mucho y se quejó histéricamente con Alick sobre su miserable situación, enfatizando lo cruel que había sido Celia.

«Quise ser amable con ella y la ayudé, pero a cambio, esa chica me humilló frente a mucha gente y me lastimó. Incluso tuve que ser hospitalizada. No sé si estas heridas dejarán cicatrices en mis piernas. Todavía no me caso, pero si me queda alguna marca, no estoy segura de si más adelante pueda conseguir un marido. No me voy a quedar de brazos cruzados. ¡Esa tipa debe pagar por lo que me hizo!».

Las quejas de Kiley fastidiaron un poco a Alick; él simplemente miró el rostro ordinario de la chica, como si quisiera decirle que sin importar que tuviera cicatrices o no, pocos varones se interesarían en ella.

Obviamente Alick no expresó sus ideas, ya que al final del día, todavía necesitaba de la ayuda de Kiley.

«Vine a verte, no a escuchar tus quejas», pronunció él con el ceño fruncido mientras apartaba las manos que la chica había puesto alrededor de su cintura.

Fue ahí cuando Kiley recordó que ayer Alick la había invitado a cenar, así que de inmediato se disculpó con un tono lastimero: «Lo siento, Señor Juarez. Sé que acepté ir a cenar con usted, pero como puede ver, la maldita p%rra de Celia me lastimó. En este momento no puedo acompañarlo».

Era raro que actuara de una manera inteligente. Sabiendo que Alick no se había presentado para simplemente visitarla, ella le preguntó: «Señor Juarez, ¿Hay algo más que quiera hablar conmigo? Simplemente dígalo».

Alick expresó sus intenciones sin rodeos: «En realidad vine para hacer un trato contigo, pero dado el hecho de que ahora estás lesionada, creo que simplemente cancelaré mi propuesta».

Estas palabras activaron la curiosidad de la chica, por lo que preguntó de inmediato: «¿Qué clase de propuesta, Señor Juarez?».

Alick miró a su alrededor, y tras asegurarse de que no había nadie cerca, se inclinó hacia la chica y le dijo en voz baja: «Pronto se celebrará la cena mensual del departamento de diseño. Quiero que me ayudes a dr%gar a Celia para poder tener se%o con ella. Eres una mujer, así que será más sencillo para ti acercarte a Celia. Ella se resiste demasiado a mí, y como no logro acercarme ni un poco, no tengo más remedio que acudir a esta nueva idea».

Esto dejó tan sorprendida a Kiley que no pudo evitar abrir los ojos de par en par; su mirada dejó de ser de adoración y cambió a una de pavor absoluto.

La chica realmente estaba enamorada de Alick, ya que lo concebía como un sujeto guapo y rico, pero tras escuchar su propuesta, ahora lo único que le inspiraba era horror.

Estar bajo el acecho de un individuo tan malvado sería terrible para cualquier persona.

Aunque odiaba a Celia con todo su ser, en ese momento Kiley no pudo evitar sentir un poco de lástima por ella.

«Perdón, pero jamás me atrevería a hacer tal cosa. Además, mis piernas están lesionadas, por lo que es muy probable que no pueda asistir a la fiesta», la chica se negó sin siquiera dudarlo: «Y no olvide que ayer tuve una pelea con Celia. No creo que pueda acercarme mucho a ella».

¡Alick miró con repulsión a la chica y solo pensó en lo inútil e idiota que era!

Sin embargo, pronto cambió de opinión y dijo con un falso tono de arrepentimiento: «Respeto tu postura ante esta situación, así que no te obligaré. Planeaba darte cien mil dólares como recompensa si cumplías con esta misión, pero ahora que has expresado que no te es posible, tendré que buscar a otra persona que lo haga por mí».

Alick estaba seguro de que el dinero haría sucumbir a la chica.

Justo como fue previsto, los ojos de Kiley se iluminaron cuando escuchó esto e incluso volvió a mirar al hombre con admiración.

Dejando escapar un suspiro que salió desde lo más profundo de su corazón, ella dijo: «Señor Juarez, usted es un caballero con mucho dinero, pero Celia es una simple p%rra barata. ¿Por qué quiere desperdiciar tanto dinero solo para poder acostarse con ella?».

Estas palabras no perturbaron a Alick ni un poco.

Para él, cien mil dólares no eran nada; mientras pudiera tener se%o con Celia, estaría dispuesto a pagar un millón de dólares.

Al hombre nunca le había hecho falta el dinero; para un sujeto como él era válido hacer lo que fuera con tal de acostarse con la mujer que le gustaba.

«Tengo tanto dinero que puedo gastarlo en lo que yo quiera», cuando Alick notó que Kiley estaba interesada en la propuesta de dinero, suspiró a propósito antes de continuar: «Pero de repente te lastimaste y tu relación con Celia es tensa. Pensándolo bien, te resultará muy complicado ayudarme con mi plan, así que olvidemos este trato y no volvamos a mencionarlo».

Kiley sintió que perdería mucho si se negaba, así que rápidamente se aferró al brazo del hombre y dijo ansiosamente: «Señor Juarez, no se dé por vencido conmigo. Podemos hablar sobre ello. Puedo intentarlo. Al fin y al cabo, odio a Celia. Si le ayudo y gano algo de dinero, estaría matando dos pájaros de un tiro».

Los ojos de Alick brillaron con un ligero toque de alivio, lo que provocó que Kiley sintiera que todavía tenía una oportunidad. Mirándolo de manera halagadora, ella preguntó: «Señor Juarez, entonces, si yo lo ayudo y logra tener se%o con Celia, ¿Me dará los cien mil dólares de inmediato?».

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